Escrito por: Alternativas

Cambiar construcción de refinerías por impulso a biocombustibles: experto


Ciudad de México (Iliana Chávez / Energía Hoy).-  México debe apostar por el desarrollo de la industria de biocombustibles en el siguiente sexenio al considerar la necesidad de adaptarse gradualmente y con suficiente antelación a un posible escenario de reducción significativa del uso del petróleo como energético en algunas décadas, así como tomar acciones que reduzcan las emisiones de contaminantes, señaló Jaime Del Río Monges, investigador del Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.
Entrevistado por ENERGÍA HOY, explicó la importancia de anticipar el declive de los combustibles fósiles que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático, por cambios tecnológicos orientados hacia las energías renovables, y por un creciente costo energético de producir dicho hidrocarburo
Propone que en lugar de construir dos refinerías, se podría apostar por la mezcla de la gasolina con un biocombustibles como el etanol. La producción de biocombustibles puede detonar polos de desarrollo regionales en el campo, los cuales permitirían crear empleo rural, reducir la pobreza, además de llegar al objetivo de eliminar por completo la dependencia en la importación de gasolinas.
Como planeador de desarrollo sostenible, dijo del Río Monges, bajo una perspectiva que busca equilibrar las distintas dimensiones de sustentabilidad, es decir, la económica, la social, la ambiental y la institucional, con una visión intertemporal que considere el corto, el mediano y el largo plazo, es una estrategia gana-gana que realmente contribuiría a mejorar de forma sostenible el bienestar de la población.
“Coincido con parte de las propuestas del nuevo gobierno, en particular en lo relacionado con acelerar el proceso de la reconfiguración de las seis refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex), con la finalidad de aprovechar al máximo posible su capacidad instalada, la cual actualmente solo se aprovecha en aproximadamente un 40 por ciento debido a factores como la falta de mantenimiento, problemas asociados al capital humano, los paros programados y no programados, entre otros”.
Esto será muy positivo, indicó el investigador del IBD, porque más del 60 por ciento de las gasolinas que se consumen en el país son importadas, factor que contribuye a que la balanza comercial de productos petroleros de México sea deficitaria a pesar de que tradicionalmente hemos sido un país petrolero. Explicó que todavía hace unos años México estaba entre los principales 10 productores de petróleo del mundo, pero desde 2015 somos importadores netos de productos petroleros.
“Más allá del tema político este asunto debe ser un tema estratégico a nivel nacional, de seguridad nacional; la fortaleza alimentaria y la energética, por ejemplo, son ciertamente temas estratégicos de seguridad nacional”. Si se incrementa significativamente la capacidad instalada con la reconfiguración de las seis refinerías con las que ya cuenta Pemex, se podría reducir la importación de petrolíferos.
En lugar de pensar en la construcción de una o dos refinerías se podría apostar por “las mezclas de gasolina con biocombustibles, lo cual es algo que ya existe y que no vamos a inventar, tal como ya lo realiza Brasil con etanol con base en la caña de azúcar. Cabe destacar, que en México ya opera la empresa mexicana Oxifuel que produce etanol a partir de caña de azúcar cultivada en Veracruz. Oxifuel señala que cualquier automóvil puede mezclar gasolina con el etanol que produce esta empresa, en una proporción de 50% gasolina y 50% etanol; destaca que en el caso de automóviles híbridos, la mezcla puede llegar a ser de 15% gasolina y 85% etanol”.
Eso ya se puede hacer actualmente, “si México le apuesta a los biocombustibles se podrán desarrollar polos de desarrollo regionales en el campo, que incluso podrían abatir pobreza, generar empleo y crecimiento económico entre otros beneficios, y a la vez podríamos estar ayudando a reducir las emisiones de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, el cual es el principal reto que enfrenta la humanidad; en este sentido, tendríamos una estrategia  gana-gana desde el punto de vista social, económico y ambiental”.
La construcción de una refinería lleva aproximadamente seis años, tres de estudios y tres de construcción en promedio. Si el proyecto de la construcción de una refinería lo evaluamos con distintos escenarios de riesgo, tomando en cuenta que posiblemente en algunas décadas el precio del petróleo como energético se puede caer dramáticamente para no recuperarse más, entonces podría ya no ser tan rentable en términos financieros apostar por una refinería, aseguró el investigador.
Si a ello le sumamos la evaluación del proyecto desde una perspectiva socioeconómica –como se tiene que hacer con cualquier inversión pública-, la cual no sólo incluye el componente financiero de dicho proyecto, sino también todas las externalidades positivas y negativas posibles que puede traer a la sociedad en términos ambientales, de empleo, de salud, entre otros, muy posiblemente nos arrojaría un resultado aún menos rentable, reiteró.
“Si en mí estuviera la decisión, les diría les cambio la idea de construir una o dos refinerías por una estrategia de impulso a múltiples polos de desarrollo regionales en el campo orientados a la producción de biocombustibles”.
“Vamos apostando por la mezcla de gasolinas con biocombustibles y con ello sería altamente factible que en un cierto tiempo, no muy lejano, podríamos llegar al abastecimiento del 100 por ciento de las necesidades de consumo nacional de gasolinas con mezcla de biocombustibles, con lo que no tendríamos

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