Ciudad de México (Juan Carlos Chávez / Energía Hoy).- México enfrenta múltiples desafíos económicos y fiscales. En 2020, el brote de Coronavirus conducirá a una profunda recesión. En el mediano plazo, el gobierno mexicano tendrá perspectivas de crecimiento económico moderadas y una presión para proporcionar sustanciales y recurrentes apoyos a Pemex. En este informe, se responden preguntas frecuentes sobre estos desarrollos y sus implicaciones crediticias. Moody´s contesta a las preguntas.
1.- ¿Por qué la perspectiva de crecimiento a mediano plazo de México se ha debilitado?
Esperamos un menor crecimiento a mediano plazo como resultado del sentimiento comercial negativo, que continuará impactando a la inversión. La implementación desigual de las reformas estructurales, con una reversión de facto de la reforma del sector energético de la administración anterior, también está limitando las perspectivas de crecimiento. Incluso al eliminar la contracción del PIB inducida por el Coronavirus este año, el crecimiento a mediano plazo seguirá deprimido, con un promedio de 2% en 2021-23. Esto es notablemente más bajo que el crecimiento promedio de 2.7% en 2010-19.
Cuando elevamos la calificación soberana de México de Baa1 hasta A3, esperábamos la implementación de reformas estructurales para aumentar el crecimiento potencial de México al 3%. Pero la implementación ha sido desigual en el mejor de los casos, con reformas que no han tenido el impacto esperado en la productividad total. En junio de 2019, cuando asignamos una perspectiva negativa a la calificación soberana, ya esperábamos que el crecimiento a mediano plazo cayera por debajo de la tendencia histórica de México, pero aún permaneciera entre 2.0% y 2.5%.
Las decisiones de política económica de la nueva administración han alterado fundamentalmente el sentimiento empresarial y han impactado negativamente en la inversión privada para los años venideros, reduciendo aún más las perspectivas de crecimiento a mediano plazo de México. La pandemia de coronavirus solo ha exacerbado los desafíos económicos del país.
Algunas de estas decisiones, las cuales precedieron al Coronavirus, fueron:
- La cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en octubre de 2018, el cual ya estaba a la mitad de su construcción. La cancelación se dio después de un plebiscito conducido fuera de la legalidad.
- La finalización de las licitaciones privadas para construir un proyecto de refinería (Dos Bocas) en mayo de 2019, después de que las ofertas fueran más altas de lo que el gobierno había anticipado. El gobierno planea construir la refinería en sí, pero dada su limitada experiencia en la construcción de refinerías, es probable que el proyecto termine costando más y tomando más tiempo de lo que el gobierno planeó.
- La solicitud de arbitraje para renegociar contratos para CFE en junio de 2019, con respecto a los pagos de la misma CFE por una tubería. Esto minó la confianza del mercado. En la mente de muchos inversores, abrió la puerta a la posibilidad de que el gobierno cancelaría en el futuro contratos por razones políticas, incluso la CFE terminó abandonando el proceso de arbitraje legal unos meses después.
- La falta de claridad sobre el papel que tendrá la inversión privada en el sector eléctrico también representa un riesgo para la inversión en proyectos renovables y de gas natural, ya que el gobierno aún no ha definido una agenda. En enero de 2019, los operadores de los mercados de electricidad cancelaron la cuarta subasta de energía renovable, lo que arrojó dudas sobre la futura financiación privada de nuevos proyectos energéticos.
- Y más reciente, la cancelación de una cervecería el pasado 22 de marzo, que ya estaba en construcción, luego de un plebiscito con los lugareños debido a sus preocupaciones sobre el suministro de agua. Las cámaras empresariales en México consideraron que la decisión fue un duro golpe para la confianza de los inversores.
2.- ¿Cuáles son las implicaciones fiscales del apoyo continuo del gobierno a Pemex?
El continuo deterioro de la situación financiera y operativa de PEMEX debilitará su calificación crediticia.
La reforma energética del pasado permitió a PEMEX asociarse en acuerdos de riesgo compartido con empresas petroleras mundiales que conducirían a una transferencia de tecnología y ampliarían la frontera de producción de petróleo, lo que podría permitir la explotación de los recursos de esquisto bituminoso. Sin embargo, el cambio en su modelo de negocio no solo evita estas herramientas, sino que también busca tener a Pemex al frente y al centro de la exploración y la producción.
En ausencia de inversiones del sector privado para ayudar a Pemex a aumentar su producción y mantener sus reservas, la compañía petrolera requerirá el apoyo gubernamental. Estimamos que el gasto de capital planificado de Pemex es insuficiente para cumplir con sus propios objetivos de producción de petróleo y para reemplazar completamente las reservas, lo que significa que requerirá más apoyo relacionado con la inversión (alrededor del 1% del PIB por año).
Apoyar a Pemex en 2020-22 con fines de liquidez y ayudar a la compañía a cumplir con las futuras obligaciones de deuda le costará al soberano hasta un 2% del PIB anualmente. Si el gobierno decide proporcionar apoyo adicional para aumentar el gasto de capital de PEMEX y mejorar así su perspectiva a mediano plazo, el costo aumentaría hasta un 3% del PIB cada año.
A medida que el gobierno recorta el gasto para tratar de cumplir con sus objetivos fiscales, el impacto de un mayor apoyo a Pemex, la disminución de los ingresos del gobierno en medio de un crecimiento más débil del PIB y el aumento de la carga de intereses, conducirán inevitablemente a una tendencia creciente hacia la deuda.
Bajo nuestro escenario, esperamos que la deuda aumente en 10 puntos porcentuales para 2022, del 36.4% del PIB en 2019 al 46.7%. Si el brote de Coronavirus empeora y el gobierno enfrenta mayores presiones sociales para aumentar el gasto y apoyar a la economía, la deuda podría alcanzar el 49,6% del PIB para 2022. Si asumiéramos que el gobierno apoyará a Pemex para satisfacer las necesidades de gasto de capital, además de la liquidez y del respaldo de la deuda, entonces la deuda podría aumentar al 52% del PIB para 2022.
3.- ¿Cómo se ha debilitado el marco político y la capacidad institucional y cuáles son las implicaciones para el perfil crediticio soberano?
Los objetivos de la política social, fiscal y energética están en conflicto entre sí y cada vez es más difícil para las autoridades mantener dichas posturas, lo que genera incertidumbre sobre la dirección futura de la política. En general, creemos que la capacidad institucional del gobierno para responder y manejar los shocks de manera contundente se ha debilitado.
Existen conflictos inherentes entre los objetivos políticos clave del gobierno, que son difíciles de mantener con el tiempo y crean incertidumbre sobre los resultados finales de la política. La naturaleza conflictiva de apoyar a Pemex para que se convierta en el campeón nacional del estado y expandir los programas sociales y la inversión pública, al mismo tiempo de mantener la austeridad fiscal, está socavando la credibilidad del gobierno para cumplir con todas las prioridades políticas.
El gobierno ha mostrado su disposición a reducir el tamaño y el alcance de sus programas sociales para cumplir con los otros dos objetivos. Por ejemplo, la expansión de un programa para proporcionar transferencias de efectivo a los ancianos se ha financiado en parte mediante la reducción de otros programas que habían estado presentes en administraciones anteriores.
Dicho esto, los otros dos objetivos, apoyar a Pemex y mantener la austeridad fiscal, han dado como resultado políticas que resultarán insostenibles conforme pase el tiempo.
4.- ¿Cuáles son las implicaciones del brote de coronavirus para el perfil crediticio soberano de México?
La pandemia mundial de coronavirus afectará el perfil crediticio de México, con un crecimiento menor. La disminución de la demanda externa e interna dará como resultado una contracción económica significativa en 2020, antes de una ligera recuperación en 2021. Hasta ahora, la respuesta de la política del gobierno proporciona poco apoyo para mitigar el impacto negativo en el crecimiento económico, lo que dará como resultado una menor recaudación fiscal.
La contracción más profunda tendrá lugar en el segundo trimestre del año, en medio de interrupciones en las cadenas de suministro, de una fuerte disminución de la demanda externa de los Estados Unidos (que representó el 80% de las exportaciones totales de México en 2019), y del impacto interno por las medidas de cuarentena. Una profunda recesión en los Estados Unidos afectará particularmente a las exportaciones manufactureras y al turismo mexicano.
Muchos fabricantes de auto-partes han estado cerrados durante semanas, incluso antes de los cierres obligatorios del gobierno, y la caída de los precios del petróleo también ha afectado la rentabilidad y la producción en el sector petrolero. La actividad comercial nacional en México, particularmente en los sectores de servicios y construcción, también ha comenzado a disminuir, después de la implementación de las medidas de contingencia sanitaria más estrictas en pro de evitar la propagación del Coronavirus.
Desde el lado de la demanda, esperamos que la contracción más aguda se produzca en la inversión, seguida de las exportaciones, que están estrechamente vinculadas a la demanda de la Unión Americana. La contracción del consumo privado debería ser modesta en comparación, dada la naturaleza no obligatoria del cierre de muchas empresas y la cantidad de personas que necesitan seguir trabajando para subsistir.
El 21 de abril pasado, el gobierno extendió las medidas de distanciamiento social y el cierre recomendado de toda actividad no esencial hasta el 30 de mayo, a medida que el país pasa a la Fase 3 de propagación del virus. Los casos reportados en México siguen la tendencia promedio observada en otros países, y no se ve un panorama más optimista que el país promedio.