Los precios del gas natural y la electricidad se desplomaron, ya que la energía resultó ser menos escasa de lo que se temía
Norbert Rücker, Jefe de Economía e Investigación de Next Generation, Julius Baer
El año nuevo trae buenos recuerdos de la época anterior a la crisis energética. Los precios del gas natural y la electricidad se desplomaron, ya que la energía resultó ser menos escasa de lo que se temía.
Por supuesto, el clima excepcionalmente templado es un factor, pero Europa también se dio cuenta de que las importaciones de ultramar compensan completamente las reducciones de Rusia.
El regreso oportuno de las centrales nucleares francesas también ayudó a aliviar la situación, por lo tanto, nos apegamos a nuestra visión bajista y vemos más deflación en el futuro. No hay una escasez estructural de la energía, pero la hubo cíclica, y la crisis podría desaparecer a la misma velocidad que apareció.
Incluso reconociendo el fuerte movimiento alcista de ayer, los precios europeos del gas natural han bajado alrededor de 50% desde sus máximos de hace un mes a principios de diciembre.
Europa llegó incluso a experimentar breves períodos de precios negativos de electricidad, un marcado contraste con las condiciones del mercado hace solo unos meses. Las condiciones climáticas son inusualmente templadas.
No solo Europa, sino también América del Norte y la mayor parte del norte de Asia observan temperaturas muy por encima del promedio que reducen la demanda de energía usada para la calefacción.
Tema medular en Europa
El clima ha sido un elemento sorpresa, pero no el único factor en juego que presiona el gas natural a nivel mundial y, por lo tanto, los precios de la electricidad en Europa. Desde el otoño del año pasado, Europa pudo compensar por completo las restricciones de Rusia con importaciones de gas natural licuado (GNL) hacia el extranjero.
Las preocupaciones anteriores sobre la disponibilidad insuficiente de GNL resultaron exageradas. Si bien los suministros están algo limitados, algunos compradores optaron por otros combustibles por razones económicas, lo que permitió a Europa aumentar las importaciones.
Además, la generación de energía nuclear francesa se recuperó en gran medida, después de intensos trabajos de reparación y mantenimiento, que combinados con las condiciones del viento, redujeron la demanda de gas natural y carbón de las centrales eléctricas.
En consecuencia, el almacenamiento de gas natural en Europa aumentó, un fenómeno raro en esta época del año, y desde la perspectiva estacional, el almacenamiento está lleno hasta el borde.
¿Y Asia?
El giro de Asia hacia el carbón y la energía nuclear, además de la transición energética acelerada a nivel mundial, alivia el apetito por el GNL de manera incremental, mientras que la disponibilidad de GNL -gracias a las terminales que regresan a operar luego de reparaciones y algunos proyectos más pequeños que inician operaciones- mejora en el margen.
Sin embargo, la crisis energética podría aliviarse tan rápido como apareció en los mercados, con actividades de cobertura y costosas medidas de resiliencia que retrasan un poco el impacto en la economía en general.
Mantenemos nuestra visión bajista sobre los precios del gas natural en Europa. Especialmente las preocupaciones sobre el suministro para el próximo invierno todavía parecen exageradas. Dicho esto, con cierto nerviosismo prevaleciente, cualquier ola de frío o escalada geopolítica probablemente provoque más cambios bruscos de precios en los mercados.
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