La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y el primer ministro de Canadá, Mark Carney, presentaron el Plan de Acción México–Canadá 2025–2028, una hoja de ruta que coloca a la energía y la sostenibilidad como ejes centrales de la relación bilateral. El documento se dio a conocer en la Ciudad de México el pasado 18 de septiembre y establece compromisos de cooperación en transición energética, seguridad en hidrocarburos, redes eléctricas y minería sostenible.
El acuerdo bilateral forma parte de una asociación estratégica integral que abarca cuatro pilares: prosperidad; movilidad, inclusión y bienestar; seguridad; y medio ambiente y sostenibilidad. Dentro de este marco, la energía adquiere un rol destacado, en línea con los objetivos compartidos de acción climática y competitividad regional en América del Norte.
Ambos gobiernos acordaron impulsar proyectos conjuntos para acelerar la transición hacia energías limpias, incluyendo inversiones en movilidad eléctrica, transporte público eléctrico, eólica, geotérmica y bioenergéticos. Además, se prevé colaboración en eficiencia energética aplicada a procesos industriales y en la formación de recursos humanos especializados.
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México y Canadá acuerdan transición energética
El plan contempla también cooperación en el sector de hidrocarburos, centrada en la identificación de iniciativas conjuntas que fortalezcan la seguridad energética. Esto incluye el desarrollo de recursos, la optimización de la producción y el intercambio técnico. Un aspecto clave será la innovación en exploración y extracción, con especial énfasis en mejorar el desempeño ambiental y aprovechar el potencial del gas natural licuado.
Otro de los compromisos es garantizar la confiabilidad de los sistemas eléctricos a través del desarrollo de redes inteligentes y tecnologías que otorguen mayor flexibilidad al sistema energético. El intercambio de mejores prácticas en este rubro permitirá avanzar hacia un modelo eléctrico más resiliente y sostenible.
La minería sostenible aparece como otro punto prioritario de la cooperación bilateral. México y Canadá acordaron trabajar juntos para producir los minerales críticos necesarios para la transición verde, lo que incluye prácticas responsables en la explotación de recursos y el fortalecimiento de cadenas de valor que alimenten las tecnologías limpias del futuro.
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¿Qué implica el Plan México–Canadá 2025–2028?
El plan también establece que ambos países explorarán oportunidades para crear corredores energéticos integrados, que respalden el comercio bilateral y la competitividad de América del Norte en mercados internacionales. Esto se vincula con la construcción de infraestructura a largo plazo que integre transporte, energía y logística.
En materia de reducción de emisiones, se acordó avanzar en esquemas de certificación de metano dentro de la cadena de suministro de gas natural, así como medidas conjuntas para reducir contaminantes climáticos de vida corta, como el carbono negro. Estos esfuerzos buscan aumentar la transparencia y la rendición de cuentas en la mitigación climática.
En el ámbito académico, México y Canadá impulsarán proyectos de investigación conjunta en transición energética, inteligencia artificial aplicada al sector, tecnologías de salud y desarrollo social. Para ello, se firmará un memorándum de entendimiento antes de marzo de 2026 que vinculará a instituciones científicas de ambos países.
Una oportunidad para América del Norte
El plan incluye además acciones para promover la inversión en proyectos energéticos y ambientales, creando condiciones que permitan la participación del sector privado. A través del CEO Dialogue México–Canadá, se buscará vincular directamente a empresarios e inversionistas con proyectos de innovación energética.
Otro aspecto relevante es el compromiso de ambos gobiernos para compartir conocimiento en resiliencia hídrica y gestión integral del agua, reconociendo la presión que los fenómenos climáticos ejercen sobre la disponibilidad de recursos naturales. La cooperación se orientará a soluciones tecnológicas y de gestión sustentable.
Finalmente, Sheinbaum y Carney subrayaron que el Plan de Acción México–Canadá 2025–2028 es una oportunidad para fortalecer la integración energética de América del Norte, al tiempo que se atienden los compromisos internacionales en materia de cambio climático.