El problema del mercado mexicano al no controlar la autosuficiencia de combustibles y al importar en una proporción de entre el 65 y el 75% del total de la demanda, ocasiona que los precios dependan de los costos de otros mercados, de la logística de importación y su distribución dentro de México
Ramsés Pech
Grupo Caraiva – León & Pech Architects
El mundo está en constante lucha por mantener los combustibles a un precio que no afecte los costos de mercancías y servicios. Uno de los factores que afectan de manera significativa es el de los referentes a los energéticos en todo su conjunto, como el costo de la generación de electricidad y los combustibles para el transporte; los cuales tienen una influencia directa en el índice al precio del consumidor.
En México, en promedio diario, se venden de 850 a 870 mil barriles diarios de gasolinas, según informes resultantes de la suma en todas las estaciones de servicio existentes en el país; y de acuerdo con datos oficiales provenientes de los órganos reguladores y de la Secretaría de Energía (Sener), una demanda que oscila entre 800 y 820 mil barriles diarios.
Este volumen de ventas indica que existe una venta entre los 128 y 130 millones de litros diarios de gasolinas en las estaciones de servicio; y este volumen afecta directamente cualquier variación en el precio de este combustible.
En enero de este año, el acumulado mensual de gasolinas fue de alrededor de 4 mil 442 millones de litros, y este generó alrededor de 98 mil mdp en ventas, cuyo precio al consumidor al cargar en la bomba fue en promedio de 21.59 pesos por litro. Al cierre de julio, el costo del litro de las gasolinas en promedio era de 24.29 pesos por litro, un aumento del 7.55%. Sin embargo, el consumo disminuyó en un 0.11%; pero el saldo total de ventas fue de 106 mil mdp, con un acumulado de 4 mil 418 millones de litros.
Debido a estas diferencias, el consumidor tuvo que afrontar un costo aproximado de 6.8 mil mdp adicionales. Esto provocó una presión a la inflación, ya que el consumidor no deja de gastar para llenar su tanque de gasolina; puesto que es un insumo de uso diario para todas las actividades de las personas, comercios e industrias.
Se confirma este fenómeno mediante los últimos datos proporcionados por el Inegi, donde en el dato de la inflación no subyacente podemos apreciar una variación porcentual del 7.31% respecto a los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, a través de los órganos reguladores y la SHCP.
Dado que existe un mercado de combustibles para el transporte, abierto y regulado por la SHCP, a través de los estímulos al consumidor y emitidos en el diario oficial cada viernes, las decisiones semanales de la secretaría influyen en el precio final del consumidor; lo que conduce a que el mercado mexicano carezca de una correlación directa entre la inflación y el precio del consumidor. Porque en meses anteriores los precios aumentaban y la inflación presentaba una disminución. A partir de marzo, esta disonancia se rompió y vemos que la inflación aumentó casi en paralelo con el aumento del precio de los combustibles.
El problema del mercado mexicano al no controlar la autosuficiencia de combustibles y al importar en una proporción de entre el 65 a un 75% del total de la demanda, ocasiona que los precios dependan de los costos de otros mercados, de la logística de importación y su distribución dentro de México. La movilidad de estos combustibles, entre un 80 a un 85% para que se distribuyan a las estaciones de servicio, se realiza por medio de pipas.
A lo largo de las próximas décadas, México no podrá abandonar la importación de combustibles, debido a la falta de certeza de que todo el sistema de refinación opere en las condiciones de carga de crudo necesario, dejando en claro que la refinería olmeca solo cubrirá el 20% del total de la demanda en gasolinas.
La disminución de un porcentaje de consumo de gasolina puede ser un indicador de que la población no está llenando la misma cantidad de combustible en su vehículo; lo cual podría indicar una posible desaceleración en el desarrollo económico y, por ende, en una contracción en el crecimiento. Esto podría provocar una menor recaudación de ingresos por la nación, lo que afectará a las finanzas; aumentando el déficit para cubrir los gastos y originando un aumento en la deuda pública.
En torno a la inflación descontrolada, la norma general que se observa por los bancos centrales es aumentar la tasa de interés o mantenerla, para desinhibir al consumidor, para bajar la demanda, y por ende los precios al consumidor al haber una mayor oferta. Banxico ha hecho todo lo contrario, al bajar la tasa de interés.
Esta bajada de interés puede obedecer a que en 2024 se le permitió al Gobierno federal tener un endeudamiento interno neto de 1 billón 990 mil mdp y un techo de endeudamiento externo neto de hasta 18 mil mdd que incluye al Gobierno federal y a la Banca de Desarrollo. Esto ocasionaría un aumento del costo financiero a la nación; y ante esta situación, es posible que Banxico haya brindado apoyo al gobierno actual al disminuir los ingresos requeridos para pagar en dinero los intereses, al disminuir un 0.25% la tasa de interés.
Recordando que, actualmente hay un incremento de 1.28 billones de pesos en deuda pública, al primer semestre de este 2024, Banxico es ahora parte del gobierno y perdió la autonomía, debido a la falta de una decisión que proteja al consumidor, dejando a merced a la población, la cual no dejará de comprar combustibles y de usar la electricidad para la realización de sus actividades; ocasionando un incremento adicional a la inflación, al no tener el control del precio de los combustibles.
En 2025 se tendrán posibles incrementos de precios en escalada al tener una inflación con una tendencia al alza. En los meses siguientes, México experimentará un aumento del estrés financiero, al conocer el acumulado total de la deuda pública con lo autorizado en 2024, y evaluará de cuánto será el déficit en 2025; ante el incremento de gastos programados y a una menor cantidad de ingresos esperados por la falta de nuevos flujos en la economía, lo que dará lugar a un mayor costo financiero de la deuda.
¿Estaremos preparados para controlar la inflación sin la ayuda de Banxico?
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