Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

Sin metamorfosis en 2021

metamorfosis

México durante las últimas tres décadas trató de tener una metamorfosis. Tuvo los adjetivos de país en vías de desarrollo, emergente y subdesarrollado

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

Energía Sin Política – YouTube

Desde hace más de cinco décadas (lo que tengo de vida) vengo escuchando a mis familiares, medios, a la sociedad, que cada administración (con un tiempo definido y con poder), ha estado comprometida en convertir a México en un país desarrollado; y en eliminar la desigualdad en todos los sentidos. La realidad es que continuaremos como estamos hoy día, en el pasado para el futuro; y mi sentido común no lo verá durante el resto que me quede de vida.

El problema radica en que, no nos consideramos como una familia, con un objetivo en común; y en donde el principal pronombre utilizado es el “yo”, colocado sobre un valor posesivo sobre el todo, desde el punto de vista ideológico y político del cómo influir en las masas. Pero esto tiene un tiempo finito y será demasiado tarde para corregir el rumbo.

Hemos tratado durante las últimas tres décadas tener una metamorfosis, pero nunca lo logramos. Hemos tenido el adjetivo de país en vías de desarrollo, emergente, y subdesarrollado; pero siempre estamos en el purgatorio económico y hoy, estamos alejándonos más cada día de esa metamorfosis.

Nuestra meta debería ser la de poder llegar más allá de; pero la realidad indica que no existe una visión en común como familia. Esto se deriva de que, en cada administración, generación y sociedad, no creamos una ‘morph’ dentro de una estructura real del futuro en el presente del todo; desde un punto de vista de crecimiento en conocimiento, tecnológico, económico y evolutivo en el ser.

Nuestra falta de ‘osis’ está en acciones concretas y reales, al no dejar al poder de la transformación fuera de las ideologías políticas, que no son consensadas entre todas las partes por una sociedad. A todo le queremos condimentar con demagogia.

En esta actualidad, todo el mundo esta queriendo cambiar el “yo”, por la palabra “tú”; pero esta última está siendo mal empleada y cuesta muchos recursos económicos, al no tener un consenso real de lo que el país requiere.

Actualmente estamos usando al “tu”, sin acento, bajo el concepto de un adjetivo posesivo, y que indica que algo es propio o particular de alguien. Se indica a la sociedad: tu economía está creciendo, tu familia no es pobre, tu negocio está creciendo; tu empleo es seguro, ese es tu problema, no el mío. Es decir, estamos hablando en forma unilateral, sin confirmar cuál es la realidad.

El mundo no está incomunicado y la mayoría de las cosas son sabidas en un momento del tiempo. México no tendrá una metamorfosis real hasta que no empleemos al “tú”, con acento; que deber ser empleado como pronombre personal para referirnos a la persona con la que hablamos. Debemos incluirlas en las decisiones reales que afectan en forma directa su lugar, en el espacio-tiempo de la sociedad que son parte.

Sería bueno tener frases como: tú tienes un gran sentido común de la realidad, iremos tú y yo en mi administración, ¿tú quieres ser parte del plan del país conmigo?; tú cuentas con la sabiduría necesaria, tú tienes el don de escuchar, puedes comprobarlo tú mismo si lo deseas.

Los números y la realidad son dos fuentes de sabiduría que indican si involucras o no a una persona dentro de una economía. Pueden decirnos que somos felices mientras que tu realidad es otra.

El 2021 debió ser la parte del asentamiento de las bases para el futuro, al igualar a todas las economías en cuanto a la movilidad de las personas; productos y relaciones comerciales locales o fuera de estas. Las naciones que están saliendo de forma rápida (de la crisis económica derivada de la pandemia), son aquellas que adaptaron su misión de largo plazo anterior a una visión del mediano; dejando en el corto plazo a la adaptación rápida para poder hacer frente a cualquier cambio económico, principalmente.

En México perdimos de nueva cuenta la oportunidad, ante una situación mundial, al no arriesgar para mejorar la calidad de vida de cada persona; al colocarnos en un punto del tiempo en igualdad de decisiones para tomar rumbo a nivel mundial, pero sin definir a donde dirigirnos. Hemos aislado de nueva cuenta al sentido común, y hemos perdido más de 365 días en el yo; días en los cuales no definimos en qué parte de la cadena estaremos en el futuro en las relaciones comerciales. Hemos vuelto estos últimos meses en una refrenda interna de demagogias políticas e ideológicas; y que en la realidad no incrementan el conocimiento y el poder adquisitivo, ni mejoran la vida de cada individuo en este planeta.

economía-crisis

El hombre hoy día evoluciona no en un plano bidimensional, sino en uno tridimensional; no solo en el tiempo, sino en el espacio, y en donde el homo sapiens ya no tiene límite dentro del globo terráqueo.

En 2022 el dinero será más caro para usarlo. Esto será la inflación estacionaria, las inversiones en nuevos sectores, así como la recuperación o eliminación del dióxido de carbono; mejorar la calidad del aire, tener nuevas fuentes de conocimiento para el futuro y también nuevas tecnologías. A partir este tiempo, tendremos economías camaleónicas que dejarán de lado a la demagogia ideológica-política; al requerir dinero por el colapso de su economía, derivado de la falta de una propia innovación tecnológica.

Se deberán realizar nuevos acuerdos comerciales, cuyo objetico será para la aceleración del futuro en el presente, el cual requerirá de grandes cantidades de dinero y dependerá de si hay una correlación entre la inversión pública y privada.

Hacerlo por una sola vía crearía colapsos, y retrasos. El mundo será más regulado bajo hábitos concisos del cómo, y se antepondrán no una ideología social en el individuo, sino las herramientas necesarias para ser parte de la evolución.

En el siglo XX se crearon países desarrollados a base de demagogias ideológicas-políticas, las cuales concibieron guerras bélicas internacionales y después internas en cada país. Se rompieron al final de este siglo los moldes constantes en algunas naciones, convirtiéndolas en camaleones tecnológicos-económicos; y que en el siglo XXI están redituando los frutos para poder adaptarse velozmente al futuro. El 2020 puso en igualdad de circunstancias a todo el mundo al parar a las economías. Muchos aprendieron y se adaptaron, otros solo se enfrascaron en pelear sus luchas internas y con ello, limitaron la metamorfosis para ser un país en desarrollo.

Una larva se transforma en mariposa en forma natural, y un país lo realiza por su metamorfosis con base en su sociedad con sentido común, y no por demagogia ideológica-política.

El dinero no es la felicidad, pero es el valor que hemos puesto para tener conocimiento en el tiempo-espacio.

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