Gustavo Ampugnani
Director Ejecutivo en Greenpeace México
Ciudad de México (Expertos / Energía Hoy).- El acelerado cambio climático global, provocado por la incesante acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, tiene un impacto destructivo en los ecosistemas del Planeta. Sus impactos sociales no son menores e incluyen a cientos de miles de personas desplazadas y afectadas por los desastres climáticos.
Greenpeace considera que un aumento de la temperatura promedio global por encima de 1.5°C supone una grave amenaza para la supervivencia de millones de personas, que se verán expuestas a un mayor riesgo de padecer hambre, enfermedades, inundaciones y sequías. Para mantener el equilibrio de los ecosistemas y sus especies tal como lo conocemos, y reducir la vulnerabilidad de 100 millones de personas en situación de riesgo debido al cambio climático, hay que asumir el reto de modificar los patrones de consumo dominantes, para así reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Desde inicio de los años ’90, Greenpeace decidió hacer campañas públicas en ese sentido y alertar a los gobiernos, a los medios de comunicación y a la ciudadanía en general, sobre las causas y las consecuencias ambientales y sociales de un cambio climático fuera de control. Las evidencias científicas y empíricas acumuladas en todos estos años no sólo corroboraron lo trágico del problema; también aportaron claridad de qué se necesita hacer.
Si bien no hay una única respuesta para reducir emisiones y se deben tomar acciones coordinadas en distintos ámbitos (gubernamental, social, económico, de salud, educativo, etc.) y sectores, desde Greenpeace escogimos hacer énfasis en la necesidad de transformar el sector energético.
Por sus características de desarrollo, el sector energético de México es altamente dependiente de los combustibles fósiles, tanto en el subsector transporte como en el de generación eléctrica. No obstante, la paradoja es que nuestro país también tiene un enorme potencial para aprovechar las fuentes renovables de energía, tanto solar como eólica.
La madurez técnica y económica de las tecnologías de energías renovables varía de unas a otras, pero son fuentes que ofrecen opciones cada vez más atractivas. Desde luego, lo anterior no debe excluir el hecho de que el aprovechamiento masivo (a diversas escalas) de las fuentes renovables se lleve a cabo de manera sustentable y respetando los derechos humanos, de las comunidades, de los ecosistemas (no podemos desmontar selva para poner paneles por ejemplo) y garantizando la soberanía nacional.
En 2007, Greenpeace nombró su propuesta general y alternativa al modelo energético basado en fósiles y otras fuentes sucias o peligrosas -como la nuclear- como [r]evolución energética. Sus características y principios serán comentados en colaboraciones subsecuentes en Energía Hoy.
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