Las elecciones en EUA definirán el rumbo de la economía e impactarán en conflictos internacionales como Gaza y Ucrania. Sin importar quién gane, la inflación y la política exterior serán retos cruciales
La inflación es un tema dominante en estas elecciones y se mantendrá como un desafío económico sin importar quién gane, según analistas. Aunque actualmente el índice de gastos de consumo personal, la métrica preferida de la Reserva Federal (Fed), se mantiene apenas sobre el objetivo de 2%, el contexto actual sugiere que la alta inflación persistirá. “Las razones por las que no vamos a volver a un entorno de dinero barato no son tanto cíclicas como estructurales; todas las grandes tendencias macroeconómicas, con excepción de la innovación tecnológica, son inflacionarias”, explica Rana Foroohar.
La regionalización, la reindustrialización en los países ricos y la transición hacia energías limpias son tendencias inflacionarias que requieren grandes inversiones. Lo que aumenta los costos a corto y mediano plazo. Aunque a largo plazo, las tecnologías verdes como turbinas eólicas y celdas solares podrían reducir costos, en el contexto actual, el precio seguirá alto debido a la competencia global por subsidios y materiales.
Además, la demografía se suma a esta tendencia. La generación de los baby boomers continúa activa y gastando, lo cual contrarresta la idea de que el envejecimiento es un factor desinflacionario. Para el próximo presidente, la deuda y el déficit serán temas centrales. Sobre todo porque los acreedores internacionales observan con recelo la política fiscal estadounidense. Se estima que un aumento de un punto en las tasas de interés agregará $2.9 billones de dólares a la deuda nacional para 2032, según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable.
Elecciones y relaciones internacionales: impacto en Gaza y Ucrania
En el plano internacional, los resultados de las elecciones en EUA tendrán un peso significativo en las relaciones de Estados Unidos con otros países, particularmente en el manejo de conflictos como los de Gaza y Ucrania. “No creo en absoluto que el conflicto en Medio Oriente esté entre las prioridades del votante estadounidense medio”, afirma Ranan Rein, experto en Medio Oriente y catedrático de la Universidad de Tel Aviv. Sin embargo, en estados clave como Michigan y Pensilvania, los votantes de origen árabe y judío podrían inclinar la balanza en las urnas.
Una victoria de Donald Trump podría afectar las relaciones con la Unión Europea, especialmente en cuanto a la ayuda a Ucrania y la seguridad internacional. Desde su postura crítica hacia la OTAN hasta su posible inclinación a reducir el apoyo a Kiev, Trump representa un cambio en la política exterior. “Donald Trump es la pesadilla de Europa, y su amenaza de retirarse de la OTAN resuena en los oídos de todos”, señala Rose Gottemoeller, exsecretaria general adjunta de la OTAN.
Incertidumbre
Por otra parte, el escenario con Kamala Harris en la presidencia se percibe como más estable, aunque no sin desafíos. Gottemoeller afirma que “Harris estará dispuesta a seguir trabajando con la OTAN y la Unión Europea para lograr la victoria en Ucrania, pero no dejará de presionar a Europa [sobre el gasto]”. No obstante, la presión para llegar a una resolución en Ucrania podría aumentar en el Congreso de Estados Unidos, especialmente si los republicanos obtienen una mayoría y los legisladores se muestran menos dispuestos a apoyar económicamente al país europeo.
Independientemente del ganador o ganadora en estas elecciones en EUA, está claro que la influencia global de Estados Unidos enfrenta desafíos. “Estados Unidos sigue siendo el actor internacional más importante en materia de paz y seguridad, pero su poder para ayudar a resolver conflictos se ha reducido”, advierte Comfort Ero, presidenta del International Crisis Group.
Las guerras actuales, como la de Ucrania y Gaza, están moldeadas por un “ascenso de las potencias intermedias” y la creciente competencia entre grandes poderes, asegura Comfort. La influencia de Estados Unidos en conflictos extranjeros ahora se cuestiona. En parte por la percepción de que el país aplica distintos estándares en conflictos como Gaza y Ucrania, lo que erosiona su credibilidad.
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