Ramses Pech
Grupo Caraiva / Grupo Pech Arquitectos
A nivel mundial, la gasolina es uno de los combustibles más demandados y consumidos. Se prevé que este patrón de uso continúe, al menos, hasta finales del presente siglo.
El precio de la gasolina se compone, en términos generales, de tres principales categorías que determinan el costo final para el consumidor:
- Costo directo: incluye el precio del barril de petróleo crudo, los procesos de refinación, la logística, el almacenamiento y, en su caso, los costos asociados a la importación.
- Costos de distribución, comercialización y estaciones de servicio: abarcan los gastos relacionados con la logística de última milla, la intermediación y la operación en las estaciones de servicio, incluyendo el despacho del producto a cada vehículo.
- Impuestos: en la mayoría de los países, comprenden los impuestos especiales y el impuesto al valor agregado (IVA).
En los países con mercados abiertos, donde los gobiernos no intervienen directamente en el precio final al consumidor, las fluctuaciones diarias dependen principalmente del costo del barril de petróleo y de la eficiencia de las refinerías, considerando los márgenes de refinación necesarios para mantener precios competitivos.
En ciertos mercados, los impuestos especiales nacionales o estatales pueden permanecer constantes durante el ejercicio fiscal anual, por lo que no influyen en las fluctuaciones diarias del precio del combustible.
Los costos asociados al almacenamiento, la logística y la operación de las estaciones de servicio suelen ajustarse anualmente conforme a la inflación, al aumento de los insumos y a los requerimientos derivados de actualizaciones normativas o técnicas.
En México, el precio de la gasolina y de los combustibles en general se regula semana a semana mediante la actualización del impuesto aplicable por litro, establecida por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Esta actualización se determina con base en la cotización internacional del barril, lo que permite definir el estímulo correspondiente que debe aplicarse.
Actualmente, el precio de la gasolina se ha mantenido estable en 24 pesos por litro desde marzo. El precio promedio del petróleo crudo —tomando como referencia el WTI, utilizado por las refinerías estadounidenses para la producción de petrolíferos— registró un valor de 9.20 pesos por litro en marzo; para septiembre, dicha cifra disminuyó aproximadamente 28%, ubicándose en 7.19 pesos por litro. Esta reducción provocó una caída en el precio de la gasolina en el mercado estadounidense, situación que no se ha replicado en México.
En Estados Unidos, el precio al consumidor de la gasolina disminuyó de 16.78 pesos por litro en marzo a 15.38 pesos en septiembre, lo que representa una reducción del 9%, reflejando el ajuste en el precio internacional del barril de petróleo.
Al analizar los diez países con mayor consumo de gasolina a nivel mundial, se observa que México ha mantenido el primer lugar en costo al consumidor durante los últimos tres meses. En julio, el precio promedio nacional por litro fue de 23.33 pesos; en agosto, de 23.48, y en septiembre, de 23.44 pesos, mientras que el promedio entre estos países no supera los 18 pesos por litro. Este comportamiento sugiere que la fórmula actual para mantener el precio por debajo de los 24 pesos por litro requiere una revisión, ya que la disminución del precio internacional del barril no se está reflejando en el costo final al consumidor.
Desde una perspectiva empresarial, el esquema vigente ha resultado en beneficios económicos para la nación, pues ha mantenido durante meses la ausencia de estímulos al consumidor y no ha incorporado las variaciones observadas en el mercado. Actualmente, los consumidores pagan 6.4555 pesos de IEPS por cada litro, lo que equivale al 28% del costo total.
Pemex, sin embargo, enfrenta pérdidas, ya que mantiene en la mayoría de sus terminales de almacenamiento un precio de 21.68 pesos por litro (incluyendo IEPS y el 16% de IVA) para los comercializadores y distribuidores. Esta política permite a las estaciones de servicio un margen promedio de solo 1.70 pesos por litro. ¿Será adecuado?
Dentro de este margen bruto deben considerarse los costos logísticos, que incluyen el traslado desde la terminal de almacenamiento hasta la estación de servicio. En muchos casos, estos recorridos superan los 200 kilómetros, lo que eleva los costos y reduce aún más el margen.
La fórmula utilizada actualmente para regular el precio de la gasolina resulta adecuada para las condiciones del mercado, considerando la estabilidad prevista en los precios internacionales del barril. Sin embargo, podría analizarse la posibilidad de implementar un IEPS fijo, como lo hacen anualmente los principales países consumidores, en lugar de mantener el esquema de variabilidad semanal vigente en México.
Para 2025, se estima que la recaudación proveniente de los impuestos sobre gasolina y diésel superará los 430 mil millones de pesos. La fórmula vigente busca beneficiar al consumidor, trasladando las fluctuaciones de los mercados internacional y nacional para obtener un precio ajustado; sin embargo, actualmente no está cumpliendo con ese propósito.
En caso de querer transitar de un mercado abierto controlado hacia un mercado realmente abierto, debería considerarse dejar fijo el IEPS y permitir que el mercado determine los costos de producción, comercialización, distribución y operación en estaciones de servicio. El IEPS podría ajustarse conforme a la inflación anual, siempre y cuando ello no afecte al consumidor final.
Las estaciones de servicio no son responsables del precio actual, pues solo representan alrededor del 8% del valor final. El resto obedece a factores externos: 44% corresponde a decisiones gubernamentales y 48% al mercado. Por tanto, establecer un precio fijo sobre un componente cuyo 56% depende del mercado, mientras el resto proviene de impuestos determinados por la Cámara de Diputados, dificulta la competitividad y limita la equidad del sistema.
De mantenerse esta situación, para 2026 Pemex continuaría asumiendo la mayor carga, mientras que el consumidor seguiría sin percibir la variabilidad del precio. Es importante recordar que más del 60% de la gasolina en México es importada, adquirida a precios variables tanto por Pemex como por empresas privadas con permisos de importación vigentes. En este contexto, la única beneficiaria sería la nación, dado que el IEPS podría ajustarse conforme a la inflación, pasando probablemente de 6.4555 a 6.70 pesos.
Por consiguiente, y considerando el mercado proyectado para 2026 junto con las estimaciones de la SHCP, la fórmula presupuestaria para el próximo año podría modificarse de la siguiente manera:
Precio de la gasolina = (IEPS + 16% de IVA) fijo + (Costo del mercado) variable.
En México, el consumo diario de gasolina supera los 120 millones de litros, lo que representa un mercado con un valor promedio anual superior a 1.2 billones de pesos. De esta cantidad, aproximadamente 528 mil millones corresponden al pago de impuestos, mientras que 672 mil millones se destinan a cubrir los costos de adquisición de petróleo, refinación, importación, almacenamiento, transporte, comercialización y venta en estaciones de servicio. Cabe destacar que estos últimos elementos son los que presentan mayor nivel de riesgo en la formación del precio unitario, en contraste con la participación de la nación, que implica un riesgo significativamente menor.
El impuesto puede ser benéfico, ya que en ciertos casos desincentiva el consumo. Sin embargo, es fundamental que estos recursos se destinen adecuadamente a infraestructura carretera y ambiental, así como a la transición energética hacia el abandono de los combustibles fósiles.
México debe evaluar si realmente está cumpliendo con estos objetivos, especialmente en comparación con su socio comercial, que impulsa su transición mediante la exportación de combustibles a otros países, con la meta de eliminar su uso hacia finales de siglo y adoptar fuentes energéticas infinitas, como la fusión nuclear, principalmente para la generación eléctrica y el desarrollo de vehículos eléctricos.
Realmente México muestra interés en establecer un mercado de combustibles abierto y competitivo.
LEE TAMBIÉN: Si Europa fuera México






