Ciudad de México (Juan Carlos Chávez / Energía Hoy).- El financiamiento a PEMEX por parte del gobierno afectará en las finanzas del país, lo que podría costar hasta un 2% del PIB Nacional cada año, indica un un análisis a la calificación crediticia de México hecho por Moody’s Investor Services
Los principales desafíos crediticios de México incluyen las débiles perspectivas de crecimiento económico en el mediano plazo, dado el brote de coronavirus que eventualmente desembocará en una recesión mundial; aunado esto a la cada vez más débil capacidad institucional del gobierno de México para responder a los distintos conflictos derivados de las nuevas políticas, lo que está socavando la confianza de los inversionistas.
De acuerdo con el estudio, igualmente negativo es el apoyo continuo y sustancial que se le brinda a la compañía petrolera estatal Petróleos Mexicanos, ente con una calificación crediticia depreciada (Ba2 negativo), situación que debilita la fortaleza fiscal del país.
Las decisiones en política económica realizadas durante el último año y medio, están mermando las perspectivas de inversión. De acuerdo con Moody’s, los objetivos gubernamentales sobre política social, fiscal y del sector energético que se encuentran conflictuados, dificultarán cada vez más a las autoridades el mantener la política actual por mucho tiempo.
Los objetivos de política conflictuados de mayor relevancia tienen que ver con el compromiso del gobierno de cumplir con tres acciones específicas: apoyar a Pemex, cumplir las promesas de campaña de expandir los programas sociales y aumentar la inversión pública, al tiempo de promover una austeridad fiscal.
La imposibilidad de cumplir con las tres demandas ha afectado la previsibilidad de las políticas, y las medidas gubernamentales en apoyo a Pemex, por ejemplo, han sido poco sistemáticas e insuficientes para abordar de manera efectiva los desafíos financieros y operativos de la compañía.
Según las estimaciones de Moody’s, apoyar a Pemex para el período 2020-22 con fines de liquidez y para ayudarla a cumplir con sus obligaciones de deuda, le costará al soberano del 0.5 % al 1.8% del PIB anualmente. Si el soberano decide proporcionar apoyo adicional para aumentar el gasto de capital de PEMEX y mejorar así su perspectiva a mediano plazo, el costo aumentaría entre 1.5% y 2.8% del PIB cada año.
El apoyo brindado a PEMEX por el soberano en 2016, después de la caída estructural de los precios del petróleo, consistió en una gran inyección de liquidez de casi el 1% del PIB. El apoyo destinado en 2019 y el que se espera para 2020 sigue un enfoque similar.
En ausencia de inversiones del sector privado para ayudar a Petróleos Mexicanos, para aumentar la producción y mantener las reservas, la compañía petrolera requerirá del apoyo del gobierno. Moody’s estima que el gasto de capital planificado de PEMEX es insuficiente para cumplir con sus propios objetivos de producción de crudo, lo que significa que requerirá más apoyo relacionado con la inversión.
Además, la conmoción del precio del petróleo en marzo pasado ha impactado significativamente en la rentabilidad de PEMEX y ha aumentado sus necesidades de liquidez, agregando presión a las finanzas del gobierno para 2020 y 2021.
A medida que el gobierno mexicano recorte el gasto para tratar de cumplir con sus objetivos fiscales, el impacto de un mayor apoyo a PEMEX, la disminución de los ingresos del gobierno y una carga de interés incrementándose, inevitablemente conducirá a una tendencia de deuda creciente. Bajo el escenario de referencia de Moody’s, se espera que la deuda aumente en casi 10 puntos porcentuales para 2022, a 46.2% del PIB (36.4% en 2019). En un escenario a la baja, si la crisis del coronavirus empeora y las cuentas fiscales del gobierno se deterioran más de lo que actualmente se vislumbra, la deuda podría alcanzar el 50% del PIB para 2022.
Si el gobierno decide abandonar esta forma de apoyo a PEMEX, en su lugar podría otorgarle garantías explícitas sobre su emisión de deuda, lo que sería similar al apoyo basado en acciones, dado que con una garantía explícita habría un fuerte argumento para incluir los pasivos garantizados como parte de la deuda del gobierno, aumentando así los coeficientes de deuda soberana.
Aunque es improbable una mejora en la calificación crediticia en el futuro cercano, el retorno a una perspectiva estable podría resultar de la recuperación de la confianza en la capacidad del gobierno para diseñar e implementar políticas consistentes, que mejoren las perspectivas de crecimiento en el mediano plazo. Un plan creíble para PEMEX que reduzca el riesgo de apoyo gubernamental recurrente y sustancial, al tiempo de abordar los desafíos que enfrenta el sector energético, también respaldaría una estabilización de las perspectivas.
Moodys Perfil de Credito Mx y Pemex by Pedro Mentado on Scribd