Escrito por: Mauricio Alcocer, Opinión

Impacto al cambio climático provocado por la pandemia mundial


Edición 179 mensual digital / Julio
Mauricio Alcocer, Director del CSER, UAG.
El planeta parece tener un respiro, el aire en varias ciudades es más limpio y se ha informado que el agujero en la capa de ozono se ha cerrado, esto debido a la baja en la actividad económica a causa de la pandemia del Covid-19; sin embargo, no significa que se logre revertir el calentamiento global.
Durante los meses que ha durado la contingencia sanitaria, las emisiones de gases de efecto invernadero, que causan en parte el calentamiento global, se redujeron hasta un 7.5% en comparación con 2019 porque el movimiento de la economía se ha detenido a causa de las cuarentenas; sin embargo, esto no es suficiente.
El problema está en que la situación de cuarentena y aislamiento terminará, por lo tanto, la economía se reactivará. Reiniciarán las compras, la producción industrial, el consumo de energéticos, la necesidad de transporte, y esto va a causar un repunte en la quema de combustibles fósiles. Este periodo de respiro de dos o tres meses es corto y cuando regresemos y reiniciemos las actividades económicas a nivel mundial, podría significar un golpe de emisiones.
El problema del cambio climático sigue creciendo, las temperaturas siguen subiendo, rompiendo los records de temperaturas altas. Se siguen presentando fenómenos meteorológicos fuera de lo normal. La emergencia sanitaria, disminuyó un poco las emisiones anuales. El cambio climático es algo que debe ser tratado como un compromiso amplio y a futuro, tanto por las naciones como por los individuos.
A final de cuentas, el problema climático tiene sus orígenes en cada individuo ya que existe una relación estrecha entre la economía y el clima. La economía requiere de combustible, no puede existir sin energéticos, no sólo se trata de compra y venta de productos e insumos, toda industria necesita recursos naturales para funcionar, energía, transporte, cadena de suministros, lo cual deja una huella de carbono en el planeta.
A su vez, el cambio se ha percibido en el mercado. Al tener menos consumo de productos, por el cambio de hábitos, se ha generado una desaceleración en la producción industrial, turismo, transporte y otros sectores.
La parálisis de la economía y de la población del mundo significa menos consumo de combustibles fósiles para mover al planeta, el principal siendo el petróleo, que es la base del transporte a nivel mundial; al no haber compras, baja el consumo de combustibles, por eso la caída estrepitosa de los precios del petróleo.
Es buen momento de sacar un aprendizaje de esta crisis sanitaria. Nos dimos cuenta que no necesitamos estar continuamente comprando, ya vimos que cambiar nuestros hábitos de consumo es positivo, ya que el cambio climático es un problema global, pero que empieza con cada individuo.
El calentamiento continuará por varias décadas, unos meses de inactividad no resuelven el problema, lo atenúan, sí, pero no es suficiente. Para poder evitar un escenario de peligro, la humanidad y los individuos deben tener el compromiso de cambiar sus hábitos de consumo. Las emisiones deben reducirse a 7.6% cada año, y hoy no estamos ni cerca de lograr eso.
Ya vimos ante este cierre parcial de la economía que las compras pueden ser más selectivas, ya no compramos por comprar, cambiamos las preferencias de consumo de una manera drástica, y ya no buscamos de manera exclusiva los artículos supérfluos, sino objetos de primera necesidad y esperamos que esta tendencia siga después de la crisis sanitaria.
*Director de proyectos de investigación en temas de adaptación y mitigación ante el cambio climático. Director de la Maestría en Energía Renovable.
mauricio.alcocer@edu.uag.mx

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