Escrito por: EH 360°, Internacional

Contaminación: Cómplice del COVID-19 y asesino silencioso

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Expertos coinciden en que la contaminación del aire agrava los casos de las personas que padecen COVID-19

La contaminación del aire es una amenaza para la salud en el contexto de la pandemia por COVID-19 y fuera de él. Acotarla debe ser una preocupación de los gobiernos y las empresas en el mundo.

De acuerdo con el coordinador ejecutivo de Vinculación Institucional de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME), Víctor Hugo Páramo Figueroa, “las poblaciones que viven en lugares con mala calidad del aire son más vulnerables a las epidemias respiratorias; pues la contaminación debilita el sistema inmune y lo hace menos resistente a virus y bacterias”.

En ese sentido, el Informe Mundial sobre la Calidad del Aire 2020 demuestra que nueve de cada diez habitantes del planeta, es decir, siete mil millones de personas, respiran niveles peligrosamente altos de aire contaminado. “Debido a su ubicuidad y gravedad, la contaminación del aire constituye el mayor peligro para la salud ambiental del mundo”.

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Una investigación sobre el COVID-19 evidencia de los efectos adversos de la contaminación del aire ambiental; incluso se sugiere que entre el 7 y 33%, la proporción de las muertes por el virus se atribuyen a la contaminación.

Relación complice

De acuerdo con el estudio Pandemia de COVID-19: un llamado de atención para un aire limpio, cuya investigación fue liderada por Stephen Andrew Mein, médico del Departamento de Medicina de Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) cada vez hay mayor evidencia de esta relación.

En principio, se encontró que un crecimiento de (1G / m3) en partículas finas inhalables a largo plazo (PM2.5) representa un aumento del ocho por ciento en la mortalidad durante la pandemia. El informe también refiere que la contaminación del aire ha contribuido en un 15% a la mortalidad por COVID-19 en el mundo.

“Los estudios que revisamos evaluaron si la exposición a la contaminación del aire ambiental a largo plazo que ocurrió años antes de la pandemia se asoció con peores resultados de COVID-19”, afirmó Mein.

De esta forma, los científicos sugieren que la exposición prolongada a la contaminación del aire puede dañar el sistema inmunológico, lo que lleva tanto a una mayor susceptibilidad a los virus como a infecciones virales más graves. Por ello, la calidad del aire está considerada como uno de los mayores retos sanitarios del mundo.

“La pandemia ha puesto de relieve las consecuencias para la salud de la contaminación del aire, incluidos los efectos agudos sobre las defensas inmunológicas respiratorias y los efectos crónicos que conducen a un mayor riesgo de enfermedad cardiopulmonar crónica”, dijo Mein.

Además, abundó dichos efectos probablemente expliquen la mayor mortalidad por COVID-19 entre las personas expuestas a una mayor contaminación del aire. El COVID-19 es una llamada de atención para adoptar estándares de calidad del aire más estrictos.

Enfermedades ocasionadas por la mala calidad del aire

Las principales enfermedades que causa o agrava la contaminación atmosférica son:
1.- Cardiovasculares o respiratorias
2.- Asma
3.- Alergias
4.- Envejecimiento prematuro de los pulmones
5.- Cáncer de pulmón

Acciones para mejorar el aire

Entre las cosas que se deberían comenzar a hacer están: reducir el tráfico motorizado en las áreas metropolitanas; potenciar el transporte público e intentar que se utilicen vehículos eléctricos; impulsar el uso de la bicicleta o el tránsito peatonal; reconvertir el concepto del transporte interurbano; ahorrar energía en nuestros hogares y apostar por la producción de electricidad renovable.

 

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