La sostenibilidad se vuelve un imperativo estratégico, independientemente del escenario que se presente en los años que vienen
Leonor Fernández del Busto González
Socia de Iraltus
Quizá la mayor lección que hemos aprendido de los últimos 18 meses ha sido la de romper paradigmas; lo que funcionó hasta hoy, no va a funcionar en el futuro; lo anterior aplica en todos los ámbitos desde el personal, hasta las relaciones entre los países. El mundo cambia de manera acelerada y la forma en que nos enfocamos al mercado también necesita cambiar.
La disponibilidad de información, así como el acceso a la tecnología y los factores geopolíticos, han incidido de manera muy significativa alrededor del mundo y, como lo señala el ESADE nos encontramos en una encrucijada: “la insatisfacción ciudadana generalizada sacude la política de muchos países y de las relaciones internacionales, ya que elvalor económico generado por la globalización no se ha compartido de manera suficientemente inclusiva, y la pandemia de 2020 ha empeorado la desigualdad en muchos países; el comercio convencional de bienes y servicios se estanca mientras crece el componente intangible de la economía mundial; resurgen las preocupaciones sobre la estabilidad financiera a medida que las acciones para hacer frente a la pandemia de 2020 han dado lugar a importantes aumentos de la deuda soberana… y más.”
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¿Qué sigue?
Ante este panorama nos preguntamos, ¿qué puede seguir hacia adelante? ¿cuáles son los mayores retos que tendremos que asumir? ¿qué oportunidades podrían surgir? ¿cómo trabajar sobre una estrategia de cara a un futuro tan incierto? Los autores comparten una herramienta de gran ayuda para transitar la incertidumbre, planteando distintos escenarios que resultan de la evolución de los impulsores del cambio y que darán forma a la dinámica socioeconómica y al futuro de los mercados en los que se desenvolverán las empresas, de ahí la importancia de conocer las distintas posibilidades para contemplarlo en la visión estratégica hacia la siguiente década.
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La dinámica socioeconómica y la recomposición de los mercados estará definida por premisas básicas que giran en torno a la evolución de factores demográficos, digitalización y Cambio Climático; a su vez, incertidumbres esenciales a nivel internacional, nacional, tecnológico y social se exploran para evaluar distintas posibilidades que presentarán a las empresas retos y oportunidades potenciales.
Los escenarios
En un artículo publicado por los mismos autores a principios de este año se profundiza en cómo podrían desarrollarse distintas dinámicas socioeconómicas y políticas durante los siguientes 12 años y los elementos que definirían cuatro distintos escenarios económicos en los que se desarrollarán las empresas:
1.- Un mundo a la deriva
Si se profundiza la división geopolítica, el crecimiento económico se frenará de manera importante y los flujos comerciales también, impactando en los patrones de consumo.
2.- Un mundo en cambio
Se rompen paradigmas, predominan alianzas cambiantes y hacia el inicio de la siguiente década, la economía mundial recupera el ritmo de crecimiento previo a la pandemia.
3.- Un mundo que fluye
No hay enfrentamientos y las relaciones internacionales transitan a la multipolaridad, la economía mundial se encamina a un crecimiento sólido; el comercio internacional juega un papel fundamental y alcanza niveles sin precedente.
4.- Un mundo en crecimiento
A cambio de pagar altos costos, finamente se reconoce el beneficio de la colaboración y de los mercados abiertos. El comercio interregional se recupera y resurgen cadenas de suministro mundiales.
Evidentemente los distintos escenarios vislumbran panoramas muy dispares para las empresas que implican riesgos y oportunidades que deben ser considerados en la planeación estratégica hacia el 2030.
En este marco, la sostenibilidad se vuelve un imperativo estratégico independientemente del escenario que se presente hacia adelante. Cada vez un mayor número de organizaciones han buscado contemplarla en su planeación, no obstante, son pocas las empresas que se han encargado de implementarla en la operación, organización y cultura. Aterrizar una estrategia de sostenibilidad en la empresa implica tomar decisiones y actuar en todos los ámbitos, desde orientarse a nuevos negocios con bajas emisiones de carbono hasta el cambio de mentalidad y compromiso de líderes y colaboradores.
#EnergíaSolar| Uno de los problemas que podría enfrentar la cadena de suministro de la energía solar son los altos precios, pues estos han subido un 16% en lo que va del 2021 desde el 2020https://t.co/2t5Vn0u59x
— Energía Hoy (@energiahoy) September 13, 2021
Finalmente, en los siguientes números abordaremos la sostenibilidad desde una perspectiva práctica y para ser implementada en la estrategia, la operación, la organización y la cultura de las empresas.
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