El hidrógeno tiene un poder de combustión muy grande. Aunque es el elemento químico más abundante que existe, se encuentra combinado con otros elementos (como oxígeno o carbono) formando compuestos orgánicos. Por lo tanto, requiere de un proceso para su obtención.
Carlos Murrieta Cummings
Socio de Iraltus, S.C
El hidrógeno se utiliza como insumo de procesos industriales, en la síntesis de productos químicos, para la generación de calor, producción de electricidad, y también como medio para almacenar energía.
Cuando se descompone mediante el uso de combustibles fósiles, se conoce como hidrógeno gris. Es el que genera las más altas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Si se utiliza este tipo de combustibles, pero se captura el dióxido de carbono (CO2) se obtiene un hidrógeno menos contaminante que se conoce como azul, ya que las emisiones a la atmósfera son más bajas.
Más que probabilidades
Sin embargo, el momento actual demanda de una acción inmediata para acelerar el paso hacia la descarbonización,
dado que el calentamiento global tendrá un impacto devastador sobre la humanidad. Según los compromisos del
Acuerdo de París necesitamos ser una sociedad neutral en carbono para que la temperatura global no aumente más de 1.5°C. Pero la tendencia actual apunta a que, a pesar de todos los esfuerzos que se están haciendo, el calentamiento global podría superar 1.7°C.
Aunado a lo anterior, el contexto geopolítico ha tenido un impacto importante sobre los compromisos.
Durante 2021 se incrementó en un 5% la demanda de energía, con lo que las emisiones mundiales de CO2
repuntaron a los niveles previos a la pandemia.
¿Una respuesta factible?
En este contexto, el hidrógeno denominado verde juega un papel fundamental. Se obtiene mediante el proceso de electrólisis, cuyo suministro de energía proviene de fuentes renovables que no generan emisiones ni residuos contaminantes en su producción.
La Agencia Internacional de Energía estima que durante 2019 la producción de hidrógeno a nivel mundial alcanzó un volumen de alrededor de 70 millones de toneladas. Solamente el 0.1% se produjo mediante energías renovables, el 76% a partir de gas natural y el resto por carbón.
El consumo mundial de gas natural para la producción de hidrógeno fue de alrededor de 205,000 millones de m3 (6% del consumo mundial); a su vez, consume 107 millones de toneladas de carbón (2% del consumo mundial). El uso de esta cantidad de combustibles genera a la atmósfera 830 millones de toneladas de CO2 cada año. Lo que equivale a las emisiones anuales de dióxido de carbón de Indonesia y Reino Unido juntos.
Escenario México
Si hablamos de nuestro país, durante 2020 su producción de hidrógeno fue de alrededor de 220 mil toneladas. De ese total, el 98.6% se obtiene de PEMEX, donde el 42% proviene de las plantas reformadoras de vapor y el 58% del reformado de naftas. El hidrogeno que se produce en estas plantas se utiliza para autoconsumo en sus procesos de refinación y producción de amoniaco. El resto de la producción nacional de hidrógeno (1.4%) se utiliza de manera comercial. Es producido por tres empresas privadas: Air Liquide, Linde y CRYOINFRA.
La industria del hidrógeno verde en México tiene un gran potencial. Jugará un papel fundamental en la descarbonización de los procesos térmicos de diversas industrias contribuyendo de manera definitoria para cumplir con las metas de reducción de emisiones a largo plazo.
Puede funcionar como sustituto del hidrógeno gris en los procesos de refinación de petróleo; en la industria eléctrica, puede ser mezclado con gas natural para generar electricidad. En las industrias de hierro y acero, vidrio, química y cemento, el hidrógeno verde se puede mezclar con gas natural y funcionar como insumo en los procesos térmicos de cada industria. Lo mismo en la industria de autotransporte, la tecnología convencional (vehículos de diésel y gasolina) puede ser sustituida por tecnología de hidrógeno en autos, autobuses y camiones de carga.
Generará una reducción de 5 millones de toneladas de CO2 en el periodo de 2025 a 2030; posteriormente, se espera que la demanda se incremente a 2.7 millones de toneladas hacia 2050.
Esta iniciativa busca atraer inversión interna y externa para impulsar a la industria. Contempla la participación del sector público y privado en el desarrollo de las cadenas productivas de hidrógeno verde. Esto podrá impactar en la generación de empleos y satisfacer la demanda del mercado interno, a la vez de cumplir con las metas de descarbonización de México.
Para esto, es necesario que se establezcan mecanismos que faciliten la transición a energías limpias y el consiguiente cumplimiento de metas de descarbonización. Además de determinar regulaciones específicas para el hidrógeno verde, se vuelve crítico dar mayor certidumbre a la inversión de las partes interesadas, crear incentivos tanto a la oferta como a la demanda de combustibles limpios y reducir costos de infraestructura, producción y transporte para incrementar la penetración de energía renovables.