Escrito por: Opinión, Ramsés Pech

Presupuesto 2023 sin convicción financiera


México presentó, vía la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), un presupuesto en función de las nuevas condicionantes globales; pero no desde un punto de vista del desarrollo económico necesario para fortalecer a los mercados internos

Ramsés Pech

Grupo Caraiva – León & Pech Architects

Actualmente, en el mundo no basta con tener el dinero necesario para que un país se desarrolle; pues este no solo dependerá del presupuesto anual que pueda tener, en función de sus ingresos y egresos, sino de que estos planes cíclicos puedan cumplirse y se destinen en forma correcta para sostener una economía. Esto último ante la incertidumbre por la volatilidad económica de hoy, derivado de la alta inflación, del COVID-19; de los precios del petróleo y del acecho de una recesión.

México presentó, vía la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), un presupuesto en función de las nuevas condicionantes globales; pero no desde un punto de vista del desarrollo económico necesario para fortalecer a los mercados internos. Basó su incremento de gasto en la suposición de una mayor recaudación tributaria de más de 675 mil millones de pesos hacia 2023.

En la propuesta se indica que, respecto al 2022, habría un incremento de alrededor de 950 mil mdp más de ingresos; y un gasto de más de 1.2 billones de pesos. Estos incrementos traen como resultado un déficit presupuestal (dinero que debería ser cubierto con deuda, créditos revolventes o actuales o ingresos extraordinarios; pues no existe certidumbre de tenerlos en forma tangible) de 1.1 billones de pesos.

Revisando las últimas décadas de los presupuestos presentados, en el observado para 2023, encontramos que, aumentará en tres veces el monto del déficit; al considerar como base el de 2018. Pero antes de este año, el déficit no era mayor en promedio a los 500 mil millones de pesos.

Es importante aclarar que, el espíritu de un balance presupuestario no está en función de los ingresos, sino de la forma en que se determinará en el cómo gastarlo y en el para qué.

El gasto neto público aumentará un 17%, el cual está dividido en el programado (necesario para mover al país) y el no programado (costos no controlados como financieros); en este último apareció un descontrol, derivado del incremento del costo del dinero en los mercados financieros, y este aumentó en 27% respecto a 2022.

Resumiendo, entre los ingresos y egresos, y con el déficit de 2022 a 2023: gastamos más e ingresa menos; y pensamos en cubrir el déficit de más de 1 billón de pesos con ingresos extraordinarios.

México es un gastón del dinero, para que este país se mueva pero no crezca.

Debemos considerar para todas nuestras actividades personales, en la empresa donde laboramos y nuestros negocios, las variables macroeconómicas que influirán en nuestras actividades; así del cómo la administración actual pretende obtener sus ingresos y en qué los gastará.

Las variables para considerar para al cierre de 2022 y en 2023: inflación máxima 2022 de 7.8%, deberá bajar 0.9% en 4 meses.  Confirmando que, no dejaremos de exportar crudo, ante un esperado precio de barril alto hacia 2023, a 68.70 dólares (16 dólares por debajo de esperado en 2022). El dinero seguirá siendo caro por una tasa alta interbancaria.

Establecido los montos de ingresos y gastos, comprendamos entonces cómo son obtenidos y distribuidos los dineros en México.

Los ingresos son agrupados en dos grandes rubros: petrolero y no petrolero.

El primero antes de la Reforma Energética representaba del 30 al 35% de total de ingresos, hoy día entre 15 a 20 por ciento. En el balance propuesto del 2022 a 2023, se espera que aumenten estos, derivado del incremento al precio del barril de 55 a 68 dólares.

¿Es mentira que dejaremos de exportar? y esta última pregunta origina que, al continuar exportando, se traerá un problema de materia prima para las siete refinerías; debido a que el volumen de producción de crudo es insuficiente para operar al Sistema Nacional de Refinación actual al 80%. La entrada de la refinería Olmeca sigue colocando en incertidumbre en torno a ser autosuficientes en combustibles.

Parte de los ingresos dependen de la Empresa Productiva del Estado (EPE) y de privados. Y hay otra inconsistencia del cómo generar mayores ingresos, motivado de mover a la economía por medio del presupuesto público por medio de contrataciones de Pemex y CFE; además que indican que ambas empresas serán las garantes de tener cubierta la demanda energética del país.

Pero revisando los gastos programados para ambas empresas, existe una contracción del dinero asignado para ambas de un 5.32 por ciento; Pemex la incrementó en un 1.58% y CFE tendrá contracción del 6.9% (IP no invierte y CFE baja presupuesto). Así, se crea una alta incertidumbre en el mediano plazo, al no haber crecimiento de los sectores económicos; y al depender que ambas empresas puedan cubrirlo todo.

Concentrándonos en Pemex, a esta empresa la continuarán estresando, en el sentido de ser la garante en el sector de hidrocarburos. En 2023, las inversiones en programas y proyectos indican que Pemex Transformación Industrial se incrementará en 1.5 veces respecto a 2022; principalmente en proyectos que aumenten la utilización de las refinerías.

Por su parte, Pemex Exploración y Producción aumentará un 11%, acorde al incremento de los costos de insumos. Pemex Logística aparece sin variación significativa, es decir, se concentrará en el negocio principal que deja dinero, los combustibles. Respecto a la extracción de crudo, hay que dejar en claro que en 2023 se reducirá la inversión en campos de aguas profundas y se incrementará en aguas someras.

En resumen, el presupuesto del 2023 indica que habrá más ingresos tributarios, pero existe un nulo crecimiento de nuevas inversiones o empresas; quedando con la misma cadena de personas morales que pagan impuestos y una menor recaudación, derivada de tener salarios bajos reales a según datos del Cuarto Informe de Gobierno y del Inegi.

Pensando en forma optimista, en que alcanzaremos los ingresos con el déficit contemplado, los egresos (gasto) programables y no programables, concentrémonos en los primeros; los cuales se dividen en lo realizado por el gobierno, desarrollo social y económico.

Observamos que del 2018 al 2023 el gasto a desarrollo social se ha incrementado en 1.5 billones; y dentro de este se encuentra la protección social (programas sociales) con crecimiento de 865 mil millones de pesos. Pero en la parte que puede generar ingresos, el desarrollo económico, solo creció 327 mil millones. Es decir, es un presupuesto con convicción social.

En México, a según la Cepal, pueden existir alrededor de 58.10 millones de personas en la pobreza. Tomando del monto del 2023 de 1.7 billones de pesos para protección social, a cada persona en estas condiciones, estarían asignando un monto de 2 mil 511 pesos por mes (84 pesos diarios); y este monto no saca de la pobreza la gente, debido a que no cubre todas sus necesidades.

Para que una persona sea productiva en la sociedad, debe haber un aseguramiento en el sector salud y educación; pero estos rubros solo aumentarán 500 mil millones de pesos.

México es un gastón del dinero para que este país se mueva, pero no crezca.

Nota: En el siguiente enlace encontraras un archivo con las inversiones que realizará Pemex Exploración y Producción: Programas y Proyectos de Inversion -20221 A 2023 – PEMEX – PEP

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