Amazon presentó en versión beta Kindle Translate, un servicio de traducción impulsado por inteligencia artificial que busca facilitar a los autores de Kindle Direct Publishing (KDP) la difusión de sus libros electrónicos entre un mayor número de lectores. Aunque el anuncio generó interés, profesionales de la traducción expresaron su desacuerdo, pues consideran que esta herramienta podría “abaratar la calidad” de los textos.
El lanzamiento ocurrió el pasado 6 de noviembre. En su sitio web, Amazon detalló: “Kindle Translate supone una nueva oportunidad para que los autores autopublicados puedan acceder a un mayor número de lectores y obtener mayores ingresos con sus obras”.
El servicio, disponible en versión beta para una selección inicial de autores que autopublican, ofrece traducciones entre inglés y español, y del alemán al inglés. A través del portal, pueden gestionar sus traducciones, seleccionar idiomas, definir precios y publicar contenido.
“Gracias a este servicio, los autores pueden publicar, en pocos días, traducciones completamente adaptadas al diseño de sus libros. Todas las traducciones son evaluadas automáticamente en cuanto a precisión antes de la publicación, y son los propios autores quienes pueden elegir si previsualizar dichas traducciones o publicarlas automáticamente”, explicó la compañía estadounidense.
El lanzamiento forma parte del compromiso de Amazon KDP por apoyar a autores independientes y facilitarles la llegada a audiencias globales, con el objetivo de ampliar su potencial de ingresos. Para demostrar la relevancia de esta iniciativa, la empresa recuperó la experiencia de Roxanne St. Claire, autora independiente:
“Durante décadas, los autores independientes no hemos podido encontrar una solución fiable y económicamente viable para la traducción a otros idiomas de nuestras obras. Con servicios como Kindle Translate, podemos llevar fácilmente nuestras historias a un amplio público internacional, lo cual representa una victoria tanto para autores como para lectores”, expresó.
Por su parte, Kristen Painter, también autora de KDP, añadió: “Las traducciones a idiomas extranjeros abren puertas a nuevos lectores en todo el mundo y dan una segunda vida a nuestros títulos. Es una de las estrategias más inteligentes para expandir tanto el alcance como los ingresos”.
Usuarios responden en redes tras el lanzamiento
Aunque la presentación de Kindle Translate generó curiosidad entre algunas personas usuarias, en plataformas como LinkedIn profesionales de la traducción y la corrección compartieron su desacuerdo y preocupación respecto a la herramienta, al considerar que puede “abaratar la calidad” y simplificar en exceso los procesos editoriales.
“Traducir no es sustituir. No se trata de una operación matemática donde cambias una palabra por otra. Traducir es interpretar, pensar, reescribir”, publicó en su perfil la traductora Belén Martínez. Aclaró que no se opone a la tecnología y que ella misma la utiliza, pero advirtió: “Una cosa es usarla como herramienta de apoyo y otra muy distinta es delegar algo que requiere sensibilidad humana”.
Los comentarios en respuesta coincidieron con su postura. Uno de ellos afirmó que este tipo de herramientas incluso desincentivan el aprendizaje de otros idiomas. Otro señaló: “La calidad de un corrector y traductor profesional es incuestionable. Kindle Translate, por muy bueno que sea, nunca entenderá el contexto”.
El debate en torno a Kindle Translate refleja un momento clave para la industria editorial: mientras Amazon apuesta por la automatización para ampliar oportunidades de publicación, profesionales del lenguaje insisten en que la traducción es un proceso creativo que difícilmente puede replicarse por completo con inteligencia artificial. El futuro de esta herramienta dependerá de su capacidad para equilibrar eficiencia tecnológica con la calidad literaria que exige el trabajo humano.
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