No todo lo que es verde es benéfico para el medio ambiente; cuidar el planeta va más allá de defender a las energías renovables
Javier Villalobos
Experto en energías renovables y eficiencia energética
La pandemia constituye un punto de inflexión determinante para la vida que llevabamos antes de ella. Hoy, tenemos muchas preguntas y pocas respuestas; pero algo es contundente: el cambio es ineludible y la disrupción y adaptación serán propias de la inteligencia.
En este contexto, el escenario para muchos sectores productivos es inmejorable, en particular, el de las energías renovables. La pausa obligada ha promovido un mayor dinamismo en diversas partes del mundo. Un ejemplo, es la Unión Europea que adquiere nuevos compromisos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) hacia 2050. Nueva Zelanda proyecta para el mismo año alcanzar las cero emisiones. Con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos (EU), el país trabajará en erigirse como una potencia en energía limpia y cuidado del medio ambiente con una economía 100% descarbonizada. Además marca el regreso de EU al Acuerdo de Paris y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Actores globales que buscan cumplir los compromisos adquiridos con un plus inherente: la generación de empleo como un detonador para la reactivación económica.
No obstante, el boom de las energías renovables, un consumidor pasivo con ciertas características prevalece, aquel que no toma la decisión conciente de elegir, por ejemplo, tecnología que funcione con renovable.
Preguntas por hacer
En la era de las energías renovables conviene preguntarnos: ¿de dónde se extrae la materia prima de determinado producto?, ¿qué energía se utiliza para transportarlo?, ¿el sitio de producción está certificado como industria cero emisiones?, ¿hago un uso eficiente de la energía renovable?, y finalmente ¿qué pasará con este producto cuando termine su vida útil?, ¿será dispuesto correctamente para su reúso, reutilización o reciclaje? Aquí surge el dilema, ¿podríamos llegar al punto en el que, por buscar ser sustentables pongamos en peligro nuestros recursos?
Desde mi experiencia en proyectos de energía solar y térmica, cuando los clientes saben que sus consumos energéticos provienen de la generación renovable, incrementan sus indicadores de desempeño, porque han caído en el conformismo, los ha abrazado la ambigüedad de la nueva “tecnología verde”, lo que propicia un mayor uso de recursos; se torna una navaja de dos filos para la supervivencia del ser humano.
Por ello, es esencial alinear a la revolución tecnológica en energía renovable, la educación y regulaciones locales y globales que permitan asegurar al cliente y proveedor que el producto en turno tiene especificada su huella del carbono sin perder de vista la premisa de que no tenemos un planeta B que nos espere cuando agotemos los recursos del actual.
Y finalmente, a través de una analogía a la frase: “no todo lo que brilla, es oro”, podríamos aplicarlo como: “no todo lo que es verde, es sustentable”. Por ello es importante, asumir un compromiso individual que sume a las acciones que ya existen y estar cada vez más conscientes de que cada pequeña acción tendrá sus consecuencias, lograr que sean positivas, es nuestro deber y tarea.
¡Seamos sustentables, en nuestros propios ciclos de vida!
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