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Impacto de la gestión social de los proyectos de energéticos en México


Antonio Escamilla Paz, Erika García Galeana, Jorge Enrique Rivera Ortega, Josephine Mayela García Trujillo y Omar Aguilar Gama
Resumen—A partir de los cambios constitucionales, propuestos por el Gobierno Federal en 2013, el sector energético mexicano fue reformado. Dicha reforma tuvo como objetivo ampliar la participación del sector privado, nacional e internacional, en la producción de hidrocarburos y electricidad y posibilitar la creación de un mercado de la energía en el país. Uno de los resultados más relevantes de la reforma energética es la introducción de los procesos de Evaluación de Impacto Social (EvIS) y de Consulta Indígena, los cuales deberán ser implementados por los desarrolladores de proyectos energéticos en México. Estos procesos manifiestan un cambio de paradigma en el desarrollo del sector energético de México, ya que incluyen criterios de sustentabilidad, cuidado y protección al medio ambiente, respeto a los derechos humanos de las comunidades y pueblos originarios y desarrollo económico, para generar beneficios sociales a largo plazo, lo cual representa un progreso importante para el país. A partir de las reformas, el Gobierno Federal estableció la obligación a las empresas de presentar a la Secretaría de Energía una Evaluación de Impacto Social de sus proyectos energéticos, según se establece en los Reglamentos de la Ley de Hidrocarburos y de la Ley de la Industria Eléctrica. En general, se puede considerar que la EvIS es un buen mecanismo para atender la problemática social vinculada con los proyectos energéticos en las comunidades situadas dentro de su área de influencia; sin embargo, refleja algunas limitaciones derivadas de la falta de claridad en la implementación de lo establecido legislativamente y de estructura en la incorporación de los Impactos Sociales (IS) por parte de los desarrolladores. En este artículo se hace un análisis y una reflexión sobre la relevancia de la Evaluación de Impacto Social de los proyectos energéticos en México.
I.   Introducción
En la actualidad, las condiciones de competencia económica a nivel internacional hacen necesario que todas las empresas, incluyendo las públicas, se vean obligadas a elevar su eficiencia y productividad. Derivado de esto, en 2013 fueron presentadas en México una serie de iniciativas de reforma constitucional en materia energética [3]. Dicha reforma tuvo como objetivo ampliar la participación del sector privado, nacional e internacional, en la producción de hidrocarburos y electricidad y posibilitar la creación de un mercado de la energía en el país. Los principales argumentos planteados por el Gobierno Federal a favor de dichos cambios fueron, entre otros, la falta de recursos para invertir, los altos riesgos inherentes a las actividades de exploración y producción, así como la dificultad técnica y financiera para explotar el petróleo en aguas profundas [3]; por otra parte, lograr el desarrollo económico e industrial en el país, además de una seguridad energética que auspiciaría un desarrollo sostenible [16]. Uno de los resultados más relevantes de la reforma energética es la introducción de los procesos de Evaluación de Impacto Social (EvIS) y de Consulta Indígena. Estos procesos manifiestan un cambio de paradigma en el desarrollo del sector energético de México, ya que incluye criterios de sostenibilidad, respeto a los derechos humanos de las comunidades y pueblos originarios y desarrollo económico, para generar beneficios sociales a largo plazo. De acuerdo con los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos, el respeto a los derechos humanos es hoy una responsabilidad fundamental del sector privado cuando éste desarrolla proyectos de grandes magnitudes [16].
En términos generales, la EvIS se refiere a los procesos de identificación, análisis, monitoreo y gestión de las consecuencias sociales intencionadas y no intencionadas, tanto positivas como negativas, de las intervenciones planificadas (políticas, programas, planes y proyectos de desarrollo) y cualquier proceso de cambio social invocado por esas intervenciones, incluyendo el involucramiento de las comunidades afectadas a través de procesos participativos de identificación, evaluación y gestión de los impactos sociales. Si bien aún se emplea como mecanismo para predecir impactos y como instrumento para que se consideren esos impactos sociales antes de que las entidades regulatorias decidan expedir permisos o licencias, es igualmente importante su función como parte de la gestión continua de los impactos sociales durante todo el ciclo de desarrollo del proyecto, desde su concepción hasta la etapa posterior al cierre. Más que cualquier interpretación de diccionario de las palabras “evaluación”, “impacto” y “social”, la “evaluación de impacto social” debe entenderse como un campo de investigación y práctica, con su propio conjunto de teorías y métodos, un paradigma o una subdisciplina. Dicho paradigma se plasma y se articula en los Principios internacionales para la EvIS y en el presente documento [5, 18, 20].
II. Antecedentes
La EvIS surgió en los años 1970, al mismo tiempo que la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), en respuesta a los requisitos formales de la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA, por sus siglas en inglés) de 1969 de EE.UU. Sin embargo, la consideración de los impactos sociales surgió mucho antes de la NEPA [5, 19]. Comúnmente, la EvIS se elaboraba como parte de la EIA, en general de manera incorrecta. Con el tiempo la EvIS se separó debido a una mayor comprensión de las diferencias fundamentales que existen entre los aspectos sociales y los aspectos biofísicos y, por último, porque su efectividad para mejorar los resultados para las comunidades afectadas se maximizaría si fuera relevante para los proponentes (autores de proyectos del sector público y privado) que inician e implementan proyectos. Sin embargo, dada la interconexión de aspectos ambientales, sociales y de la salud, merece la pena realizar evaluaciones integradas, y en el sector privado ya es práctica corriente la Evaluación de Impacto Ambiental, Social y en Salud (ESHIA, por sus siglas en inglés). No obstante, los impactos sociales comienzan mucho antes de que se requiera la aprobación del proyecto, como los rumores acerca de un posible proyecto. Por consiguiente, la gestión de los aspectos sociales (y por lo tanto la EvIS) debe iniciarse tan pronto como sea posible una vez que se conciban los proyectos [20].
III.  Definición de Impactos Sociales
Los Principios internacionales de la EvIS consideran que los IS incluyen todos los aspectos asociados con una intervención planeada (esto es, un proyecto) que afectan o involucran a las personas, ya sea directa o indirectamente. Específicamente, un IS es algo que se experimenta o se siente, en el sentido perceptual (cognitivo) o corporal (físico) a todos los niveles, por ejemplo, a nivel de la persona como individuo, de unidad económica (familia/hogar), de grupo social (círculo de amigos), de lugar de trabajo (una empresa o entidad de gobierno), o más generalmente de comunidad/sociedad. Estos diferentes niveles se ven afectados de diferentes maneras por un impacto o por una acción que causa impacto [20].
En términos generales, se puede decir que casi cualquier cosa puede potencialmente ser un impacto social siempre y cuando se lo valore o sea importante para un grupo específico de personas. Los impactos ambientales, por ejemplo, también pueden ser impactos sociales ya que las personas dependen del medio ambiente para su subsistencia y porque pueden tener apego a los lugares en los que se localizan los proyectos. Los impactos sobre la salud y el bienestar de las personas son impactos sociales. La pérdida de patrimonio cultural, de hábitats importantes o de biodiversidad también pueden ser impactos sociales porque son valorados por las personas. Por eso la EvIS debe abordar todo lo que sea relevante para las personas y sus formas de vida. Esto significa que no puede partir de una lista de control de impactos sociales potenciales, sino que debe identificarlos a partir de una concientización del proyecto y un entendimiento de las afectaciones del proyecto a lo que es importante para sus actores [20].
Cabe destacar que los impactos sociales son mucho más amplios en comparación con lo que a menudo se considera en las evaluaciones que se realizan en otros campos relacionados, como la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), la Evaluación de Impacto en la Salud (EIS), la Evaluación de Impacto Cultural (EIC), la Evaluación de Impacto en el Patrimonio (EIP), la Evaluación de Impacto Estético o la Evaluación de Impacto de Género (EIG). Una visión limitada crea problemas de demarcación sobre cuáles son los impactos sociales a ser identificados por la EvIS [18].
Una manera conveniente de conceptualizar los impactos sociales es como cambios en aspectos, tales como: la forma de vida de las personas, su cultura, su comunidad, sus sistemas políticos, su entorno, su salud y bienestar, sus derechos personales y de propiedad y sus temores y aspiraciones, principalmente [20].
IV. Relevancia de la EvIS
En primera instancia, es importante reconocer la importancia que tiene el sector energético, como elemento estratégico para el desarrollo, desde el punto de vista económico y de finanzas públicas, así como para el funcionamiento de las actividades productivas de cualquier nación. Sin embargo, para que este desarrollo se logre de manera sustentable se deben tomar en cuenta, además de los factores económicos, los factores sociales, culturales y ambientales, a fin de responder a las necesidades de su población. Por lo anterior, el Gobierno Mexicano promulgó la Reforma Energética a finales de 2013. Dicha reforma ha promovido el desarrollo de proyectos de inversión e infraestructura asociados a la industria energética alrededor del país. La construcción de estos proyectos trae consigo una serie de impactos sociales, entre otros, que deben ser considerados relevantes en el análisis de factibilidad previa al desarrollo de dichos proyectos, ya que su implementación genera tanto beneficios y costos económicos, como sociales. El hecho de no considerar estos impactos puede generar condiciones adversas o riesgos en algunos sectores de la sociedad.
La importancia de la EvIS en los proyectos energéticos en su etapa previa, radica en su utilidad para promover el acercamiento entre las partes interesadas, brindar la posibilidad de generar mapas de análisis de los actores interesados y abrir canales de comunicación, identificar los impactos que deriven de la actividad, estimando las medidas para mitigarlos y compensarlos; que culmine en la apropiación del proyecto por parte de las comunidades para garantizar la sustentabilidad durante su vigencia, ya que se trata de desarrollos que pueden durar entre 25 y 30 años [8, 15].
La EvIS tiene la característica de ajustarse a las diversas inquietudes y cuestiones sociales en diferentes puntos del ciclo del proyecto. La Figura 1 ilustra un ciclo de proyecto típico e identifica el rol potencial de la EvIS en cada fase. Si bien el ciclo de un proyecto a menudo se representa como un proceso lineal, la realidad no es tan directa: los proyectos no necesariamente transitan linealmente de una fase a otra, y pueden detenerse en cierta fase o retroceder a una fase anterior [20].
Figura 1: Ciclo de proyecto típico y rol potencial de la EvIS [20].
V. Aspectos relevantes para la EvIS
Algunos conceptos clave que se consideran fundamentales para comprender los aspectos relacionados con la gestión de los impactos sociales de los proyectos energéticos son [1, 9, 12, 14, 17, 20]:

  • La Licencia Social para Operar (LSO).
  • El Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI).
  • El Enfoque Basado en los Derechos Humanos (EBDH).
  • La Debida Diligencia en materia de Derechos Humanos (DDDH).
  • Los Riesgos No Técnicos (RNT).
  • El Riesgo Social (RS).
  • Los Acuerdos de Impactos y Beneficios (AIB).
  • Los Medios de Subsistencia Sostenibles (MSS).
  • El Valor Compartido (VC).
  • Los Principios de Ecuador (PE).

VI. Fortalezas y Oportunidades de mejora de la EvIS
Fortalezas de la EvIS
El fortalecimiento de la práctica de EvIS se evidencia por un mayor reconocimiento de la importancia de los problemas sociales y la correspondiente proliferación de especialistas sociales en instituciones crediticias, gobiernos, desarrolladores de proyectos y consultorías. El aumento de las capacidades de los individuos y las organizaciones, y las mayores responsabilidades que se les asignan, se combinan con tendencias similares de políticas corporativas, estándares y herramientas ampliadas en EvIS y campos relacionados. Los desarrolladores de proyectos que participan en evaluaciones de impactos implementan programas continuos de monitoreo y gestión social y mecanismos de retroalimentación de la comunidad [5].
Los proponentes de los proyectos utilizan los métodos de EvIS para ayudar a la toma de decisiones y la priorización de las inversiones sociales. Las inversiones sociales a menudo forman parte de las iniciativas de responsabilidad social corporativa de las empresas y sus compromisos de desarrollo comunitario con las comunidades afectadas. Los proponentes buscan mejorar el equilibrio de costos y beneficios de los proyectos al mejorar los resultados positivos y mitigar los impactos negativos [10]. Esteves y Vanclay [4] desarrollaron una Herramienta de Análisis de Necesidades de Desarrollo Social (HANDS) para ayudar a los gerentes a evaluar alternativas de desarrollo comunitario. La HANDS puede ayudar a alinear un proyecto y sus inversiones sociales con las necesidades de la comunidad y las prioridades de planificación regional, al mismo tiempo que aborda los riesgos estratégicos que enfrentan los desarrolladores de proyectos. La aplicación de métodos EvIS a las inversiones sociales puede ayudar a navegar las tendencias potencialmente contradictorias de contribuir a las comunidades locales al tiempo que reduce la dependencia de proyectos a corto plazo [5].
Oportunidades de mejora de las EvIS
Estas transformaciones alentadoras no deben ser exageradas. En comparación con la extensión del análisis y los recursos dedicados a los problemas biofísicos, la EvIS generalmente tiene un rol menor. Los profesionales sociales tienen poca influencia en la configuración de proyectos/alternativas de desarrollo y, a pesar del aumento en los roles sociales dentro de muchas organizaciones, los gerentes de proyectos que son responsables de comisionar y entregar evaluaciones de impacto a menudo tienen poca experiencia social. La capacidad limitada de los reguladores y los recursos limitados dedicados al control de calidad tienen un impacto significativo en el estándar de las EvIS, con una tendencia de los proponentes a realizar evaluaciones que sólo superan las expectativas mínimas de los reguladores [5].
En las regiones de transición y donde se superponen múltiples proyectos, la información vigente y precisa es un tema clave. Las fuentes de información secundarias se vuelven obsoletas rápidamente y, a menudo, es necesario complementar la investigación de escritorio con datos locales recopilados directamente en campo por especialistas sociales calificados. La información primaria ayuda a fortalecer la información de referencia e identificar mejor las necesidades no satisfechas que existen. Los problemas metodológicos, como la confiabilidad y la validez, la robustez y los niveles de significancia, son debilidades en muchos estudios de EvIS. Muchos informes carecen de detalles adecuados sobre métodos, fuentes y suposiciones. La calidad del análisis es otra área de oportunidad de mejora. Las evaluaciones a veces son poco más que un perfil social y económico de las comunidades afectadas compiladas a partir de fuentes de información secundarias. El análisis a veces carece de la identificación de la distribución espacial, temporal y de las partes interesadas de los impactos y beneficios. La integración con el medio ambiente, la salud y el patrimonio cultural puede ser superficial. Si bien existen restricciones legítimas en el nivel de análisis que es posible, un mejor uso del alcance y la priorización de problemas puede ayudar a asignar los recursos de manera eficiente y asegurar que se realice un análisis profundo de todos los temas relevantes. Los reguladores pueden contribuir a mejorar la formulación de los términos de referencia para los estudios EvIS y EIA [5].
La disponibilidad pública de informes de EvIS, Planes de Gestión de Impacto Social (PGIS), líneas base y acuerdos es un problema continuo. Incluso las EvIS disponibles públicamente pueden ser difíciles de localizar después del envío, especialmente en ausencia de repositorios en línea [5].
La idoneidad de la participación pública sigue siendo un problema. Las EvIS a menudo no cumplen con las expectativas públicas de ser un proceso deliberativo para determinar la aceptación de un proyecto. Más bien, se consideran, en el mejor de los casos, como un proceso para la mejora gradual del proyecto y, en el peor, como poco más que un débil intento de legitimación del proyecto. La participación pública abarca desde la provisión de períodos para comentarios públicos y el suministro de información, hasta la participación activa de las partes interesadas en la configuración del proceso de EvIS y la apertura de procesos de gobierno para incluir a las comunidades locales en la toma de decisiones sobre los proyectos [5].
Las demandas de la consulta comunitaria pueden llevar a la fatiga en las comunidades y los gobiernos locales, particularmente en situaciones con múltiples desarrollos. Estos desafíos se exacerban cuando existe una participación limitada, lo que lleva a los participantes a cuestionar el valor de su participación. Algunos proponentes han abordado estos problemas a través de procesos de participación conjunta [10].
Finalmente, los impactos sociales acumulativos requieren mayor atención en las evaluaciones estratégicas y a nivel de proyecto [2, 13, 6, 7]. Otras EvIS emprendidas en el área local rara vez tienen referencias cruzadas, y la coordinación y colaboración entre los desarrolladores de proyectos es rara. Las EvIS rara vez son utilizadas por el gobierno local para gestionar los impactos a nivel local o regional. Por otra parte, donde se han realizado evaluaciones regionales y estratégicas, pocos prestan la atención adecuada a los problemas sociales [19].
VII. Conclusiones
De acuerdo con la Asociación Internacional para la Evaluación de Impactos (IAIA, por sus siglas en inglés), la evaluación de impacto social incluye los procesos de análisis, monitoreo y gestión de las consecuencias sociales intencionadas y no intencionadas, tanto positivas como negativas, de las intervenciones planificadas (políticas, programas, planes, proyectos) y cualquier proceso de cambio social invocado por esas intervenciones. Su objetivo principal es lograr un entorno biofísico y humano más sustentable y equitativo [18].
Aunque la IAIA ha establecido definiciones, propuestas de pasos y criterios sobre los contenidos de una EvIS, la práctica sobre el terreno es muy variable. Los requisitos nacionales son desiguales y, con frecuencia, van a la zaga de las buenas prácticas internacionales, que aún están evolucionando. La terminología utilizada también varía [11].
En México, la presentación de las EvIS ante la Secretaría de Energía (SENER) “para obtener permisos o autorizaciones para desarrollar proyectos en la industria eléctrica, incluidos los relativos a la prestación del Servicio Público de Transmisión y Distribución de Energía Eléctrica”, establecido en el Art. 86 del Reglamento de la Ley de la Industria Eléctrica, representa un paso relevante en el avance y modernización del país en el respeto a los Derechos Humanos al reconocer ante las autoridades y las empresas, los impactos sociales que conlleva el desarrollo de proyectos energéticos.
Si bien, el esfuerzo de presentar una EvIS como prerrequisito para el desarrollo de proyectos energéticos está fundamentado en las buenas prácticas internacionales y las experiencias adversas que se han suscitado en algunos proyectos en el país; la mera presentación de la EvIS no puede considerarse suficiente elemento para la cohesión social que requieren las comunidades para coadyuvar en su desarrollo económico en conjunto con los beneficios de la empresa privada y del Estado.
La relevancia de las EvIS radica en el reconocimiento y análisis de la forma de vida de las personas, su cultura, su comunidad, sus sistemas políticos, su entorno, su salud y bienestar, sus derechos personales y de propiedad y sus temores y aspiraciones, principalmente, ante el desarrollo de proyectos energéticos. Es así que, la falta de un marco regulatorio robusto que mida, reporte y verifique los posibles impactos tanto positivos como negativos que están relacionados con el desarrollo del proyecto, no podrán verse dirimidos los impactos de índole negativo y/o fortalecidos los impactos de carácter positivo. Adicionalmente, la falta de una metodología local que beneficie a las comunidades, acorde con la política pública del Estado y basada en las buenas prácticas internacionales y los principios básicos de EvIS, requerirá de un gran esfuerzo interdisciplinario para sobrepasar las vicisitudes que presentan las disposiciones administrativas para la presentación de EvIS ante la SENER.
En este ejercicio de implementar EvIS en los proyectos energéticos, las disposiciones administrativas de carácter general sobre la evaluación de impacto social presentan una gran oportunidad de mejora, debido a que, en la identificación, caracterización, predicción y valorización de los impactos sociales positivos y negativos, se presentan aspectos muy generales, es decir, se plantea una amplia gama de posibilidades para identificar los impactos sociales, pero se deja al criterio de la empresa solicitante la identificación y caracterización de los impactos sociales que pudiera generar el proyecto. Esto podría resultar en un análisis poco claro e impreciso de los impactos sociales en las comunidades. Es decir, no es suficiente mencionar que se debe considerar la literatura especializada sobre los impactos sociales asociados a proyectos de infraestructura; como lo establece el numeral dos del artículo 23 de las disposiciones administrativas; para analizar los posibles impactos sociales; por el contrario, es indispensable establecer con mayor precisión los principios y las directrices que el país requiere para lograr una buena cohesión social con el desarrollo de los proyectos energéticos.
En relación con lo anterior, la presentación del Planes de Gestión de Impacto Social (PGIS) tendería a establecer un plan laxo, al considerar medidas de mitigación y/o ampliación sin una base sólida de impactos sociales medibles y verificables. Ante esto, cabría adoptar una guía metodológica que permita abordar el análisis de los impactos sociales bajo principios estandarizados en el país y en concordancia con lo establecido internacionalmente.
En México, las EvIS representa un parteaguas en el reconocimiento de los Derechos Humanos, lo que podría derivar en un esfuerzo multidisciplinario para establecer metodologías propias del Estado en los diferentes proyectos de infraestructura del país; asimismo, para avanzar en el respeto de la autodeterminación de los pueblos originarios del país.
Agradecimientos
Los autores agradecen al Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias, en especial a la Dra. Luz María Sánchez Sánchez líder del Grupo de Impacto Social del INEEL, por el apoyo otorgado para la realización de la investigación presentada en este trabajo. Los autores aprecian las contribuciones particularmente significativas de los especialistas: Sonia Martínez Osornio, Yolanda Alejandra Gómez Nava, Favio Germán Yáñez Arroyo, Tamar Zehla Jiménez Velázquez, Enbrayra Alejandra Padilla Eguiluz y Diana Sofía Peniche Fuentes, ya que este artículo es también el resultado de su colaboración dentro del proyecto INEEL No. 14495: “Apoyo técnico para la organización y el análisis de la información de las Evaluaciones de Impacto Social del sector de la industria eléctrica y de energías limpias”, por lo que merecen una mención especial.
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Antonio Escamilla Paz1, Erika García Galeana2, Jorge Enrique Rivera Ortega3, Josephine Mayela García Trujillo4 y Omar Aguilar Gama5
Grupo de Impacto Social de la Gerencia de Transmisión y Distribución
Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias, INEEL
Cuernavaca, Morelos, México
1aep@ineel.mx, 2erika.garcia@ineel.mx, 3jerivera@ineel.mx, 4jmgarcia@ineel.mx y 5oag@ineel.mx
Biografías
Antonio Escamilla Paz, Ingeniero eléctrico por el Instituto Tecnológico de Ciudad Madero. Obtuvo el grado de Maestro en Ingeniería, con especialidad en Sistemas Eléctricos de Potencia, en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 1999, es investigador de la Gerencia de Transmisión y Distribución del Instituto Nacional de Electricidad y Energía Limpias. Sus áreas interés incluyen el modelado, la simulación, el análisis y el diseño de sistemas eléctricos de potencia, de sistemas de conexión a tierra y de sistemas de protección contra descargas atmosféricas; adicionalmente, la gestión social de proyectos de energías renovables.
Erika García Galeana, Ingeniera eléctrica-electrónica por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Cuenta con Maestría en Estudios Socioambientales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Sede Ecuador. En julio de 2017 se incorporó como investigadora en la Gerencia de Transmisión y Distribución del Instituto Nacional de Electricidad y Energía Limpias. Sus áreas de interés incluyen la eficiencia energética, energías renovables, cambio climático y políticas públicas con enfoque de desarrollo energético sostenible.
Jorge Enrique Rivera Ortega, Ingeniero eléctrico por el Instituto Tecnológico de Veracruz. Obtuvo el grado de Maestro en Ingeniería, con especialidad en Ingeniería Industrial, en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. De 1986 a 1993 fue investigador de la Gerencia de Transmisión y Distribución, durante el periodo de 1993 a 2018 integró la Gerencia de Energía Nuclear. Actualmente es investigador de la Gerencia de Transmisión y Distribución del Instituto Nacional de Electricidad y Energía Limpias. Sus áreas de interés incluyen: la cultura de la seguridad, análisis probabilístico de seguridad, sistema de gestión de calidad, y la gestión social de proyectos de energías renovables.
Josephine Mayela García Trujillo, Ingeniera Industrial por el Instituto Tecnológico de Ciudad Madero. Desde 2001 es investigadora en el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias, en la Gerencia de Inteligencia e Información Tecnológica hasta el 2018, actualmente es investigadora de la Gerencia de Transmisión y Distribución en la misma Institución. Su área de interés actual, análisis de información relacionada con la gestión social en proyectos del Sector Energético.
Omar Aguilar Gama, Obtuvo el título de ingeniero electromecánico en el Instituto Tecnológico de Zacatepec en el 2001. Ingresó al Instituto de Investigaciones Eléctricas en el 2001 y desde entonces ha trabajado en la Gerencia de Transmisión y Distribución, desarrollando proyectos en el área de transmisión, desde ingeniería básica para el diseño de líneas de transmisión, hasta en el desarrollo de proyectos de medición, monitoreo y diagnóstico en aislamiento externo para líneas de transmisión y equipo primario de Subestaciones Eléctricas, especializándose en el desarrollo y calibración de traductores de corriente y pruebas en laboratorio de alta tensión. Con lo que respecta al ámbito social en los últimos meses ha colaborado en el desarrollo de proyectos de gestión social para proyectos de distribución, transmisión y generación con energía renovables.

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