Cada diciembre regresa la misma pregunta a millones de hogares: ¿es mejor para el ambiente comprar un árbol natural o elegir uno artificial? Aunque la respuesta parece sencilla, los factores ambientales que rodean a cada elección son complejos. A continuación, revisamos lo que distintos organismos plantean sobre el tema.
Árbol natural: la importancia de los cultivos autorizados
BBVA explica que para decidir qué árbol elegir, el primer criterio debe ser la huella de carbono, la cual depende en gran medida de las decisiones personales sobre compra, transporte y desecho del árbol. La institución subraya que “no siempre el árbol natural es la mejor decisión” y que el impacto final cambia según cómo se gestione su ciclo de vida.
Si optas por un árbol natural, es necesario que te asegures de que provenga de un proveedor certificado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), lo que garantiza que no se trata de tala ilegal y que procede de zonas autorizadas para su cultivo. Además, la cercanía del origen importa: si el árbol viene de otro país, el traslado aumenta la huella ambiental.
El desecho también marca una gran diferencia. Según Carbon Trust, un árbol convertido en astillas y esparcido en áreas verdes genera 3.5 kg de CO₂e, mientras que si termina en un vertedero puede liberar hasta 16 kg de CO₂e debido a la producción de metano.

Por su parte, el Tec de Monterrey resalta que los árboles naturales de producción sustentable ofrecen beneficios ambientales: mejoran suelos, capturan carbono y sirven de refugio para fauna, además de generar empleos rurales. Entre 2009 y 2022, la Comisión Nacional Forestal sembró casi 3 mil hectáreas de árboles navideños, particularmente en estados como Puebla y Michoacán.
Árbol artificial: durable si se usa muchos años
A primera vista, los árboles artificiales parecen una mala opción. BBVA advierte que su fabricación utiliza plástico y materiales contaminantes, y que muchos provienen de países lejanos como China, lo que añade emisiones por transporte. Un árbol artificial genera 40 kg de CO₂e, muy por encima de un árbol natural reciclado.
Sin embargo, el periodo de uso es determinante: un árbol artificial debe utilizarse al menos 12 años para ser una alternativa ambientalmente mejor que un árbol natural correctamente reciclado; y solo tres años para ser mejor opción que un árbol natural que terminó en el vertedero.
El Tec de Monterrey menciona que muchos hogares usan los artificiales solo entre cinco y seis años, pero si se quiere que sean sostenibles deben reutilizarse al menos 20 años. Esto se debe a que están hechos de materiales derivados del petróleo, no son biodegradables y, en algunos casos, pueden tardar hasta 500 años en descomponerse.
¿Qué opción es mejor?
No existe una respuesta universal, pero sí reglas claras: si compras un árbol natural, debe ser certificado, de origen cercano y obligatoriamente reciclado, pero si eliges un artificial, debes reutilizarlo por al menos 12 años o idealmente 20 años.
Finalmente, BBVA plantea una tercera vía: evitar el árbol tradicional y optar por alternativas como luces LED en forma de árbol, adornar con plantas, usar ramas secas o crear siluetas decorativas en paredes con fotografías. En otra nota te explicamos qué es el eco-lujo y cómo puedes aplicarlo en tu hogar.
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