La previsión de crecimiento para 2023 y 2024 es de 3%, pero con distintos rangos inferiores, 2.2 y 1.6% respectivamente. Para esos mismos años se prevé un recorte del gasto programable, excepto en programas sociales y en infraestructura prioritaria
Julio Alejandro Millán, presidente de Consultores Internacionales
La Secretaría de Hacienda dio a conocer los Pre-Criterios 2024 en los que se expone el panorama macroeconómico de la economía para el cierre de este año y el próximo.
Destaca la previsión de crecimiento para 2023 por arriba de la media de diversas instituciones ante un panorama incierto para lo que resta del año y el recorte al gasto público como consecuencia de menores ingresos presupuestarios.
Estos Pre-Criterios le sirven al gobierno para generar expectativas positivas sobre la economía mexicana, pero ante la avalancha de datos poco alentadores alrededor del mundo e internos, resulta difícil creer que las estimaciones se cumplan, una vez más.
Los parámetros bajo los cuales se hace la previsión se centran en describir el panorama económico internacional y nacional, el comportamiento de las finanzas públicas y se realiza un balance de cuatro variables relevantes: crecimiento, inflación, tasa de interés y precio del petróleo; con base en ello, se proyectan los ingresos, los egresos y la deuda.
En los Pre-Criterios 2024 destaca que la estimación de crecimiento para 2023 se situó en un rango de 2.2 a 3.0%, considerando que la economía mexicana ha tenido un buen desempeño gracias al fortalecimiento del mercado interno, niveles de empleo no vistos en lustros, al impulso a la inversión pública y de los beneficios del nearshoring en el país.
Estas consideraciones a nivel interno hicieron mover el rango inferior de la estimación (de 1.2 a 2.2%), pero no parece haber considerado riesgos a partir de cambios a nivel internacional a pesar de los diferentes eventos económicos, sobre todo en Estados Unidos y en Europa, lo que torna poco realista tal ajuste.
Finanzas públicas
Con respecto a las finanzas públicas se espera que al terminar 2023 los ingresos presupuestarios disminuyan poco más de 131 mil millones de pesos con respecto a lo previsto a la LIF 2023 como consecuencia de los menores ingresos petroleros, asociados a un tipo de cambio apreciado que impactará negativamente en el valor en pesos de la venta de crudo.
En esa misma cuantía se estima que se reduzca el gasto neto presupuestario para “garantizar la sostenibilidad de las cuentas fiscales”. El rubro de gasto que se verá más afectado es el que se dirige a proveer de bienes y de servicios públicos a la población (gasto programable). Por último, también se espera un pago menor de participaciones a entidades federativas y municipios.
A pesar de ello se continuará gastando en programas sociales y en proyectos de infraestructura (Tren Maya y la carretera Oaxaca-Puerto Escondido). No se plantea más deuda, pero la realidad y la práctica nos lleva a plantear que si se endeudará más el gobierno, como cada año lo ha venido haciendo.
¿Qué esperar en 2024?
Para 2024 se espera, como ya se dijo, que el crecimiento para ese año sea de 3% (pero con una banda que va de 1.6 a 3.0%), que la inflación ronde el 4%, que el tipo de cambio al finalizar el año sea de 19.3 pesos por dólar y que la tasa de interés (Cetes a 28 días) se ubique al finalizar el año en 8.5% y que el precio promedio de la mezcla mexicana de exportación baje nuevamente y se ubique en 56.3 dólares por barril.
Ante ese panorama se estima que para el próximo año los ingresos presupuestarios sean mayores en 66 mil millones de pesos con respecto a la LIF 2023 debido a una mejor recaudación (continuando con la política de no evasión y elusión fiscal) y por mejores ingresos de las entidades paraestatales distintas de Pemex, aunque, como se esperaba, también considera menores ingresos petroleros.
A pesar del aumento en los ingresos presupuestarios con respecto a lo que se espera para 2023, Hacienda prevé volver a disminuir el gasto neto total para 2024 en 2.7% real con respecto a lo que se aprobó el PEF 2023. La explicación está en que la administración federal gastará menos en los proyectos prioritarios de infraestructura, aunque el gasto público se seguirá manteniendo mayoritariamente en los programas sociales.
Resulta interesante el contraste que hay entre la estimación del comportamiento de la economía mexicana para 2023 y 2024.
Con una previsión de crecimiento en 3% para cada año y con la misma política de recortar el gasto neto total, pareciera ser que el optimismo de Hacienda será difícil de sostenerse en estos dos últimos años del sexenio.
Lo que sí está a la vista es que la solicitud de endeudamiento interno del gobierno se ha duplicado en estos últimos años (que para 2023 se espera que sea de poco más de un billón de pesos), lo que contradice (y ha contradicho) la política de “no endeudamiento”.