Escrito por: Electricidad, Hans-Joachim Kohlsdorf, Nacional, Opinión

Electricidad ¿nos quedamos atrapados en el siglo XX?

CRE privados

En materia de electricidad estamos en un momento en que debemos tratar de solucionar los problemas reales de la red 

Hans-Joachim Kohlsdorf
Socio fundador de Energy to Market

Se acaba de publicar el decreto que reforma la Ley de la Industria Eléctrica y como era de esperarse, llovieron los amparos por aspectos inconstitucionales. Con razón se obtuvo una suspensión provisional de carácter general.

Dejemos de lado mientras leemos este artículo, agravios y los: “hemos tratado de hablar, pero no nos escuchan”. Nos podríamos preguntar si lo legal e ilegal sigue alineado con lo correcto e incorrecto, o sería posible recordar si alguno de los involucrados ha realizado propuestas concretas sobre cómo solucionar los problemas que hoy presenta nuestra red eléctrica y más importante aún, si hay instituciones o personas pensando en cómo aprovechar la innovación.

Desde la Reforma Energética (RE) aprobada en el sexenio de Enrique Peña Nieto, el sector eléctrico ha realizado avances tecnológicos impresionantes. ¿Los adoptamos o nos mantenemos en la historia? Veamos a las partes involucradas y coloquemos la RE y al mercado eléctrico mayorista al centro.

Los contratos

Por un lado, tenemos los contratos con permisos de generación previos y los grandes usuarios que les compran la energía, los legados y los mal llamados autoabastos. Se defienden como “gato patas arriba” ante la reforma de hace años. Además, está el gobierno de la 4T que argumenta que los proyectos legados y sus clientes (el principal enemigo) reciben subsidios exagerados y señala aspectos que debilitan a la CFE y que, efectivamente causan inestabilidad a la red eléctrica. Así es, dos importantes grupos están en contra de la reforma promulgada del pasado sexenio: las grandes empresas generadoras y consumidoras del país y el gobierno de la 4T, difícil decidir quién es más conservador, ya que ambos persiguen un status quo propio del siglo pasado.

Estamos en un momento en que debemos presentar propuestas, tratar de solucionar los problemas reales de nuestra red eléctrica y simultáneamente definir un enfoque moderno para que la CFE proteja a largo plazo el patrimonio del país. Pero vamos por partes.

Empresas que operan bajo leyes previas a la reforma

Las compañías pueden presentar un plan ordenado de migración al nuevo mercado, analizando la vigencia original de sus permisos para vender energía a usuarios autorizados. Hay varios aspectos a considerar:

  • Miles de cargas pequeñas para las cuales la normativa de la LIE es demasiado compleja. Varios suministradores que operamos en la nueva ley tenemos la tecnología para traer la información de manera ágil a estándares de manejo disponibles y a precios competitivos.
  • Los proyectos del siglo pasado requerían de un marco regulatorio específico para atraer inversión al sector y permitir a las empresas abastecerse con energía a precios competitivos y tarifas reducidas de transmisión y distribución, respaldo y potencia mediante el banco de energía. Medidas que el actual gobierno considera un subsidio. Sin estas condiciones México jamás hubiera podido generar la electricidad para salir de la crisis de 1994. Pero, vamos nuevamente al 2014 y veamos los costos de los generadores que participaron en las tres subastas. Los costos de generación cayeron de manera dramática y definitivamente pueden convivir con las tarifas y costos definidas en la LIE. ¿Requieren los proyectos legados que aún no operaban en el 2014 de las medidas específicas ya desproporcionadas de los años 90?
  • Probablemente no, y si los quieren recibir ¿Quién los debe pagar? ¿Los participantes del mercado eléctrico mayorista o Hacienda con dinero de los contribuyentes? Los generadores y consumidores con contratos legados deben presentar los retos que enfrentan y proponer medidas para resolverlos: Mantener estándares tecnológicos anticuados sin invertir en modernización se puede considerar un abuso.

Ideas para fortalecer a la CFE

Las empresas tradicionales de servicios de energía eléctrica, públicas y privadas en todo el mundo están viviendo grandes retos. Los cambios tecnológicos están impulsando con tremendo poder la generación en sitio al tiempo que los requerimientos de electricidad crecen. Las aplicaciones cada vez más poderosas de Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, los grandes centros de datos y la movilidad eléctrica son apenas unos ejemplos. En México esta tendencia se ve impulsada aún más por la alta disponibilidad de gas natural barato.

¿Qué costo tiene aprovechar el respaldo del sistema eléctrico tradicional para los momentos en que la generación en sitio es insuficiente o cuando el clima reduce la generación eólica y solar? ¿Quién lo debe pagar? Nuestro modelo tarifario, incluso postreforma, básicamente no ha cambiado desde el siglo pasado, los nombres y la forma de cálculo sí, los conceptos no.

Comienzo por la segunda pregunta, el costo lo deben asumir quienes participan en el mercado, generadores grandes y pequeños y los usuarios. La razón es obvia, si continuamos como hoy, donde el costo lo asume en muy buena parte la CFE, el sector privado no tiene ningún incentivo para invertir en eficiencia y modernización. Los mejores ejemplos son: paneles solares que se apagan cuando falla la red, incumplimiento masivo de un Código de Red muy poco exigente y la ausencia (por falta de clientes) de producción nacional de baterías, inversores y software. Claro, no me lo tienen que decir, hay muchos más ejemplos de gastos anticuados: generadores diésel de respaldo, reguladores de voltaje, UPSs, entre otros.

¿Qué debemos hacer en el ámbito tarifario?

  • En el mercado desregulado, debemos cambiar a través del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) el cobro por potencia y respaldo brindado por la red a un esquema que considere los picos de consumo y la variabilidad de la generación renovable y del consumo mismo. Hoy a un generador se le cobran aproximadamente 100 pesos por MWh entregado a la red. ¿La calidad y variabilidad de esta energía? ¡No importa! ¿Tenemos interés de mejorar la calidad de lo que generamos o consumimos? ¡No! ¿Estamos invirtiendo en baterías, software, inversores, equipo de reducción de armónicos, aprovechamiento de energía regenerativa? ¡No!
    Los participantes del mercado, generadores y usuarios debemos asumir este costo y así crear los incentivos para modernizar las instalaciones. Cumplir los nuevos estándares y apoyar la estabilización de la red representaría una importante fuente de ingresos adicionales para los generadores.
  • ¿Quién recibe estos pagos? La CFE y todos aquellos participantes que aportan potencia y estabilidad. Modernizar el sistema eléctrico se convierte así en un círculo virtuoso.

Tarifas de suministro

  • Las tarifas de suministro básico presentan absurdos similares; la idea es correcta, los hogares y Pequeñas y medianas empresas (Pymes) con altos consumos eléctricos deben pagar tarifas más altas que los sectores populares. Si un hogar con consumo alto pone paneles en su techo y “netea” su consumo nocturno con la generación diurna y el neto cae a niveles de consumo mínimo de hogares de escasos recursos, ¿Debe pagar la misma tarifa subsidiada? ¿Tener un pico de consumo muy alto, al inicio de la noche, cuando más escasea la energía debe ser subsidiado? Exacto, de forma similar al sector empresarial, tenemos que proponer cambios en la estructura tarifaria. La CFE debe recibir un pago justo por ofrecer el respaldo cuando más se requiere.
  • ¿Cuál sería el impacto positivo? Así es, ya lo saben: comprar software de control para mis electrodomésticos o simplemente consumir menos en horario punta e instalar baterías para no tener picos de consumo tan altos.

Nuevas oportunidades de negocio

  • Impulsar una cobertura de electrolineras a través de franquicias. A diferencia de gasolineras, todos agradecen tener electrolineras cerca y las instalaciones generan ingresos por venta de energía y publicidad. En 10 años, los dueñosnprobablemente le paguen a la CFE por tener una cerca. Ventaja adicional: en momentos de consumo muy alto en una zona, la CFE puede reducir la carga de baterías y así estabilizar la red.
  • Copiando a las empresas de telefonía celular, la CFE puede vender y financiar productos y soluciones complementarias como baterías e inversiones requeridas para mejorar la eficiencia energética de sus clientes.
  • Cooperar con suministradores privados para que estos ofrezcan soluciones a medida para los clientes. Todas las grandes empresas de comunicaciones trabajan con distribuidores e integradores. El suministrador no es un competidor, es un canal de ventas para generadores.
  • Aprovechar el altísimo nivel técnico de su personal para vender ingenierías.
  • Internacionalizar sus operaciones siguiendo los buenos ejemplos de EDF, Enel e Isa de Colombia o los ejemplos de Cemex, Bimbo, Claro y Nemak que impulsaron su dominio en Latinoamérica e incluso a nivel global. Con productos y soluciones innovadoras y no con recetas del siglo pasado.

Otras discordias que se pueden resolver

  • Otorgamiento retroactivo de CELs es un gran punto y más que enrancharnos todos en el status quo, pensemos por un momento que nuestro régimen actual favorece las nuevas fuentes de generación limpia. En cierta forma discrimina a todos aquellos que ya mucho antes del 2014 habían invertido en generación renovable, especialmente a la CFE. Todo en un mercado tiene dos componentes, oferta y demanda. Hoy estamos tan encendidos discutiendo el problema de la oferta de CELs que no nos detenemos a pensar en la demanda. Como en todos los casos anteriores impera la cultura del “No, solo sobre mi cadáver”, “bajo amenazas no se negocia” y muchos otros comentarios impulsados más por la adrenalina que por el razonamiento. Recordemos cómo se estableció la obligación de comprar CELs. Para cumplir con el Acuerdo de París de incrementar la generación limpia del 21 al 35% se exigió a todos los consumidores, a través de sus suministradores comprar 14% de CELs. Así se creó la demanda. Los generadores nuevos de energía limpia generan los CELs y los pueden vender. Veamos ahora la demanda, si la obligación de CELs se fijó para el incremento del 21 al 35% y ahora se otorgan a ese 21% que ya generaba energía limpia, se debe subir la demanda en exactamente ese valor y la obligación de compra pasa del 14 al 35%. Esto incluye a las cargas de autoabasto que actualmente están exentas de comprar CELs, si se abastecen de energía limpia. Se logra el mismo objetivo, sin discriminar a todos aquellos generadores que ya habían hecho grandes esfuerzos previos.

Orden del despacho de las centrales eléctricas

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucionales muchos de los criterios del famoso “decreto Nahle” del año pasado. Pero pasó casi desapercibido, que no tumbó la responsabilidad del Cenace de velar por la estabilidad de la red. Tampoco recuerdo que el Cenace haya puesto en peligro la estabilidad del sistema por despachar plantas con una visión, exclusivamente por el costo marginal de generación. El Cenace ha hecho una muy buena labor y ante las fallas ha recuperado la operatividad del sistema de forma admirable. Como vimos durante la crisis por el desabasto de gas, ante la falta de inversiones en almacenamiento por parte de los distribuidores y la escasez de baterías que hubieran permitido que las instalaciones renovables continuaran generando, las centrales viejas de la CFE cumplen aún un papel muy importante.

Aquí regresamos al tema de las tarifas. Estas centrales deben generar ingresos para la CFE, pero no por su operación continua, sino por su disponibilidad y por la seguridad que le brindan al sistema eléctrico. Ya vimos en los primeros días de noviembre del 2020 y en febrero del 2021, el rol tan importante que cumplen estas centrales. Claro, todos los demás participantes debemos pagar un precio correcto por tener este respaldo, esta redundancia. El argumento simplista de que modernizar la red solo cuesta más dinero a las empresas es erróneo. El impacto de los apagones y de variaciones en el suministro y las actuales medidas que toman las empresas para compensar la mala calidad son mucho más costosas que cumplir con el Código de Red.

Cancelación de las subastas

La CFE es un competidor más en el mercado. No conozco empresas privadas que le compren a gran escala energía a sus competidores porque es más barata que la que ellos generan. No entiendo por qué debamos exigir a la CFE que haga esto. Pero, como en el pasado, la CFE (también Petróleos Mexicanos) sigue siendo un importante promotor de la industria nacional y con las subastas apoyó la creación de nuevas empresas de generación en el país. Ya se dio un gran paso adelante, aproximadamente el 50% de la generación del país está en manos privadas y, como en todos los negocios, los productores más eficientes y competitivos se van a imponer.

El sector privado se puede juntar y hacer una subasta privada para negociar precios más competitivos. Ya vimos un gran esfuerzo, probablemente anticipado a los tiempos y éste no tuvo éxito. Los generadores hace dos años, acostumbrados a pedir garantías a una empresa estatal, no fueron capaces de aprovechar esta herramienta para lanzar nuevos proyectos y ganarse al sector industrial. En lo individual, sin embargo, muchas de estas empresas han establecido modelos de negocio exitosos y el sector financiero finalmente aportó un granito de arena, más la banca de desarrollo, que la banca privada.

Conclusión

Ojalá estuviéramos viviendo un diálogo de sordos. Estamos peor, nadie presenta alternativas para solucionar los problemas actuales ni ideas para aprovechar la innovación tecnológica. Desde los instaladores de paneles solares en casa hasta los grandes generadores, todos quieren mantener estándares de interconexión muy bajos, incluso Centroamérica tiene estándares más exigentes que los nuestros.

Por el lado de los usuarios, casi ninguna empresa está cumpliendo con el Código de Red. Todos queremos que alguien más resuelva los problemas de la calidad de la energía que están causando quienes generan y consumen electricidad.

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