Ciudad de México (Iliana Chávez / Energía Hoy).- El Código Red no es sólo poner reglas claras de operación para los generadores y centros de carga sino que busca asegurar el buen funcionamiento del sistema eléctrico del país como una cuestión de seguridad nacional, a fin evitar problemas graves como apagones, quedarse sin servicio de agua, así como tener mala calidad de energía que en México genera un costo entre 20 y 25 mil millones de dólares, aseguró Santiago Barcón, consejero consultivo de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
Para el ingeniero eléctrico, el Código de Red (CR) “nivela el juego entre los participantes, es decir, si yo soy una carga tradicional una carga renovable y los dos vamos a vender energía, debe haber una equidad dentro del mercado y, en el lado de las cargas evitarte el problema de un participante del mercado cause problemas, si alguien genera un gran contenido de armónicos se van a ir a la red y probablemente nunca lleguen los capacitores y sino a los vecinos causándoles fallas, daños y desgaste de los equipos”.
También permite contar con una base de planeación real, y refirió “estamos viviendo el código de red alrededor de las cargas, un factor de potencia de 0.95 y 1.95, antes del Código Red, las cargas podrían variar de forma abrupta de estar en 60 por ciento en un horario y el otro estar cerca de incluso estar del lado positivo, y si está un factor de potencia de 0.6 se tiene que sobredimensionar el sistema un 40-50 por ciento en la red”.
No obstante, una vez que se empiece a implementar el Código Red va a sobrar capacidad en otros lugares para poder tener de mayor transmisión o mayor distribución y, por otro lado pasar los archivos del sistema eléctrico nacional, indicó el especialista en sistemas de potencia.
El CR aplica tanto a los generadores como para Centros de Carga (CC) –usuarios-; obviamente esto ya se hacía hace tiempo, se seguían en el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) con criterios robustos de operación SEN, lo único que ahora hizo la Comisión Reguladora de Energía (CRE) fue poner por escrito las buenas prácticas de operación del Cenace.
Barcón Palomar, detalló que en el caso de los Centros de Carga estas prácticas eran más discrecionales, ya que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) las exigía “de acuerdo al humor de la semana y no se cumplían en muchos casos”. “Esto es normal en las relaciones monopólicas tienden a ser así”.
“Ahora el CR viene a poner reglas claras de lo que tienen que dar cada una de las partes”, lo cual tiene beneficios muy importantes como: no tener apagones, lo cual es un beneficio social de primer orden; igual que contar con servicio de calidad, “luego nos quejamos del servicio pero cuando nos piden inversiones para tener calidad decimos que no, que el Cenace se está volando”.
Comentó que también favorece la continuidad en todo el sistema; recordemos los problemas en Nueva York con los apagones y los problemas sociales que causa, o imaginemos que no hay agua en la Ciudad de México sin electricidad no hay, de ahí que “mantener la operación del sistema eléctrico nacional debe ser una prioridad”.
Sin embargo, a pesar de esto existe una gran resistencia por parte de los participantes del mercado para implementar el CR, tanto de los generadores como de los Centros de Carga. Los primeros lo consideran excesivo, y particular los de energías renovables argumentan entre otras cosas que con la capacidad de electrónica de potencia los aerogeneradores o inversores son suficientes, lo cual podría ser cierto pero debe revisarse la tecnología de cada sistema.
El especialista en tema, consideró que tampoco se puede decir yo hago esto en España o en Italia porque no se puede aplicar aquí, nuestra red es mucho más débil, es tratar de pasar de lo particular de un país a otro que es diferente. No obstante, reconoció que sí ha ido mejorando la capacidad de potencia pero finalmente hay que ver si realmente es suficiente.
Por su parte los Centros de Carga piensan que es abusivo y peor aún dudan si sus competidores lo cumplen mientras ellos ya realizaron el gasto, pero “no porque el otro no lo haga te exime de tener la obligación de hacerlo”.
Precisó que “el Código de Red se publicó en abril de 2016 y estuvo en consulta pública en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) por cuatro meses y no hubo ni uno sólo comentario y cuando se publicó entonces ya se quejaron, no puede ser que a toro pasado queramos que sea flexible”.
Además, si alguien presionó para una apertura energética fueron los propietarios de los Centros de Carga que querían tener opciones y citó la frase de Milton Friedman: There is no such thing as a free lunch.
Como referencia, agregó que el costo de la mala calidad de energía es de 300 mil millones de dólares anuales en los Estados Unidos, ahora imaginen cuánto es en México considerando que el sistema eléctrico del vecino país es más robusto que el mexicano de 20 a 25 mil millones de dólares es el costo de tener mala calidad de energía.
El consejero consultivo de la CRE, insistió en que independientemente del cumplimiento que mandata el Código de Red existen beneficios en cuanto a seguridad:
- Conocer su nivel de corto circuito y tener las protecciones calibradas garantiza el que el equipo no explote;
- Mejora la eficiencia energética de los CC, sabemos que lo que no se mide no se controla
- Permite mayor capacidad de crecimiento; aumenta la productividad al disminuir los paros por fallas internas;
- Ayuda a contar con un sistema más rígido.
- También obliga a la dirección a tomar una visión energética de sus actividades; las fallas internas se detectarán, como ya se va a medir no le vamos a poder echar la culpa a CFE o las armónicas. Este punto es realmente importante, porque más del 50 por ciento de las fallas son de origen interno de las plantas, es un problema recurrente. Aún en Europa el costo de la mala calidad de energía es de 170,000 millones de euros anuales.
“Si tenemos menos fallas internas va a aumentar la productividad, y si logramos que las renovables se van a utilizar mucho más el objetivo debería ser que éstas se consideren como convencionales para el proceso de planeación y operación; obligan a desarrollos tecnológicos que apoyan la introducción de fuentes renovables y se logra aumentar la capacidad del sistema eléctrico”.
En conclusión, bienvenido sea el Código de Red, es obligación de todos el apoyarlo, pero además –recomendó- estudiarlo y enriquecerlo, “recordemos que es un documento vivo que será revisado con regularidad, año con año y si tienen comentarios enviarlos a la CRE, no se queden en una actitud pasiva, además si todos participamos, el sistema será más robusto y útil para el país”.