Escrito por: Opinión

¿Qué sucede con las tarifas eléctricas?


Con incrementos desmedidos algunos usuarios iniciaron el 2018. Pronto iniciaron las excusas de las autoridades, confundieron sus papeles, demostraron que no analizaron a fondo el impacto de la decisión y, como vaticiné, energía más barata no lo da una Reforma Energética.
Al inicio del año las llamadas telefónicas que recibí referente al nuevo esquema tarifario superaron a los correos electrónicos e, inclusive, a los mensajes de WhatsApp.
Entiendo perfectamente la razón. Un usuario, sé que ahora quieren bautizarlo como cliente, pero los hechos no lo justifican, que recibe un recibo de consumo eléctrico 900 % superior al del mes pasado no puede menos que entrar en crisis. Me pregunto, ¿acaso no era sencillo correr un programa y calcular el porcentaje de incremento de cada usuario? Y con ello por lo menos estar preparado para responder a las quejas que naturalmente se tendrían y preparar planes de contingencia. Pero no se hizo, se minimizó diciendo que son unos cuantos, que no pasa del 400 %, lo cual es falso, que se tomarán medidas y, por supuesto, ahora entra una parálisis que evita que cualquier usuario cambie de régimen. Considérese que muchos de los nuevos participantes ofrecen energía con un costo 10 % inferior al del recibo CFE. Podrá argumentarse que el ahorro sigue existiendo pero, ¿qué pasa si paga y en 2 meses el Gobierno disminuye la tarifa como es obvio lo tendrá que hacer en muchos casos? ¿El Suministrador regresará la diferencia? Lo dudo.
Empecemos por recordar que las Reformas Energéticas, y la mexicana no es excepción, busca asignar costos eficientes. Esto se lleva a cabo por medio de las tarifas que envían al mercado las señales económicas. Hasta aquí todo de maravilla pero el problema consiste en que alguien que puso un hotel en Veracruz no lo puede mover a otro sitio e implementar las medidas que permitan disminuir el impacto y lleva tiempo y, más importante, ¿contra qué costo hago mi justificación económica? Por ello en muchos países los Reguladores han decidido aplicar una tarifa única de distribución que en México, después décadas de tarifas surrealistas, parecería tener sentido.
¿Qué sucedió? Las fórmulas elaboradas por la CRE toman datos históricos y el efecto de la demanda fue devastador en varios casos. La tarifa considera los últimos doce meses y el efecto se materializa en un solo recibo. Por otro lado si el usuario invierte en equipo de control de demanda no verá los resultados sino hasta dentro de un año; ya afectado por el nuevo costo poco flujo tendrá para invertir.
Quizás peor que los aumentos resultó ver como se manejó la crisis. La CRE diciendo que son unos cuantos, que no pasa de 400% de incremento, que se verá caso a caso y que “ya se está atendiendo”. Por su parte CFE, que debería restringirse a decir: “Aplicamos la metodología tarifaria de la CRE” promete ver caso por caso y comenta que resarcirá los cobros que no procedan cuando teóricamente no puede hacerlo. SENER, como corresponde, sin aparecer para que no le recuerden que prometió energía eléctrica más barata: las realidades económicas son muy tercas y al final se manifiestan. La Secretaría de Hacienda, sin duda, realizando cuentas de hasta qué nivel puede disminuir el cobro.
Por supuesto ante el río de sangre los “expertos” en energía aparecen por doquier y ofrecen conocimiento o soluciones. Me imagino a los usuarios afectados y que algún vivales les ofrezca un Ecowise “que le ahorra hasta un 40 % de energía” cuando es una caja negra pero resultará difícil de resistir la tentación.
A todos estos problemas se juntarán una serie de amparos por la retroactividad del cálculo de la demanda que sólo enlodarán más la problemática pero, que en un descuido, afecta a toda la Reforma Energética: sólo nos falta que la Suprema Corte de Justicia dictamine que es institucional.
Ante éste galimatías, ¿qué hacer antes de se complique aún más? Me permito sugerir, que de forma inmediata, se den tres años para la implementación y se vaya aplicando en forma paulatina y mensual, reflejando un 2.78 % del nuevo costo, cada mes. Inclusive que el recibo indique lo que se debe de pagar contra lo que en realidad correspondería. Esto permitiría que el incremento que corresponda sea más manejable y da tiempo al usuario de atenuar con soluciones técnicas su patrón de consumo. Adicionalmente el visitar, o por lo menos enviar un comunicado, a cada cliente que haya tenido más de un 30 % de incremento; esperar a que lleguen individualmente o a través de Cámarasamaras y﷽﷽ % de incremento, esperar a que lleguen individualmente o a trav, que se verña mensualámara y Asociaciones sólo enrarece el ambiente. Continuemos con que la CRE debe de dedicar más tiempo a la praxis y no a la teoría. Soy, lo reitero de nuevo, un convencido de la Reforma Energética pero deben de analizarse y simularse los efectos de las decisiones que se tomen, aunque estas sean correctas teóricamente.
Vamos bien pero no podemos caer en estas situaciones que son evitables y no benefician a nadie. No cejemos.

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