Ciudad de México (Santiago Barcón / Energía Hoy).- Si algo resulta digno de alabanza a las autoridades energéticas de nuestro país es la pulcritud con la que se han llevado las subastas y asignaciones tanto en petróleo como en renovables. Siempre se tendrán comentarios negativos, en general de los que perdieron o se quedaron muy cerca de ganar, pero en éstos procesos ni eso escuchamos. De nuevo un reconocimiento.
Sin embargo resulta por lo menos igual de importante, y probablemente más, el que se informe periódicamente del avance de los proyectos. De nada sirve contar con los mejores precios si la obra no se construye o la tenemos en el limbo por la razón que sea: lo que realmente importa es que inicien producción y estén construidas para funcionar sin problemas.
Es vox populi que muchos de los ganadores de las subastas de renovables y de las rondas enfrentan problemas de diversas índoles. Aprobaciones del medio ambiente, el que encuentran restos arqueológicos, problemas muy graves para negociar con los propietarios, cacicazgos, consulta indígena y una infinidad más. Si a esto aunamos el que muchos entraron con precios tan agresivos que resultarán en pérdida financiera la ecuación se complica aún más.
Se trata de tapar el sol con un dedo, o por lo menos de ocultar el problema, cuando se finalizan algunos de éstas obras inaugurándose con bombo y platillo a las que siguen discursos oficiales de “una muestra de que los proyectos si se concluyen”. Justificación no pedida culpabilidad manifiesta. Por supuesto varios, sin duda, llegan a feliz puerto pero los que causan problemas resultan ser de los que desconocemos si progresan o no.
Requerimos más transparencia e información permanente sobre los proyectos porque sólo de esta forma podremos conocer los avances y, sumamente relevante, aprender que funciona o no.
Por ejemplo si las subastas o rondas dan precios que suenan bien en papel pero que al final quedan en papel y, muy probable, batallas legales podemos diseñar mecanismos que proporcionen precios bajos pero no temerarios. Hay cientos de mecanismo para implementar como puede ser el eliminar la oferta más baja o, ya bien, desecharla si está un x % por debajo del las tres más cercanas. El comprar barato en general resulta más caro cuando observamos la vida completa del producto. Todos tenemos experiencias de adquirir bienes o servicios que lucen bien en el documento pero que el resultado resulta funesto. ¿O, pregunto, se extraerían una muela con el dentista que proporcione el precio más bajo?
Debemos buscar maximizar el valor agregado de estas rondas y subastas por lo que al igual que en el concurso de asignación se sabe todo la información y esto debe de continuar en forma permanente. Así lograremos un círculo virtuoso. Podemos y debemos.
Urge transparencia e información permanente de proyectos y subastas
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