Escrito por: Innovación

México tendría su primera biorefinería en el 2025: Investigadora


Ciudad de México (Iliana Chávez / Energía Hoy).-  En México ya se trabaja con distintas iniciativas para la producción de bioturbusina, que permite reducir a partir de 80% de las emisiones de CO2, y se prevé que para 2025 se instale la primera biorefinería, informó la investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Claudia Gutiérrez Antonio. Dijo que, pese a que en el país no hay ningún programa para biocombustibles en el sector de la aviación, estas iniciativas pueden impulsar la creación de toda una industria.
Durante el Primer Virtual Cofeecafé organizado por la Red Mujeres en Energía Renovable y Eficiencia Energética (Redmeree), “Combustible renovable de aviación:avances y oportunidades”, la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt expuso que en 2019, comentó que recientemente establecimos una colaboración con otro organismo que es una iniciativa para el desarrollo de combustible sustentable de aviación en México, y se prevé “establecer la primera bioreferinería para 2025”. En la medida en que las biorefinerías se empiecen a establecer, se empezará a crear este mercado para utilizar el biocombustible de manera actual.”
También es factible cuando la biomasa que quieres transformar son triglicéridos, en este caso, la petrorefinería se podría reconvertir para poder producir bioturbosina porque el proceso es similar. En el caso de las biomasas celulosas, sólo podría encajar en la última parte del proceso.
La doctora en ingeniería química indicó que uno de los principales retos a lograr es que el combustible para aviones generado a partir de biomasa que tenga una composición exactamente igual a la turbosina de origen fósil, pues de lo contrario implicaría modificar los componentes de los motores, lo cual sería muy costoso.
Expuso que dentro de la transición energética se están considerando muchos aspectos, muchos guiados por los fondos de Conacyt, pero no hay un programa para el sector de la aviación, y justamente es por eso que consideramos trabajamos en este tipo de iniciativas para crear este círculo virtuoso de impulsar el establecimiento de la industria de la producción de los combustibles renovables de aviación.
De acuerdo con los análisis que ha realizado con un grupo de investigadores, es factible técnicamente convertir la biomasa a bioturbusina. Sin embargo, en lo que estamos aún atorados es en la parte financiera, el precio de un litro de turbosina de origen fósil anda en 12 pesos por litro, es incluso más barata que la gasolina y el diésel. Necesitamos que los procesos de producción sean muy competitivos para que el precio no sea excesivamente superior al de la contraparte fósil.
Y los problemas asociados a esta conversión o los cuellos de botella se ubican en los procesos de los diferentes tipos de biomasas y su costo según su procedencia: azúcares y almidones; lignocelulósica; y triglicéridos.
No obstante, la experta indicó que para alcanzar la factibilidad financiera, en el caso de la biomasa ricas en triglicéridos es utilizar las materias primas de bajo costo como son los residuos domésticos e industriales, es decir, el aceite de cocina, las grasas de pollo, los aceites industriales. Estas biomasas tienen como principales ventajas su disponibilidad en cualquier época del año, el costo asociado a su recolección es mínimo que compensa la adicción de etapas de pretratamiento para calidad homogénea, previo a su hidroprocesamiento.
En el caso de los azúcares y los almidones se pueden incluir los residuos domésticos e industriales, con un costo mínimo asociado a su recolección, sería la solución al problema de acumulación de residuos orgánicos y pretratamientos de alta eficiencia con el cultivo de insectos como una alternativa para su conversión y crear una biomasa que se puede fragmentar y fabricar biocombustible u otros productos de valor agregado que darían viabilidad financiera.
Y para el caso de la biomasa lignocelulósica, se incluyen residuos de cultivos, de podas, forestales; tienen un costo mínimo asociado de recolección; aquí no estamos explorando los procesamientos clásicos sino generar una cadena de valor y producir biocombustibles sólidos que pueden reemplazar al carbón en las termoeléctricas y aunque también genera CO2 se puede convertir mediante fotocatálisis en bioturbosina.
Agregó que también se cuenta con herramientas para reducir los costos de producción a partir de dos estrategias: la integración energética y la intensificación de procesos, La primera permite aprovechar toda la energía que se tiene dentro del proceso para el calentamiento o enfriamiento de distintas corrientes con lo cual se pueden reducir los costos de operación principalmente los servicios auxiliares.
Y la intensificación de procesos, se pueden hacer sinergias entre diferentes operaciones o bien proponer equipos más compactos, de mayor eficiencia en la transferencia de masa que nos lleven a reducción de los costos de capital y en los costos de operación. Si utilizamos de manera conjunta estas materias de bajo costo, con estas herramientas que nos permiten reducir los costos de producción pensamos que podemos llegar a un combustible que no solo sea factible desde el punto de vista técnico y financiero.
 

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