OPINION Santiago Barcón (Edición 164 Energía Hoy).- La realidad es muy terca pero máxime si se trata de cuestiones eléctricas. No se le puede exigir a un sistema más allá de la capacidad de diseño que posee puesto que intentarlo provoca que se proteja y salga de operación.
Los cortes programados en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), donde se desconecta un bloque de carga para evitar el colapso total, volvieron a hacer su aparición. Con antelación tuvimos varios apagones en el sureste, algunos más cubiertos por los medios informativos que otros, lo cual era un claro indicativo de que se estaba operando a la capacidad máxima.
Cuando un SEN se sobrecarga empieza a presentar oscilaciones que hay que detener antes de que se transforme en una pérdida operativa total. La forma de llevarlo a cabo consiste en lo que en el argot del medio se denomina como tirar carga. Al desconectar usuarios se recupera capacidad y permite volver a operar en forma normal. Maravilloso desde el punto de vista teórico, y para evitar una pérdida total del SEN, pero los afectados tienen daños muy considerables por producción perdida, falta de productividad, en cargas críticas como hospitales el costo de operar sus plantas de emergencia y tantas más que conocemos o no cuesta trabajo imaginárselas.
Recuerdo a Mauricie Chevalier, el actor francés, quien ante la pregunta de: ¿Qué opina usted de la vejez? respondió: “Mejor que la alternativa”. Algo similar ocurre en un SEN ya que de no tomar la decisión de afectar a un grupo de usuarios se corre el riesgo de tener un colapso y tener los que coloquialmente llamamos apagón.
¿Cómo llegamos a ésta situación? Las causas son múltiples, como es natural en un sistema tan complejo, pero básicamente se debe a prestar poca atención a los fundamentos de los que requiere un SEN. Para su correcta operación debe de contar con márgenes de reserva, tanto de potencia activa como reactiva, que permitan su funcionamiento aún en casos de contingencia. El Código de Red (CR), publicado el 8 de abril del 2016 en el Diario Oficial de la Federación, indica con claridad los valores y acciones a tomar al llegar al estado de emergencia, que es menos de un 3 % de reserva operativa, que incluye, por supuesto, la desconexión de las cargas. Nos hemos comido el colchón que teníamos y la falta de abasto de gas, de calidad y en volumen suficiente, el atraso en líneas de transmisión aunado al diferimiento de entrada de operación de varias centrales nos tienen en la cuerda floja. Añadamos que si el año es caluroso, como se espera, el efecto del campeonato mundial de fútbol y las elecciones tenemos una tormenta casi perfecta.
Los tiempos de implementación de las medidas no son rápidos, al tratarse de obras de infraestructura complejas, y por otro lado al no poder detener la operación de las plantas por lo que el mantenimiento comienza a atrasarse lo que incrementa la posibilidad de una falla que tendrá consecuencias mayúsculas.
Viendo esta realidad, ¿qué opciones tenemos? En realidad pocas, desde el punto de vista del SEN, más allá de acelerar las obras y pasar la punta del verano para iniciar mantenimientos. Pero para apoyar al SEN hay dos herramientas que creo no se han utilizado y que darían un respiro importante. Estas pueden estar implementadas en menos de un año. La primera, y por mucho la más importante, viene en el mismo CR en sus últimas 6 páginas y que aplica a los Centros de Carga (CC) que son los usuarios, en media y alta tensión, que están conectados al SEN: fábricas, hoteles, centros comerciales, parques de diversión, cines y miles más. En esta sección indica las características que deben de cumplir todas éstas instalaciones y el CR mandata que se efectúe a más tardar el 8 de abril del 2019. Pocas páginas pero que cambian, en forma radical, las características eléctricas con las que el SEN ve a la carga. El CR es un tema muy complejo, aún para los que estamos involucrados, pero lo que ocasiona, simplificando, es que el CC se vuelve estable y por ende deja de demandar energía que no se utiliza. Como el CR pide un factor de potencia del 95%, el 95% del tiempo esto permite que toda la energía activa sea utilizada en trabajo liberando capacidad al SEN. De hecho si los CC hubiesen cumplido con el CR no estaría el CENACE y CFE con el alma en un vilo.
Por desgracia más del 99.5 % de los CC no han ni siquiera iniciado el cumplimiento del CR y eso que quedan 10 meses. Triste situación y la mayoría de los clientes dicen: “No lo conocía” claro que, como ya sabemos, el desconocimiento de la ley no exime del cumplirla. La CRE debe de concentrarse en exigir el cabal cumplimiento y, por supuesto, con un mayor enfoque en las zonas críticas.
Otra acción remedial incluye instalar baterías de almacenamiento en sitios que sean estratégicos y que den soporte al sistema. Esto paliaría las deficiencias que tiene ahora el sistema. También el fomentar la instalación de generación fotovoltaica en cargas con aire acondicionado constituye una acción que permitirá evitar esta nueva punta en el sistema. Haciendo historia, antes nuestro pico era alrededor de las 7 pm pero al volverse más común los sistemas de enfriamiento ésta se ha movido a la hora canicular.
Existen decenas más de acciones pero, para reiterar, el cabal cumplimiento del Código de Red constituye, por mucho, la mejor forma de evitar estos cortes y, por si fuese poco, la más económica y rápida de implementar.
La CRE tiene que supervisar con celo que la ley se cumpla. Ahora están pagando justos por pecadores.
Nos alcanzó el destino: cortes programados y apagones en el Sistema Eléctrico Nacional, ¿qué podemos hacer?
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