Escrito por: Opinión, Pablo Ramírez

INFOGRAFÍA: Termoeléctrica de Tula, la más sucia del país

centrales

La termoeléctrica de Tula ya sobrepasó su tiempo de vida útil, ha sido descuidada por años y es muy ineficiente, precisamente porque usa combustóleo

Infografía: Greenpeace

Pablo Ramírez

Especialista en Energía y Cambio Climático de Greenpeace México

Apenas hace unos días, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que su gobierno tomará varias medidas para contribuir al combate al Cambio Climático. En principio, se trata de una buena noticia, aunque es necesario ver cómo se implementa.


De acuerdo a la declaración que difundió en redes sociales, pero que no se ha plasmado aún en ningún documento oficial, pronto quedará descartado el uso de combustóleo para producir electricidad, lo que suena muy bien, aunque es imprescindible que el compromiso se traduzca en una prohibición explícita, pues hasta el momento las termoeléctricas convencionales no solo han seguido funcionando sino que han aumentado la cantidad de combustóleo para generar electricidad.

Precisamente por eso, en la fecha cuando se conmemora el Día de la Tierra, Greenpeace México estuvo de nuevo en Tula, Hidalgo, frente a la Termoeléctrica “Francisco Pérez Ríos” de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para denunciar de manera pacífica el uso de combustóleo como peligrosamente contaminante y como una amenaza para la salud pública y el derecho humano al medio ambiente sano.

INFOGRAFÍA

Con un globo aerostático con la leyenda “Exceso de contaminación” (en un hexágono negro como los usados en el etiquetado frontal de alimentos) el globo señaló la instalación de la CFE, donde se produce electricidad con combustóleo pesado, a pesar de que su permiso de operación no autoriza el uso de este tipo de combustible, con contenido de 3.9% de azufre en masa, cifra que casi duplica el máximo permitido en la Norma Oficial Mexicana NOM-CRE-016-2016 establecida en 2 por ciento.

Esta sustancia que produce enormes cantidades de dióxido de azufre y material particulado; afecta la salud de grandes núcleos de población en el Valle del Mezquital, en Hidalgo; varios municipios del Estado de México y las alcaldías del noroeste de la Ciudad de México, hasta donde llegan sus vapores tóxicos, así como los cultivos aledaños ya que el SO2 es precursor de lluvia ácida.

La instalación de la CFE, que ya hemos denunciado antes, ya sobrepasó su tiempo de vida útil; ha sido descuidada por años; y es muy ineficiente, precisamente porque usa combustóleo. Esta sustancia es una de las fuentes fósiles que más gases de efecto invernadero emiten por KWh, con 898 gCO2 y también una de las más caras, 139 dólares por mWh. [1] 

La Termoeléctrica se ha vuelto peligrosa para la población, según el “Estudio sobre la influencia de la Central Termoeléctrica de Tula en la calidad del aire regional”, publicado por la Iniciativa Climática de México (ICM) a principios de abril; donde se documentan, entre otras cosas, 16 mil muertes prematuras en la zona de influencia de esta instalación por la mala calidad del aire.

De ahí que Greenpeace pugne por cambiar este modelo, del que precisamente la Termoeléctrica de Tula es uno de sus peores ejemplos (de hecho la más contaminante de su tipo en el país). México requiere un sector energético social y ambientalmente sustentable, que respete plenamente los derechos humanos, basado en energías renovables para reducir la crisis climática.

 

[1] Beatriz Olivera Villa (2020) El camino de México hacia la justicia energética. México: Greenpeace.

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