Los hombres están regresando al mercado laboral más rápido que las mujeres, y muchas de ellas lo hacen en condiciones desventajosas
La pandemia ha enfatizado la doble carga de las mujeres, quienes buscan generar ingresos mientras absorben más tareas en el hogar, lo que las pone en desventaja económica, revela un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). Indica que los hombres están regresando al mercado laboral más rápido que las mujeres, y muchas de ellas lo hacen en condiciones adversas.
El Imco estrenó el área enfocada a la #MujerEnLaEconomía, para aportar evidencia sobre las implicaciones de las brechas de género y la competitividad. Y profundizar en las causas y posibles soluciones. En un primer estudio tiene el objetivo de entender los efectos económicos potenciales ocasionados por COVID-19 sobre las trabajadoras.
La pandemia ha impuesto desafíos a las mexicanas, los datos apuntan que la responsabilidad doméstica y del cuidado recae principalmente en la mujer. Ellas, dedican 64% de sus horas a la semana al hogar, y los hombres solo 24%. Esta situación se ha exacerbado con la falta de clases presenciales y estos factores aumentan la brecha de desigualdad laboral entre hombres y mujeres.
El IMCO destaca tres factores que sugieren que esta crisis por COVID-19 afecta económicamente más a las mujeres. Primero, que están regresando a su trabajo más lentamente, en condiciones desventajosas y sin seguridad social.
Segundo, un 53% de las trabajadoras se concentra en sectores que han sido más afectados por la pandemia y cuya recuperación podría ser más lenta. Y tercero, las mujeres se encuentran subrepresentadas en los puestos de liderazgo, tanto en el sector público como en el privado.
Impulsar a las mujeres
Para el Imco, proteger al talento femenino debe ser una estrategia para aminorar los efectos económicos de la pandemia y acelerar la recuperación. Por eso, México necesita más estudios y políticas que sirvan como una guía para evitar la pérdida o el deterioro de empleos femeninos.
Propone en primer lugar, robustecer las estadísticas para medir las brechas de género; ampliar el sistema de cuidados infantiles para que beneficie a las trabajadoras informales. También es importante incentivar la adopción de políticas corporativas de integración vida-trabajo.
Además, se deben generar incentivos para que las mujeres de secundaria y preparatoria continúen estudiando. También es importante diseñar programas sociales en los que las mujeres trabajadoras de grupos vulnerables sean prioridad.