Jait G. Castro Posadas
Director de la Maestría en Energías Renovables de la UAG
Ciudad de México (Expertos / Energía Hoy).- La crisis que ha planteado la emergencia sanitaria originada por el COVID ha cimbrado los paradigmas en los que la sociedad moderna ha sustentado su desarrollo económico, político y social durante décadas y ha replanteado de forma sustantiva las prioridades que como humanidad habremos de asignar a fin de asegurar el desarrollo económico, social y el cuidado por el medio ambiente.
Para las organizaciones, el distanciamiento social ha representado un complicado reto que insta a una pronta adaptación y flexibilidad para subsanar las limitaciones que plantea la operación remota, el trabajo a distancia y la coordinación de actividades y grupos de trabajo. Algunos de estos retos pueden perdurar en el mediano plazo y para ello será necesario prepararse para que la recuperación sea lo más rápida posible.
La eficiencia energética es una poderosa y minusvalorada herramienta que permite reducir el consumo energético y que constituye la primera alternativa y de menor costo para lograr un impacto muy sustantivo en el gasto energético y que debiera ser antepuesto a cualquier otra alternativa energética. Tan solo el sector industrial desperdicia anualmente 30% de la energía que consume derivado de un uso ineficiente, según afirma una reciente publicación de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).[1]
Además de reducir las emisiones, la eficiencia energética tiene otros beneficios para las organizaciones y nuestro país: mayor competitividad, mejora de las operaciones en sectores clave como el industrial, educación y salud, mayor seguridad energética, entre otros.
A nivel internacional resulta conveniente destacar el papel que la eficiencia energética ha representado para nuestro país. Según el Consejo Estadounidense para una Economía Energéticamente Eficiente[2], en los últimos dos años, México es el país que más ha mejorado en el mundo en este rubro, tras reducir 6.9% su intensidad energética e incrementar en un 16% la generación a través de fuentes renovables, lo que le ha valido ubicarse en el doceavo puesto a nivel internacional en el Energy Efficiency Scorecard[3].
Hoy día, la eficiencia energética en México contribuye más a la mitigación del cambio climático que las energías renovables. Según un reciente informe de la CONUEE[4], durante los últimos 25 años, los programas, medidas y acciones de eficiencia energética en México han permitido reducir 17% el consumo energético en nuestro país, equivalente al 28% de la producción petrolera nacional o el 29% de las importaciones de gasolina y gas natural.
Estos ejemplos son muestra de como las organizaciones pueden y deben valerse de la eficiencia energética como herramienta de afronta y resiliencia ante el embate económico de esta contingencia y reconocer que la mejor fuente energética, es la conservación y el uso eficiente de la energía.
[1] https://permanent.access.gpo.gov/gpo11404/CIbrochure.pdf
[2] https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Mexico-escalo-del-lugar-19-al-12-en-ranking-de-ahorro-de-energia-20180629-0028.html
[3] https://www.aceee.org/sites/default/files/publications/researchreports/i1801.pdf
[4] https://www.gob.mx/conuee/es/articulos/hoy-dia-la-eficiencia-energetica-en-mexico-contribuye-mas-a-la-mitigacion-del-cambio-climatico-que-las-energias-renovables?idiom=es
Eficiencia energética en época del coronavirus: el reto de las organizaciones
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