Un fallo eléctrico sin precedentes dejó sin energía a gran parte de la Península Ibérica, principalemnte en España y Portugal, afectando a millones de personas y paralizando infraestructuras clave como trenes, aeropuertos y comunicaciones. Primeras indagatorias no descartan ciberataques como posible causa del apagón
El apagón paralizó infraestructuras clave como el transporte público, con trenes de alta velocidad, así como sistemas de metro en subterráneo, dejando atrapados a pasajeros en estaciones y túneles, lo que derivó en evacuaciones multitudinarias. En calles y avenidas, los semáforos dejaron de funcionar, lo que causó importantes atascos y dificultades para la circulación vehicular; mientras que, los aeropuertos de Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat sufrieron retrasos y regulaciones en el tráfico aéreo.
Miles de personas salieron de sus hogares y lugares de trabajo con sus teléfonos en mano buscando señal, dado que, las redes móviles y de Internet también experimentaron interrupciones y cortes intermitentes.
La Red Eléctrica de España, ente responsable de la gestión del sistema eléctrico, calificó el incidente como “absolutamente excepcional”; y explicó que se produjo un “cero” en el sistema eléctrico peninsular, lo que implica un colapso total del suministro. De acuerdo con sus estimaciones, la recuperación completa del servicio eléctrico podría tardar entre seis y diez horas; con un restablecimiento progresivo de la tensión eléctrica desde las zonas norte y sur de la península.
Posibilidad de ciberataque
Las causas exactas del apagón aún no han sido confirmadas. Las autoridades españolas, portuguesas y francesas están investigando el origen del fallo, sin descartar ninguna hipótesis; incluyendo la posibilidad de un ciberataque, aunque hasta ahora no existen indicios sólidos que lo confirmen. El ministro portugués de Cohesión Territorial mencionó que no se puede descartar un sabotaje en las redes eléctricas; en tanto, la Comisión Europea también ya se pronunció al respecto, señalando que no hay evidencias de que el apagón haya sido provocado intencionadamente.
El impacto social fue inmediato y generalizado. En colegios y oficinas, la falta de electricidad generó desconcierto y obligó a suspender actividades. Los hospitales funcionaron con generadores, evitando una crisis sanitaria mayor; pero la interrupción afectó las comunicaciones y la movilidad de la población, que recibió recomendaciones oficiales para evitar desplazamientos innecesarios y facilitar las labores de recuperación del suministro.
🔵 Información actualizada sobre el proceso de recuperación de la tensión en el sistema eléctrico peninsular. ⬇️https://t.co/8E0j2tuX4z pic.twitter.com/cYI7fc7qWW
— Red Eléctrica (@RedElectricaREE) April 28, 2025
En el ámbito tecnológico, las telecomunicaciones sufrieron cortes y fallas, complicando la comunicación entre ciudadanos y servicios de emergencia. Grandes operadores como Telefónica y Vodafone trabajaron para mantener la operatividad de sus redes móviles en la medida de lo posible; aunque con limitaciones evidentes debido a la falta de energía en infraestructuras críticas.
Según autoridades en la materia, el apagón masivo que afecta principalmente a España y Portugal representa uno de los mayores incidentes eléctricos en la historia reciente de la península ibérica; con consecuencias profundas en la vida diaria, el transporte, las comunicaciones y los servicios públicos. La investigación continúa para esclarecer las causas y evitar que un evento similar vuelva a ocurrir.
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