El mercado del gas natural se ha mantenido tranquilo con precios al alza pero no en exceso. Esta reacción es algo sorprendente dada la dinámica altamente emocional observada en las últimas semanas y meses
Los recientes acontecimientos en los mercados energéticos de Europa parecen sacados directamente de una película de acción. Ambos gasoductos Nord Stream parecen haberse convertido en víctimas de sabotaje, consolidando las restricciones rusas por más tiempo. El mercado ha reaccionado con una calma sorprendente, luce agitado, pero no sacudido.
“Las repercusiones clave son menores, porque los gasoductos no han entregado gas natural últimamente y porque Europa puede arreglárselas sin los suministros rusos no solo hoy, incluso a largo plazo. El shock energético disparó amortiguadores a nivel mundial, sin embargo, continuamos viendo que los precios de la energía tienden a la baja, creemos que los riesgos energéticos de Europa están sobrevaluados en los mercados y estimamos que la economía europea estará estancada, no en recesión”, dice Norbert Rücker, Jefe de Economía e Investigación de Next Generation para el banco privado Julius Baer.
Ambos gasoductos Nord Stream, no hace mucho la ruta clave para que Rusia enviara gas natural a Europa, parecen haber sido víctimas de sabotaje. Si bien la situación sigue siendo muy incierta y quedan muchas preguntas abiertas, las pruebas más recientes apuntan a explosiones que provocaron fugas en tres puntos diferentes de ambos gasoductos y convirtieron el Mar Báltico temporalmente en un dañino baño de burbujas.
El mercado del gas natural se ha mantenido tranquilo con precios al alza pero no en exceso. Esta reacción es algo sorprendente dada la dinámica altamente emocional observada en las últimas semanas y meses. Tenemos varios pensamientos iniciales sobre el evento, primero, el impacto fundamental a corto plazo es mínimo.
Nord Stream no ha entregado gas natural a Europa últimamente y solo volúmenes menores desde el verano. Gracias a las importaciones sustanciales de gas natural licuado y principalmente a los recortes de la demanda industrial, Europa compensa completamente las reducciones de Rusia e incluso ha aumentado el almacenamiento por encima de los niveles normales.
En segundo lugar, el comercio entre Rusia y Europa a través del Mar Báltico se verá restringido por más tiempo, si no es que para siempre. Nuestras proyecciones no suponían ningún aumento en los flujos antes de los eventos y tampoco vemos que los suministros de gas natural en Europa estén en riesgo a largo plazo. El mercado se ha ajustado rápidamente al shock europeo y ha extendido sus efectos a nivel mundial.
China depende del carbón nacional durante más tiempo, los suministros de gas natural licuado aumentan en el margen a nivel mundial, el norte de África y la región del Caspio aumentan las entregas por gasoducto a Europa y las inversiones aceleradas en energía limpia compensan parcialmente la demanda.
Todos estos amortiguadores están en juego de forma duradera, no temporal, y por lo tanto, la resiliencia energética de Europa debería verse cada vez mejor, no peor, el próximo año y más allá. Curiosamente, en las últimas semanas, los Países Bajos han aumentado su capacidad de importación, Polonia ha abierto su enlace de gasoducto con Noruega y el Corredor Norte-Sur ha entrado en funcionamiento, todos son proyectos que contribuyen significativamente a la seguridad energética, particularmente para Europa del Este.
En tercer lugar, se necesitaría una combinación de condiciones para amenazar el suministro de energía de Europa este invierno, incluido un invierno duro, apagones nucleares prolongados en Francia y otros problemas de infraestructura.
El sabotaje en Nord Stream ahora pone el foco en los gasoductos noruegos y su vulnerabilidad, y tal vez desde una lectura optimista, agudiza la seguridad a su alrededor. En resumen, todavía vemos que los precios de la energía tienden a la baja, probablemente con algunos picos a corto plazo debido a breves sacudidas de riesgo. Todavía creemos que los problemas energéticos de Europa están sobrevalorados en los mercados y que la economía europea experimentará un estancamiento pronunciado, pero no una recesión profunda, en los próximos trimestres.