Los siguientes son algunos menús que vamos a valorar brevemente, a modo de ejemplo de degustación del futuro
Columna invitada
Enrique Rueda-Sabater*
Nos adentramos en una nueva década con dos realidades garantizadas: continuaremos experimentando turbulencias en muchos mercados y las predicciones fracasarán en su objetivo de anticiparse a ellas. En este contexto, el riesgo más peligroso es tomar decisiones estratégicas dando por hecho que sabremos predecir aspectos clave del futuro necesarios para lograr los objetivos.
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La incertidumbre en la que estamos sumidos se ha acentuado, al tiempo que aumenta la velocidad de los cambios, gracias, en gran medida, a la tecnología y al evidente e inesperado efecto rebote, debido a la creciente interdependencia entre lo social, lo político y lo económico.
Si bien, es esencial ser conscientes de la falta de certeza que nos rodea, también se corre el peligro de que esa misma conciencia provoque un aplazamiento o parálisis en la toma de decisiones.
Escenarios futuros
La elaboración de escenarios futuros puede convertirse en un útil antídoto para hacer frente al peligro, tanto de ignorar la incertidumbre como de dejarnos abatir por ella. Además, se ha descrito como una oportunidad de visitar el porvenir, que ayuda a prepararse para reaccionar ante lo inesperado, así como un punto de entrada a una concienciación estratégica que mejora la sensibilidad ante las primeras señales de cambio.
Pensemos en esos escenarios como en una especie de degustación de lo que nos podría deparar el futuro. Detenerse a degustar distintos futuros posibles nos permitirá apreciar mejor las posibilidades que surjan y ensayar mentalmente las respuestas, mejoras y atenuantes para convertir cualquier ingrediente que se nos presente en una receta para el éxito.
Aplicando una metáfora culinaria, las incertidumbres clave son los ingredientes, recetas y menús de nuestra comida y nos permiten degustar los posibles caminos, tal vez, muy distintos, que el futuro puede tomar.
Los siguientes son algunos menús que vamos a valorar brevemente, a modo de ejemplo de degustación del futuro, son globales y muy amplios, porque se pretende la versatilidad. Dependiendo de nuestra situación y apetito, cada uno de los menús podrá explorarse más adelante para estudiar sus implicaciones particulares.
Menú amargo
El mundo se ha dividido en facciones (algo así como una versión económica de la Guerra Fría). Los organismos internacionales están sumidos en el caos; el daño es tan generalizado que cualquier rectificación tardará mucho en tener efectos permanentes.
Las grandes corporaciones, que parecían listas para seguir dominando el mundo en 2020, se vieron muy pronto perjudicadas por una combinación de fuerzas nacionalistas y antimonopolio. En ese contexto, el crecimiento económico se reduce, los mercados financieros experimentan una gran volatilidad y se frena el ritmo de adopción de tecnología e innovación.
Las cadenas de suministro han sufrido un grave deterioro y reestructuración, mientras que las marcas y empresas globales solo pueden tener éxito cuando son capaces de imitar la fragmentación geopolítica. Los estados más fuertes han puesto coto a los activistas en numerosos países y se muestran poco inclinados a tomar medidas colaborativas de alcance en materia de Cambio Climático, a pesar de la creciente frecuencia de fenómenos naturales anómalos. Es un mundo lleno de escollos oficiales que deja en sus habitantes un regusto más bien amargo.
Menú copioso
El éxito de las presiones ejercidas por las principales plataformas digitales con sede en Estados Unidos y China ha logrado un repliegue de las políticas de exclusión. Algunas grandes empresas se han convertido en algo semejante a imperios que emplean sus vastos recursos en promover y captar innovaciones tecnológicas, además de establecer una sólida posición de poder en el mercado.
Su potencia financiera les permite, tanto a ellas como a sus fundadores y accionistas, ser generosas mediante colaboraciones en proyectos públicos y obras solidarias privadas de una escala sin precedentes. Hacen un gran esfuerzo para dejar de ser vistas con desconfianza, ganarse el respeto y ser reconocidas como buenas ciudadanas del mundo.
También contribuyen a mejorar la calidad de vida a través de la aplicación de la tecnología en la reducción de contaminación y emisiones. La innovación a su vez, sirve para mejorar la vida de las personas, de tal manera que la preocupación por la privacidad ha pasado a un segundo plano en aras de la comodidad.
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Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial no eliminó tantos empleos como algunas voces preveían en 2020 y actualmente complementa a los trabajadores en lugar de reemplazarlos, pese a que en 2030 se polarizó aún más el mercado laboral. La bonanza económica generada por la tecnología ha permitido que muchos países amplíen las redes de protección social, reduzcan la jornada laboral y mejoren los servicios básicos. Pero, aun así, la insatisfacción sigue siendo generalizada, puesto que la desigualdad continúa en aumento en todas partes, tanto que en 2030 todavía supone una amenaza considerable para la estabilidad social y política en numerosos estados.
Es un mundo de sabores contundentes e imperios privados en el que la clave del éxito empresarial radica en descubrir cuáles son las intersecciones con los imperios digitales que redundan en beneficio mutuo.
Menú delicioso
La preocupación por la inacción en materia de Cambio Climático y la creciente desigualdad siguió en ascenso desde finales de la década de 2010 y llegó al punto de ebullición a principios de 2020.
El activismo civil cobró fuerza con rapidez y hacia 2025 la ciudadanía (incluso en las zonas más inesperadas) logró movilizarse y presionar a sus gobiernos para que tomasen medidas coordinadas urgentes contra el Cambio Climático. En el año 2030 se llegó a un punto de inflexión y la reducción de las emisiones de carbono comenzó a materializarse.
Muchas personas se hicieron eco de esta preocupación en sus decisiones personales, lo que tuvo amplias repercusiones sobre la producción de alimentos, los viajes y el envasado de productos.
La desigualdad se agudizó durante los años veinte y, aunque hacia 2030 se observaban pocos avances reales, se aplicaron medidas para gravar a los más ricos y poner coto al arbitraje fiscal de las grandes empresas digitales, además de imponer controles sobre su poder de mercado y el acopio de datos.
Los avances registrados en los acuerdos y medidas relacionados con el clima trajeron consigo la restauración de la confianza intergubernamental y establecieron las bases para un renacimiento de los organismos internacionales, lo que incluyó una nueva atención a los principios de gestión de datos y el aprendizaje automático.
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Tres mundos
Estos tres menús de degustación son solo un esbozo que destaca algunos de los aspectos que diferencian a estos tres mundos; y que pretenden ilustrar el uso potencial de escenarios a la hora de valorar las situaciones que podríamos encontrar en nuestro camino hacia 2030-2035. Sobre esta base es posible comenzar a preguntarnos “¿Qué pasaría si…?” en torno a decisiones estratégicas que afecten a nuestros negocios u organizaciones o incluso personalmente.
Por supuesto, en 2030-2035 solo habrá un futuro posible y no podremos elegir un menú. Pero, habiendo probado varios de ellos, con ingredientes que nos pudieron gustar o no, estaremos en mejor posición para responder con rapidez; además de tomar decisiones estratégicas eficaces que sin haber tenido esta experiencia.
*Investigador Sr. de EsadeGeo. Fue global senior advisor en Boston Consulting Group y Director de estrategia para mercados emergentes en Cisco. Trabajó en el Banco Mundial durante dos décadas.