Por Ramsés Pech
Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos
¿Qué es ESG? Es el acrónimo de Environmental, Social and Governance, que en español significa Ambiental, Social y Gobernanza. Estos criterios se utilizan para evaluar el impacto que tienen las empresas en el medio ambiente, en la sociedad y en la transparencia de su gestión.
En los últimos años, invertir y operar con base en criterios ESG se ha vuelto cada vez más popular entre inversionistas, empresas y reguladores; ya que se considera que fomenta prácticas más responsables y sostenibles para el mundo.
Actualmente, entre el 80 y el 85% del petróleo crudo consumido se utiliza para generar combustibles destinados a la movilidad de motores o turbinas en el transporte.
Hoy en día, las principales compañías petroleras están reduciendo sus inversiones en energías limpias y moderando sus ambiciones en materia de hidrógeno, en respuesta al creciente sentimiento anti-ESG y al cambiante panorama político frente a la nueva estructura arancelaria.
¿Qué es el movimiento anti-ESG?
El movimiento incluye a una amplia gama de personas, organizaciones y partes interesadas que critican o rechazan el énfasis en los factores ESG en la toma de decisiones. Su fundamento radica en la oposición a los principios ambientales, sociales y de gobernanza, al considerarlos con frecuencia como una distracción de la maximización de beneficios, una forma de interferencia política o una agenda ideológica. Este movimiento agrupa a sectores tradicionalistas como la industria de los combustibles fósiles.
La corriente comenzó en 2021 en Texas, a partir de la aprobación de dos leyes que restringían la actividad comercial del estado con empresas consideradas hostiles a las industrias de combustibles fósiles y armas de fuego. Texas prohibió a fondos de pensiones y a otras entidades estatales invertir en aproximadamente 350 fondos que promovían la inversión con criterios ESG, argumentando que estos no favorecían los intereses financieros de sus clientes.
Un nuevo informe de Global Data revela cómo Estados Unidos se ha convertido en el epicentro de una creciente ola de sentimiento anti-ESG en todo el mundo. El documento cita un rastreador de Pleiades Strategy, que señala que entre 2021 y 2024 se presentaron un total de 370 proyectos de leyes anti-ESG en las legislaturas de 40 estados.
Mientras tanto, los esfuerzos de la Unión Europea por simplificar su marco regulatorio han provocado también una tendencia anti-ESG. Los mercados internacionales han mostrado resistencia a los estándares ESG mediante iniciativas como el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) y el Pacto Verde Europeo, que imponen criterios de sostenibilidad al exigir la divulgación de los riesgos relacionados con ESG.
Global Data ha pronosticado que el movimiento anti-ESG terminará por afectar a empresas de todos los sectores, incluidas instituciones y otras entidades que hasta hace poco se consideraban independientes.
¿Cuál es la razón de la prevalencia de esta tendencia anti-ESG en el mundo actual? La respuesta se encuentra en los miles de millones de ingresos que genera la venta de combustibles fósiles, principalmente gasolina, diésel, turbosina y otros petrolíferos derivados de las plantas de refinación.
De acuerdo con el Reporte del Mercado de Combustibles, edición 2025 de Cognitive Market, el mercado mundial de combustibles (gasolina, diésel, combustóleo, turbosina, entre otros) registró un valor de 3.82 billones de dólares (70.18 billones de pesos) en 2021; y se estima que para finales de 2025 alcanzará los 4.43 billones de dólares (81.57 billones de pesos).
Según el mismo reporte, para 2033 el mercado de combustibles llegará a los 5.99 billones de dólares (110.20 billones de pesos). El sector crecerá a una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) de 3.83% entre 2025 y 2033.
El mercado de combustibles de América del Norte (Estados Unidos, Canadá y México) representa el 39.80% de la cuota mundial. Este segmento pasó de 1.55 billones de dólares (28.53 billones de pesos) en 2021 a 1.76 billones de dólares (32.45 billones de pesos) en 2025. Se prevé que alcance los 2.30 billones de dólares (42.33 billones de pesos) en 2033, con una TCAC de 3.37%. Para 2025, la distribución de mercado se estima en Estados Unidos (67.30%), Canadá (24.20%) y México (8.50%). El mercado mexicano de combustibles representará alrededor de 150 mil millones de dólares (2.8 billones de pesos) en 2025.
El mercado europeo de combustibles representa el 18.20% de la cuota mundial. Este segmento pasó de 709 mil millones de dólares (13.05 billones de pesos) en 2021 a 806 mil millones de dólares (14.84 billones de pesos) en 2025. Para 2033 alcanzará 1.05 billones de dólares (19.30 billones de pesos), con una TCAC de 3.32%. Para 2025, la participación por país será: Reino Unido (20.00%), Alemania (17.10%), Francia (14.50%), Italia (11.50%), Rusia (4.10%), España (9.10%), Suecia (5.40%), Dinamarca (4.30%), Suiza (6.10%), Luxemburgo (1.50%) y el resto de Europa (6.40%).
El mercado de combustibles en Asia-Pacífico representa el 29% de la cuota mundial. Este segmento pasó de 1.07 billones de dólares (19.70 billones de pesos) en 2021 a 1.28 billones de dólares (23.56 billones de pesos) en 2025. Se espera que alcance 1.85 billones de dólares (34.14 billones de pesos) en 2033, con una TCAC de 4.70%. Para 2025, la distribución por país será: China (38.70%), Japón (19.80%), India (11.70%), Corea del Sur (12.10%), Australia (4.60%), Singapur (2.80%), Sudeste Asiático (4.70%), Taiwán (3.10%) y el resto de Asia-Pacífico (2.50%).
En el corto plazo, las políticas ESG entrarán en una pausa, aunque podrían retomar fuerza posteriormente. La razón es que el mercado de combustibles genera altos dividendos, impulsados por el crecimiento de la población mundial, la urbanización y la industrialización, factores que sostienen la demanda de combustibles en los sectores de transporte, manufactura y generación de energía. Además, las políticas mundiales no presentan aún una ruta clara para que cada país abandone los combustibles fósiles.
El dilema actual es cómo sustituir de manera inmediata los ingresos que este mercado produce, ante la falta de una estrategia económica sólida basada en energías infinitas. Las economías emergentes, en particular, están ampliando su infraestructura y sus redes de movilidad, lo que incrementa de manera significativa el consumo de combustibles fósiles y alternativos; situándolas varios pasos por delante de otras naciones.
Muchos países en desarrollo, productores y exportadores de combustibles utilizan este mercado como amortiguador estratégico para realizar inversiones futuras con el objetivo de alcanzar una matriz energética limpia e inagotable, sobre todo en la generación de electricidad. Esto es crucial frente a la tendencia global hacia la electrificación de hogares, industrias, comercios; transporte y prácticamente todas las actividades que requieren energía para operar o transformar.
México se ha convertido en uno de los países con una postura anti-ESG, lo que podría llevarlo a continuar dependiendo de los combustibles fósiles por más de ocho décadas antes de poder prescindir de ellos en la totalidad de sus actividades.
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