Ramsés Pech
Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos
El continente europeo, excluyendo al Reino Unido, dispone de una capacidad total de almacenamiento de aproximadamente 3,700,000 MMpc de gas natural. Al mes de octubre, se registra un nivel de almacenamiento de 3,100,000 MMpc, equivalente al 83% de su capacidad máxima. El consumo diario estimado asciende a 50,000 MMpc, por lo que, con base en los volúmenes actuales, Europa cuenta con reservas suficientes para cubrir 62 días de demanda energética.
A partir de la primera mitad de 2025, Europa comenzará a importar una mayor cantidad de gas natural licuado (GNL) que de gas por gasoducto. Este cambio responde a la necesidad de reemplazar el suministro de gas ruso, a una disminución en la producción interna y a una creciente demanda de almacenamiento.
Para el año 2025, se prevé que Europa alcance un promedio diario de importación de alrededor de 34 mil millones de pies cúbicos. Se estima que aproximadamente el 55% de este volumen será transportado a través de ductos, mientras que el resto corresponderá a la modalidad de gas natural licuado (GNL).
El precio del GNL en Europa ha oscilado entre 11 y 14 dólares por MMbtu, mientras que el gas suministrado por ductos se sitúa entre 3 y 3.50 dólares por MMbtu. Por tanto, el GNL es entre tres y cuatro veces más costoso que el gas transportado mediante tuberías. Durante el primer semestre de 2025, el 65% de las importaciones europeas de GNL provinieron de los Estados Unidos; mientras que Noruega aportó el 53% del gas enviado por ductos. En cuanto a Rusia, representa únicamente el 12.90% de las importaciones de GNL y el 11.10% a través de ductos; se estima que, para 2030, estos porcentajes podrían reducirse a cero.
Estados Unidos es el principal productor mundial de gas natural, con una producción que alcanza niveles récord de entre 105 y 108 mil millones de pies cúbicos diarios. Este incremento se atribuye al uso de la tecnología de fracturación hidráulica (fracking), aplicada principalmente en yacimientos de gas de esquisto (shale gas).
Estados Unidos registra un consumo aproximado de 90,000 MMpcd de gas. Al mes de octubre, las reservas totales alcanzan los 3,641,000 MMpc, de una capacidad total de almacenamiento de 4,671,000 MMpc, lo que representa una cobertura estimada de cerca de 40 días en relación con el nivel actual de consumo.
Estados Unidos exporta diariamente entre 14 y 18 mil MMpcd de GNL, principalmente a Europa. Adicionalmente, mediante ductos, se transfieren entre 9 y 10 mil MMpcd; de esta cantidad, el 77% se dirige a México y el resto a Canadá. El precio del gas enviado por ductos a México se basa en los valores de Waha, los cuales han registrado cifras negativas durante los últimos 21 días consecutivos.
México enfrenta una situación energética compleja: a pesar de ser productor de hidrocarburos, presenta una significativa dependencia de las importaciones de gas natural seco provenientes de su principal socio comercial. Esta circunstancia constituye un riesgo estratégico relevante tanto en el corto como en el largo plazo. Actualmente, el gas natural representa aproximadamente el 65% del combustible utilizado en la generación eléctrica. El país consume en promedio 8,800 MMpcd, de los cuales únicamente el 23% corresponde a producción nacional.
México cuenta con un inventario de almacenamiento de gas natural equivalente a solo 2.4 días (18,000 MMpc), lo que incrementa su vulnerabilidad ante posibles interrupciones en el suministro. Este almacenamiento se realiza en depósitos subterráneos, como yacimientos agotados, acuíferos confinados y cavernas salinas, así como en tanques de gas natural licuado (GNL) y gasoductos; factores que contribuyen a una incertidumbre latente para el mercado energético e industrial del país.
Del análisis previo se puede concluir que Europa cuenta con reservas que le permitirían afrontar situaciones adversas, especialmente durante los meses de invierno. Por otra parte, Estados Unidos mantiene el control sobre el gas natural por ductos y el GNL, lo que lo posiciona como el principal exportador a nivel mundial, siendo Europa y México sus principales clientes. En el caso de México, la ausencia de un sistema estratégico de almacenamiento genera incertidumbre diaria en el mercado y dificulta garantizar el suministro en el corto plazo ante posibles contingencias de abasto.
¿Cuáles podrían ser los motivos por los que Europa consideraría ventajoso contar con la ubicación geográfica de México?
1. La proximidad a uno de los principales productores mundiales de gas natural representa una ventaja significativa en términos logísticos y de transporte.
2. Evitar la dependencia de Rusia y de otras naciones.
3. Dejar de importar GNL y prescindir de los centros de licuefacción.
4. Contar con precios negativos ocasionales en el gas natural podría traducirse en una ventaja competitiva para el costo de la electricidad, beneficiando así a los sectores manufacturero, siderúrgico y comercial.
5. La integración económica entre Europa y Estados Unidos podría fortalecerse, aprovechando los tratados de libre comercio existentes en América del Norte.
6. La capacidad de llenar los centros de almacenamiento de manera eficiente permitiría gestionar mejor el precio del gas.
7. Contar con un suministro de gas natural de alta calidad sería fundamental para el óptimo funcionamiento de las plantas generadoras de electricidad que operan con este recurso.
8. Disponer de un precio estable, no afectado por factores bélicos, geopolíticos o fluctuaciones del mercado, representaría una ventaja significativa, permitiendo a Europa negociar mejores condiciones y acceder a contratos más beneficiosos.
9. La reducción de la dependencia hacia rutas marítimas largas y vulnerables representaría una mejora significativa.
10. El transporte terrestre por ductos presenta menores emisiones en comparación con el transporte marítimo, lo que contribuye a disminuir la huella ambiental relacionada con el suministro energético, alineándose con las políticas medioambientales del continente europeo.
En resumen: si Europa estuviera ubicada en México, tendría ventajas logísticas, comerciales y de seguridad al comprar gas natural a Estados Unidos, lo que se traduciría en un suministro más económico, seguro y eficiente. Este escenario resalta la importancia de la ubicación geográfica de México en el comercio internacional de energía y daría con ello un mayor crecimiento al continente europeo.
¿Cuál es la razón por la cual México no aprovecha su ventaja geográfica?
Una posible respuesta sería la necesidad de mejorar la infraestructura de ductos y almacenamiento. Si México lograra implementar los diez puntos mencionados previamente, el país podría evitar las limitaciones y el abandono de los yacimientos que contienen gas seco. Sin embargo, debido a restricciones ambientales y políticas, existe una alta probabilidad de que México dependa del gas natural proveniente de Estados Unidos durante al menos ocho décadas.
La pregunta fundamental es: ¿incrementar la producción de gas en México será una estrategia efectiva? La respuesta parece negativa, ya que gran parte del gas extraído contiene líquidos y requiere un procesamiento adecuado para eliminar impurezas. Para ello, se necesita un presupuesto significativo destinado a los centros de procesamiento de gas, con el objetivo de reducir las importaciones de gas seco utilizado en el sector eléctrico.
Por otro lado, la perforación en formaciones donde se aplica fractura hidráulica plantea desafíos temporales considerables; dado que alcanzar niveles de explotación similares a los de Estados Unidos tomaría entre una y dos décadas. Esto dependería de la asignación de campos a la empresa estatal, de la disponibilidad presupuestaria; y del número de contratos mixtos o de servicios financiados por inversionistas privados que el gobierno autorice.
Estados Unidos lo logró en menos de una década para controlar el mercado del gas a nivel mundial; y para conseguirlo, tuvo que perforar entre diez mil y veinte mil pozos anualmente durante varios años. En México, en cambio, no se supera la cifra de 300 pozos por año.
Tan cerca del gas y tan lejos de una estrategia energética de transición para el mediano plazo.
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