Hoy se torna necesario cultivar una crítica sustentada de la energía renovable que propicie conocimiento entre las siguientes generaciones
WEN: la otra mirada
Fátima Jiménez
Ingeniera ambiental, colabora en Sempra Infraestructura.
NOTA: Las opiniones vertidas en esta columna por parte de la autora son a título personal
A medida que las metas globales de adaptación frente al Cambio Climático van considerando nuevas acciones, estrategias y esfuerzos, también lo hace la transición energética hacia fuentes limpias. Prueba de ello es el acuerdo que se hizo por primera vez, en el marco de la COP26; en donde veintitrés países se comprometieron a no construir nuevas centrales eléctricas de carbón.
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De acuerdo con la Hoja de Ruta hasta 2050 de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), la cuota de las energías renovables en el sector eléctrico pasaría de 25% en 2017 a 85% en 2050, sobre todo gracias al crecimiento de la energía solar y eólica.
Aspectos poco explorados
Si bien, actualmente podemos encontrar un acervo de información en términos de la energía solar y eólica, así como de los potenciales impactos ambientales asociados a dichas infraestructuras, poco se ha explorado en términos objetivos y cuantificables en torno a su integración en el paisaje.
Sin embargo, al hablar del paisaje, aunque en una primera aproximación cualquiera pudiera encontrar una definición sencilla del mismo, en realidad el trasfondo del concepto incluye inherentemente una complejidad, de la cual dan fe las múltiples disciplinas que han tenido al paisaje como objeto de estudio, tales como la geografía, las artes, la arquitectura, la biología, entre otras.
Aunque la definición en sí de paisaje conlleva una complejidad disciplinaria, podemos decir que existe en común acuerdo, el hecho de que la percepción es la que permite que determinada realidad física se convierta en un concepto más amplio.
Ante la existencia o atribución de la percepción ligada a la concepción del paisaje, es innegable la característica de un juicio de valor, y, por lo tanto, una asignación dentro de una escala subjetiva basada en preferencias personales.
Entendiendo el entorno
Aunado a lo anterior, vale la pena reflexionar sobre aquello que se ha normalizado y aceptado como bello en el entorno; donde, por lo general, se pone el foco en imágenes prístinas y sin huella del hombre. Sin embargo, también podemos ver aquellas imágenes que nos promueven como estéticas o aceptadas, y que tienen fines de consumo, como playas con centros recreativos, bosques con cabañas, es decir, imágenes en donde hay una injerencia del hombre y que aún así son socialmente aceptables.
A pesar de ello, cuando se trata de infraestructuras cuya finalidad es generar energía a través de fuentes renovables y coadyuvar en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, se critica fuertemente o se pone en duda la pertinencia de este tipo de proyectos; todo ello, sin antes realizar un ejercicio a conciencia acerca no solo del costo beneficio, sino también del hecho de que el paisaje se fundamenta en percepciones y juicios de valor cuya característica suele construirse desde un punto de vista individual.
Estructuras y ambiente
Con lo anterior, resulta relevante pensar por ejemplo, en estructuras que han sido emplazadas en ambientes no urbanizados, como los grandes templos en Egipto, como el de Abu Simbel, que, si lo viéramos bajo la óptica y tela de juicio de que todo aquello que interfiere en la naturaleza es algo feo o malo, sería cuestionado; sin embargo, por el contrario, este templo es percibido como algo estético y aceptado a pesar de tener una injerencia en un desierto, o en un ambiente poco impactado por el hombre. Por otra parte, pensar en estructuras como las que conforman el Canal de Panamá, en donde incluso se le atribuyen características turísticas, y, continúa siendo un impacto antropogénico en el entorno.
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Finalmente, y para cerrar esta reflexión, tenemos que cultivar una crítica objetiva y sustentada que permita reflejar un verdadero conocimiento a las siguientes generaciones, y así, en lugar de calificar como antiestéticos los proyectos de energía renovable, se posible visualizarlos como uno de los grandes esfuerzos que está haciendo la humanidad en su intento por mitigar los catastróficos escenarios derivados del Cambio Climático.