Se ha capacitado a 800 personas en: lectura de planos, seguridad en la obra, elaboración de presupuestos, eficiencia energética y procesos de sustentabilidad. La Universidad Nacional entrega una constancia a quienes terminan satisfactoriamente las clases, las cuales también se ofrecen en modalidad a distancia
A mediados de los años setenta, la entonces Escuela Nacional de Arquitectura, hoy Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM, utilizaba sus instalaciones para impartir cursos a maestros de la obra, iniciativa que surgió a partir del movimiento estudiantil denominado “Autogobierno”, donde la democratización de la enseñanza y la vinculación popular fueron sus dos principios fundamentales, en los cuales se formaron miles de arquitectos mexicanos y una cantidad importante de extranjeros, en su mayoría latinoamericanos.
El movimiento estudiantil de Arquitectura ha dejado su huella en el quehacer académico y político de este país, al proponer una arquitectura sustentable, menos suntuaria, más acorde con la realidad económica y social, imaginativa, bella y funcional.
Fortalecer al sector
De acuerdo con Armando Carranco Hernández, jefe de la División de Educación Continua y actualización docente de la FA, a partir de 2015 se formalizó la manera de relacionarse con ese sector de la sociedad y de aportar a la comunidad.
Llevamos a cabo una relación contractual con Holcim, empresa cementera, que tiene el proyecto Escuela Mexicana de la Construcción, a través de la cual se impartió un curso piloto para maestros de obra que la compañía captaba en diversas colonias, donde tiene sus casas de materiales, con el objetivo de que fueran capacitados por profesores de la Facultad.
Después de la formalización, la FA desarrolló el programa académico, el material didáctico y se llevó a cabo el primer curso de lectura de planos. “La idea era que los maestros de obra aprendieran a leer planos arquitectónicos y estructurales; esperábamos tener entre 30 y 35 participantes y en aquella ocasión fueron más de 120 en la primera convocatoria, fue muy sorpresivo para nosotros”, recordó el arquitecto.
A partir de entonces la enseñanza se imparte de manera anual; hasta 2022, 800 maestros de obra han sido capacitados en temáticas como: lectura de planos, seguridad en la obra, elaboración de presupuestos, eficiencia energética y procesos de sustentabilidad.
Reducir emisiones
Este año, para reducir las emisiones de dióxido de carbono y mejorar la comodidad en nuevos edificios en Latinoamérica, se desarrolló el proyecto “Fortaleciendo capacidades para la eficiencia energética en edificios en América Latina (CEELA)”, mediante el cual –en colaboración con la FA y Holcim México a través de la Escuela Mexicana de la Construcción– se implementó el Curso híbrido para profesionales de albañilería sobre Eficiencia Energética y Confort Adaptativo (EECA).
En 2022, en la primera etapa, mediante la modalidad a distancia se capacitó a 90 maestras y maestros de obra de México y a tres mil de Colombia, Argentina, Ecuador, Perú y otros países de América Latina.
Se enseñaron los 15 Principios de EECA elaborados por el Proyecto CEELA, entre los cuales resalta: el diseño integrado, energía incorporada, reducción de materiales tóxicos, diseño bioclimático en exteriores, manejo consciente de agua, autogeneración de energías renovables, entre otros.
En la segunda, los albañiles mexicanos asistieron a las instalaciones de la Facultad donde cursaron: sistemas constructivos tradicionales, trabajaron arquitectura de tierra, elaboración de adobe y bajareque; además de temas de eficiencia energética y materiales en los laboratorios de esa entidad académica.
Quienes terminan satisfactoriamente sus clases reciben la constancia por parte de la UNAM en una ceremonia a la que asisten autoridades de la Facultad de Arquitectura y familiares de alumnas y alumnos.
“Es un momento muy emotivo porque muchos de ellos no tienen ni siquiera la primaria terminada y de pronto están recibiendo un certificado de la UNAM; para ellos es algo muy emotivo de superación personal”, aseguró Armando Carranco.
El arquitecto refirió que quienes toman los cursos adquieren nuevos conocimientos que pueden ponerlos en práctica, de manera inmediata, en su vida laboral. Varios de ellos vuelven a inscribirse cada vez que cambia la temática para continuar con la actualización.
“Nosotros, arquitectos, quienes estamos en la industria, no seríamos nada sin los maestros de obra. El arquitecto y el albañil siempre van juntos, somos como hermanos, que estamos permanentemente trabajando, construyendo, sabemos lo valioso que son ellos, sabemos de sus capacidades, son personas que aprenden rapidísimo, que tienen muchas ganas de superación y nosotros como Facultad de Arquitectura sentimos ese compromiso social, sabemos que una de las funciones sustanciales de nuestra Universidad es la difusión y la extensión del conocimiento a toda la sociedad. Con estos cursos y con el apoyo de las empresas de la industria nos ayudan a fortalecer esa vinculación con los maestros de obra”, señaló Carranco Hernández.
De acuerdo con el experto, los “maestros albañiles” son los encargados de elaborar una especie de red de difusión de los cursos entre su gremio; son siete años continuos de actualización.
Estructuran ideas y pensamientos
Alfredo Hernández es maestro de la construcción desde que tenía 15 años de edad. Eligió ese oficio y abandonó la escuela porque le parecía aburrida. Hoy, a sus 44 años, tiene el objetivo de terminar una carrera. “Prácticamente es todo mi mundo, es lo que conozco, realizo lo que la gente o el cliente me dice. Si me dicen: quiero una casa, le construimos una casa, nosotros estructuramos sus ideas, sus pensamientos” relató en entrevista.
Hace dos años se interesó en inscribirse en la capacitación que ofrece la UNAM de manera gratuita, pero debido a la alta demanda no había obtenido lugar. En el presente año inició –en formato a distancia– el curso junto con colegas de otros países.
No importó que tomara las clases a través de su celular; él se fijó una meta, “ser profesional en este trabajo, ya no nada más ser maestro de obra, tal vez seguiré siendo el mismo, pero quiero tener o ejercer la carrera de Arquitectura”, afirmó.
Por ello, a partir de junio dedicó tiempo de los sábados a tomar el curso. Al mediodía termina su jornada laboral para alistar sus cosas y recorrer varios kilómetros a pie y luego en transporte público para llegar a la Facultad de Arquitectura, minutos antes de las 15:00 horas. “En la actualidad, si no estás capacitado, pues no hay mucho trabajo para ti y quedamos obsoletos; además, es bien para nosotros y también para el planeta porque nos enseñan a disminuir los contaminantes”, enfatizó.
En la UNAM aprendió formas sustentables de construcción, conoció compañeros con quienes comparte situaciones laborales; es una nueva oportunidad para continuar preparándose. “Me ha servido mucho a usar la piedra, la piedra brasa, el lodo y también a reciclar la grava, la arena y los materiales que puedan ser reutilizados dentro de los proyectos”.
También encontró un nuevo rumbo para su vida, nuevos sueños y metas para transmitir a sus hijos que con esfuerzo y dedicación todo es posible, solo es cuestión de tener las ganas de hacerlo. “Ahora quiero formar una vida diferente a la que tenía, prepararme para hacer un examen y ver si soy apto para llegar a las aulas de la UNAM en el área de arquitectura”, finalizó.