Ante los desafíos de la nueva realidad, resulta fundamental que los departamentos de impuestos se reinventen e implementen herramientas que les permitan cumplir sus obligaciones
Jorge Caballero
Socio Líder de Impuestos y Legal de KPMG en México y Centroamérica
El surgimiento de la pandemia de COVID-19 ha afectado significativamente el flujo de efectivo de las empresas mexicanas, las cuales han buscado apoyo para una correcta gestión de impuestos, pues la fiscalización por parte de las autoridades se ha incrementado. La tendencia es una más puntual fiscalización regional y mayor recaudación de datos para hacer más eficiente la tributación.
El estudio Perspectivas de la Alta Dirección en México 2021 mostró que 55% de los directores generales en México espera recibir apoyo fiscal para lograr una recuperación económica mucho más ágil. La postura de los empresarios se enfoca en las maneras de colaborar con el gobierno para posicionar a México como un destino atractivo para las inversiones; y qué acciones tomar para progresar como país aprovechando el marco del T-MEC y las nuevas oportunidades en cuanto a alianzas estratégicas.
En este contexto, es importante considerar diversos aspectos para que los departamentos de impuestos logren afrontar los desafíos de la nueva realidad y, asimismo, aprovechen las oportunidades:
Garantizar el cumplimiento tributario
La principal prioridad es la gestión fiscal, es decir, lograr el pago eficiente de los impuestos. Ante las últimas reformas en materia de esquemas reportables, los departamentos de impuestos se encuentran enfocados en cómo realizar una planeación que garantice el cumplimiento, accediendo también a tasas competitivas.
Adaptación a las nuevas tendencias digitales
A raíz de COVID-19 se han acelerado notablemente los cambios en los modelos de negocio. Para adaptarse, las empresas se han apoyado en la tecnología, volviendo más eficientes los procesos para determinar los impuestos.
Particularmente en México, estas plataformas tecnológicas han resultado disruptivas, impactando en el cálculo y cumplimiento tributario. Un ejemplo es la economía digital; hace un par de años no era contemplada en la legislación fiscal, y hoy se reconoce como una evolución.
Para reinventarse, el departamento de impuestos puede optar por alternativas a los procesos manuales, como robots o software de automatización analítica, que permiten redireccionar los esfuerzos del personal — no necesariamente sustituirlo por las herramientas tecnológicas— y asignarle actividades de mayor valor agregado, como proyectos de planeación, logrando ser más eficientes y centralizando procesos de gestión fiscal.
Impacto del T-MEC en las industrias
El estudio de Perspectivas de la Alta Dirección en México 2021 presenta, entre numerosos temas, la expectativa de los directores generales ante el T-MEC. De las personas encuestadas, 56% espera que sus efectos sean positivos, consolidándose este año. La implementación del T-MEC brindó un impacto favorable en materia de reglas de origen; aspectos laborales; y, particularmente, costos, ya que no representó un incremento relevante de costos de implementación.
El cambio de gobierno en Estados Unidos permite visualizar el potencial del T-MEC para que México siga siendo atractivo para la inversión en la industria manufacturera; y, especialmente, la maquila en el norte del país.
Reactivación en fusiones y adquisiciones
Se espera también una reactivación notable en adquisiciones y fusiones en América Latina, particularmente en México, lo cual conlleva un impacto en los impuestos. Mientras algunas industrias se encuentran en situaciones críticas y necesitan financiamiento, otras han subsistido y están esperando el momento adecuado para invertir de manera importante; de ahí la relevancia de estos mecanismos.
Ante los desafíos de la nueva realidad, resulta fundamental que los departamentos de impuestos se reinventen, implementando herramientas y metodologías que les permitan lograr el cumplimiento eficiente de sus obligaciones; al mismo tiempo que responden con agilidad a las necesidades de la organización en un ambiente en el que la única constante es el cambio.