El estudio “Perspectivas del agua en México: propuestas hacia la seguridad hídrica” realizado por la UNAM y Agua Capital, señala retos, desafíos y propuestas viables que integran los factores de escasez de agua en México.
Sobreexplotación, mala optimización en el sector agrícola y la pérdida de líquido a través de fugas a consecuencia de la falta de un proyecto continuo de mantenimiento a las redes de distribución y de protección de las fuentes de agua, son las principales causas para el desabasto de recursos hídricos en México. Así lo señala este análisis.
Sumado a ello, las condiciones de cambio climático son retos puntuales que afectan la disponibilidad del agua y generan riesgos a las personas y comunidades, con escenarios de sequía como los que se vivieron el año anterior en el Valle de México y el estado de Hidalgo. Y que ahora, en el curso de este año, se presentan en el norte del país en ciudades como Monterrey y los estados de Baja California, Chihuahua y Sonora. Se trata de una tendencia que se está convirtiendo en una constante año con año.
“Perspectivas del agua en México: propuestas hacia la seguridad hídrica” que aborda los factores de escasez de agua en México, estuvo a cargo de Fernando J. González Villarreal, Coordinador Técnico de la Red Agua de la UNAM y Director del Centro Regional de Seguridad Hídrica, bajo los auspicios de la UNESCO. Contó con la colaboración de Eduardo Vázquez Herrera, Director Ejecutivo de Agua Capital, Fondo de Agua de la Ciudad de México. Además, de Rosa María Ramírez Zamora, Directora del Instituto de Ingeniería de la UNAM, quien también encabezó la presentación.
Agricultura, ¿causante de la escasez de agua?
“La agricultura es el uso del agua que tiene los mayores volúmenes concesionados en todas las regiones hidrológico-administrativas”, se informa en el documento. El análisis propone que al hacer más eficiente los sistemas de riego y reducir en 10% el volumen destinado a este uso, éste podría destinarse al abasto de agua potable, pues representa la mitad de este uso. O sería equivalente al uso destinado para fines industriales, incluidas las plantas termoeléctricas.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), en México, 76% del agua concesionada se destina a usos agrícolas –agrícola, pecuario y acuacultura–; 15% al uso público urbano-doméstico y otros usos conectados a las redes de agua potable; 5% al uso no doméstico autoabastecido –industria, comercio y servicios–; y 4% a la generación de electricidad, excluida la hidroelectricidad.
“Las pérdidas por fugas superan el 40% del volumen de agua que ingresa en la mayoría de los sistemas de agua potable. A pesar de los avances en el desarrollo de infraestructura hidráulica, este esfuerzo no ha llegado todavía a todos los mexicanos”, añaden los autores.
Mayor construcción e inversión
El reporte propone, ante los factores de escasez de agua en México, incrementar el ritmo en la construcción de infraestructura hídrica; impulsar la eficiencia de los sistemas de agua potable y saneamiento. De igual manera, invita a reducir el uso destinado al riego y establecer proyectos de sectorización, programas de reparación de fugas y adopción de tecnologías.
Además, 60% de los cuerpos de agua presentan algún grado de contaminación y sólo 50% del volumen recolectado en alcantarillado recibe tratamiento, esto sumado a que 71% del territorio nacional presenta grados altos de presión hídrica, al tiempo que en México hay 106 municipios con alta vulnerabilidad a sequías.
Por otro lado, los principales factores que han limitado el acceso al agua en México están asociados a la insuficiente inversión en infraestructura hidráulica, misma que ha decrecido paulatinamente, aunado al desperdicio del agua derivado de las bajas eficiencias de uso.
Como parte de la propuesta para solventar la problemática, los analistas consideran necesario gestionar tanto la oferta como la demanda. Además, señalan oportuno garantizar una sostenibilidad financiera mediante una Ley Federal de Derechos y rompiendo el círculo vicioso entre bajas tarifas y un bajo nivel de servicio.
Coordinación de esfuerzos
Con los datos obtenidos, los investigadores buscan además fortalecer tanto la gobernanza como la gestión de los recursos hídricos. Esto a través de medidas como una Ley General de Aguas para hacer vigente el acceso universal al agua y al saneamiento, conforme al mandato constitucional, estableciendo un marco regulatorio adecuado, pero sumado a las políticas, presupuestos, recursos, capacidades y herramientas que permitan a las instituciones, autoridades y prestadores del servicio, atenderlo de manera eficiente. De igual forma, invitan a construir capacidades e impulsar la innovación.
El análisis concluye que garantizar el acceso al agua segura para todos los mexicanos es un derecho fundamental. El manejo y la conservación de los recursos hídricos del país se han convertido en un factor determinante del desarrollo sostenible y no puede postergarse. Es urgente llevar a cabo las acciones necesarias para que la seguridad hídrica sea una prioridad en la agenda nacional por el bien del país y de las familias mexicanas.